Prueba del Hyundai Inster: el ovni eléctrico que aparca donde quiere y no consume

Prueba del Hyundai Inster: el ovni eléctrico que aparca donde quiere y no consume
Prueba del Hyundai Inster

Que levante la mano quien no está hasta el moño de cochecitos eléctricos clónicos, todos cortados por el mismo patrón chino. Hyundai ha llegado y ha dicho: "quitaos que aquí viene el Inster". Y ojo, que este bicho impone desde el primer vistazo, aunque, aviso, igual te recuerda a algún juguete japonés de los 90. Eso sí, mola más ver un utilitario diferente por la calle que el enésimo copia-y-pega, ¿no?

Mini-SUV de chuchería y urbano rebelde

Solo hay que mirarlo de lado: 3,8 metros de largo, una anchura y altura casi calcadas: unos 1,61 metros de alto por 1,61 de ancho (1.575 mm en la versión Tecno que conduje yo, con mis 25 años y mi 1,86 de hombría automovilística). Si te parece raro, es normal, parece alto y rechoncho, pero justo eso es lo que llama la atención. En ciudad lo identificas en cero coma, no como los demás micro-SUVs.

Y hablando de ciudad, ojo, que hay versión Cross para los tíos aventurillas: con detalles "off road", plásticos, algún toque macarrilla y pinta de que lo puedes meter en un camino terroso sin que se desmonte a la primera. No es un Wrangler, pero si vives por Pontevedra y pillas carreteras chungas, te puede salvar alguna tarde.

El truco del almendruco: espacio por un tubo

Entrar al Inster es rollo ilusionista: ¿de dónde narices saca el espacio este coche? Han usado la plataforma del Casper (que en España no se vende, pero si te molan los coches coreanos seguro que te suena). La batalla, o sea, la distancia entre ejes, es de 2,58 metros. Eso es bastante para el tamaño total del bicho.

La jugada maestra es la banqueta trasera corrida y deslizante. Estando atrás, con la banqueta echada hacia el final, viajas mejor que en el asiento de muchos compactos o incluso berlinas medias. Yo he hecho un trayecto en ese asiento y os juro que no he tenido tanto espacio para piernas desde el taxi del aeropuerto. Puedes regular el respaldo y ganar o perder maletero según te salga de las narices.

Y el maletero, pues depende del rollo que montes dentro: 238 litros si vas a full piernas, 280 litros en modo normal y 351 si pones la banqueta toda delante (en plan Ryanair). Pero te pones a plegar todo y tienes hasta 1.059 litros. Eso es una barbaridad para llevar trastos, bicis, skateboards, abuela o la compra del año. Hasta los asientos delanteros se pueden plegar a lo "cama improvisada", ideal si te pillas fiesta en la playa.

Detalles raros y ecológicos que flipas

La primera vez que entras te quedas pillado con la tapicería: todo PET 100% reciclado. Techo, puertas y en algunos colores hasta la alfombra. Flipante. Menos huella de carbono y más postureo verde, que nunca sobra para fardar en la barra del bar.

Detalle friki: la banqueta del conductor va unida a una suerte de consola central, así que si andas metiendo botes o móviles se siente todo solido y pegado, como en un banco clásico.

Motores: la clave de la diversión y de guardar la cartera (o el enchufe)

El Inster básico lleva un motor eléctrico de 97 CV y llanta de 15”, suficiente si solo sales por ciudad y no tienes ansias, pero el bueno-bueno es el de 115 CV y llanta de 17”. No pongas cara de velocidad que aquí lo que interesa no es correr, sino tener empuje y autonomía decentes.

Batería de 49 kWh brutos, que da para 350 km según la ficha. ¿Y sabéis qué? Al probarlo ha gastado menos aún: Hyundai promete 15,1 kWh/100 km, yo lo bajé a 13 "sin sudar", incluso ví 12 en trayectos tranquilitos. El truco: pesa menos de 1.400 kg, tiene un Cx de 0,309 y la gestión electrónica es cremita. No hay muchos eléctricos en España que digan eso sin ruborizarse.

Por si te lo preguntas: el 0-100 lo hace en poco menos de 10 segundos (9,73), y con el maletero a tope sigue tirando suficiente para carretera. No es un Tesla ni falta que le hace, aquí lo que cuenta es llegar sin miedo a ese enchufe perdido en mitad de La Mancha.

Frenos y regeneración para flipados del pedal izquierdo

El Inster trae discos en las cuatro ruedas. Y el tacto lo notas desde el primer semáforo. Es de los pocos utilitarios eléctricos en los que no he notado fatiga de frenos ni siquiera haciendo curvas a ritmo animado en mi ronda de pruebas en polígono. Ah, y la frenada regenerativa tiene cinco niveles, se usan con las levas al volante. En modo bestia, dejas de usar el freno para ciudad, el coche se frena solo al levantar el pie. Ideal en caravana.

¿Y el rollo de la carga? Aquí no hay magia negra

Carga rápida en continua de hasta 85 kW; en alterna, la clásica de 11 kW. Y ya sabes, todo depende del cargador, la estación, la temperatura, si Mercurio está retrógrado y demás movidas eléctricas. Pero en la zona central de carga (de 20% a 80%) cumple lo prometido y no desesperas. Para uso en España, lo veo bien para el día a día y escapadas medianas.

¿Y cómo va en curva y ciudad?

En ciudad es una ratilla: fácil de aparcar, da vueltas en poco espacio aunque sea alto. Eso sí, al tener altura y ser estrecho, en curvas rápidas se inclina, nada grave pero que sepas que no es un mini hot-hatch. La suspensión es blandita pero no rebotona, y aunque lleva eje trasero de rueda tirada (más barato, más simple) no se viene abajo si vas a ritmo cañero. El control de estabilidad hace su trabajo, pero tampoco deja que te emociones de más.

En autopista no vibra, no mete ruidos y permite viajar a cruceros legales sin sudores fríos por la autonomía. Es urbano, pero no exclusivo para eso.

Si buscas un utilitario eléctrico para España que te quepa en cualquier hueco, te deje llevar medio piso en el maletero, no se beba la batería y encima no sea feo ni disfrazado de chino genérico, tienes que probar este raro de pelo pincho. No hay nada igual ahora mismo.