Un cerdito muy rápido
Es sabido de todos los grandes aficionados al motor que el Porsche 917 fue un coche legendario, del que se han escrito multitud de páginas, y que fue la estrella de una las épocas más apasionantes del mundo de las carreras de coches, como fueron las competiciones de sport-prototipos en los años 70.
Del 917 se diseñaron y construyeron algunas versiones, quizás las más conocidas fueron el 917 K cola corta (el que pilota McQueen en la película “las 24 horas de Le Mans”), el 917 L cola larga (versión especial para la carrera francesa con la parte trasera alargada, en la misma película es el coche blanco que en la primera vuelta rueda el primero), y las versiones CAN-AM, como el 917/30 con sus 1000 CV de potencia.
Pero hubo una versión del 917 que a pesar de que sólo corrió una vez, permaneció en el corazón de los aficionados por su historia, una historia de fino y corrosivo humor: el 917/20 “Pink Sau” (Cerdito Rosa). Fué un diseño único porque se intentó aunar en un sólo vehículo los beneficios de las versiones corta y larga del 917, para intentar conseguir más agilidad y rapidez en la pista de Le Mans.
Para ello, se encargaron dos diseños de carrocerías especiales para el trazado francés, una a Tony Lapine, en aquellos años jefe del departamento de diseño de Porsche, y otra a la empresa francesa especializada SERA. En el túnel de viento se demostró que el diseño de Lapine era superior al francés, pero aún así, se tomó la decisión de fabricar la idea de la empresa francesa, con el consiguiente disgusto del diseñador jefe. Pero como “consolación”, se le encargó a Lapine la decoración del coche.
Cuando vió el aspecto rechoncho y regordete del coche, a modo de venganza, Lapine mandó pintar el coche de color rosa y lo decoró como si fuera una ilustración de despiece de un cerdo, de los que se ponían en las carnicerías. Y para poner el punto final, sabiendo que la marca alemana había tenido que pagar una cuantiosa suma por el encargo del trabajo, utilizó la misma tipografía para las letras que las usadas en los billetes de dólar. El aspecto general es muy divertido, haciéndole a uno pensar que habría pasado por las cabezas de los directivos alemanes al ver por primera vez el coche.
En las 24 horas de Le Mans de 1971 el equipo de pilotos formado por Reinhold Jost y Willi Khausen, tomó la salida con el único 917/20 “Pink Sau”, comportándose en pista de una manera aceptable, rodando en un quinto lugar pero lejos de los coches de cabeza. Pero después de doce horas de carrera parece que una salida de pista unido a problemas de motor le obligó a retirarse de la prueba, siendo su última carrera.
Al año siguiente, la reglamentación cambió y los 917 dejaron de correr, quedando el “Pink Sau” arriconado en un polvoriento garaje, hasta que un coleccionista americano lo rescató en 1980, restaurándolo al estado original. Y posteriormente, regresó a su definitivo hogar, el Museo Porsche, donde se puede visitar actualmente. Este coche es uno de los autos de carreras más famosos y entrañables de toda la historia.