Prueba SEAT Ateca 2025, el SUV que parece más macarra de lo que corre

Ponle unas buenas zapas y color cañero y tendrás el mismo rollo que los polígamos con coche nuevo, sin vacilar ni gastar un dineral en caballos.
¿Qué pasa con el Ateca 1.0 TSI de 116 CV? Pues lo pintas de rojo Velvet, le calzas unas llantas bicolor de 17 pulgadas y, de repente, tienes un todocamino que a simple vista parece ir a dejarse la nómina en la gasolinera de lo rápido que va. Spoiler: no lo hace, pero ojo que tampoco es un caracol.
Diseño, aquí el tamaño no es lo que importa
Sabes que el Ateca lleva tiempo en el mercado. Salió en 2016 y tuvo lavado de cara en 2020. No invento nada. Ahora con el acabado Style XXL puedes meterle extras chulos: techo panorámico (1.205 euros de los buenos), pilotos traseros Full LED con intermitentes dinámicos (eso solo cuesta 94 euros, barato pa lo que cunde estéticamente).
El Ateca no es el más grande en su liga, mide solo 4,38 metros, pero ahí está el chiste: es compacto por fuera, familiar por dentro. Que tienes críos o colegas altos, sin dramas. Cabe la tropa y alguna suegra (si te la quieres llevar).
La anchura pasa del metro ochenta (1,84), así que no vas pegando coderas en cada giro, y la altura del coche es de 1,62. Vas alto, mandas tú, y no te dejas los riñones entrando o saliendo.

Interior con botones que se ven (para los haters de los táctiles chungos)
Dentro la cosa es cómoda. Digital de 10,25 pulgadas donde lo necesitas y pantalla central de 9,2 pulgadas con navegador de serie en el Style XXL. O sea, se ve como un coche actual pero sin tanto panel táctil de esos donde acabas cambiando el idioma sin querer.
El aire sigue yendo con ruletas normales. Esto para los que odian buscar en menús el clima. Y el Drive Profile de SEAT (por 260 euros) también con control clásico.
La cámara trasera, otros 260 euros, útil para aparcar de oído. Acceso sin llave son 405 euros, pero si eres de los que sólo lleva la llave para perderla no lo pagues.
Plazas traseras decentes hasta para colegas larguiruchos. La central ni de broma: el túnel del medio sigue siendo gordaco, que parece hecho adrede para fastidiar.
El maletero, por si te mola Ikea: 510 litros. Más que suficiente para lo habitual. Hay portón eléctrico y red divisoria si eres muy de orden (o viajas con mascota hiperactiva).
Mecánica "pinta lo que no es"
Debajo del capó va el 1.0 TSI de tres cilindros, turbo, gasolina, 999 cm³ y 116 CV a 5.500 rpm. No hay microhibridación, nada de etiqueta Eco. Ojalá la pusieran, que SEAT vendería más en España, pero de momento, te comes la etiqueta C.
El motor da 200 Nm entre 2.000 y 3.500 rpm. Para ciudad tienes fuerza sin que el coche se ahogue, pero si sales a autovía o te pilla un repecho, tienes que tirar de cambio y pasar de las 2.500 vueltas, porque ahí va algo más suelto el tricilíndrico. Es el típico bloque que si te emocionas bajando marcha parece que das el pego.
Cambio manual de seis velocidades, buen tacto, recorridos cortos y precisos. Aquí, lo de ir jugando con la palanca es obligatorio para adelantar o no quedarte dormido en la subida de La Cabrera.
De 0 a 100 en 11 segundos. No es un Tesla, pero tampoco es una lavadora con ruedas. Velocidad punta de 183 km/h, la multa la pillas igual que en algo más potente si te descuidas.
Consumo medio realista, unos 7 litros a los 100 km. En carretera tranquila he sacado incluso 5,4, eso sí, sin ir con prisas y con el aire apagado. La ficha marca 6, pero ya te digo yo (tras probar muchos en taller) que el 1.0 TSI en SUV gasta como coche pequeño, pero depende del pie derecho.
Peso en vacío de 1.345 kg. No es una pluma, pero para el tamaño y equipamiento, tampoco un mastodonte. Tracción delantera pura.
En marcha, ¡ahora sí! Esto sí que mola
He llevado varias veces el Ateca con este motor —el típico coche que te prestan los clientes en el taller para probar cosas, hacer la compra o incluso algún viajecillo corto. No es un coche que te baje la presión arterial en las curvas, pero por ciudad va ágil y en carretera se defiende si eres de los que usan bien las marchas.
Suspensión de serie tirando a cómoda, neumáticos de 215 mm, agarra más de lo que esperas en un SUV de este tipo. No pega barca en las curvas y el giro de dirección está bien, no llevas el timón de un ferry.
Para ir de viaje te vas a cansar antes tú que el motor, aunque si vas muy cargado y quieres adelantar, tienes que planearlo, no improvisar.
Equipamiento y precio
De serie ya sale bien cargadito: cristales oscurecidos, barras negras en el techo, sensores de aparcamiento adelante y atrás, asistente de parking automático (muy útil si los aparcamientos de tu bloque parecen diseñados por tu enemigo), asientos delanteros con cajones, base de carga, control de ángulo muerto y reconocimiento por voz.
Precio base: 34.195 euros sin extras y al contado. Por financiación a 96 meses, sumando entrada, te vas a los 37.636 euros y pico y cuotas de 294 euros. Eso si no empiezas a volverte loco con los extras.
Es lo que hay para un SUV compacto de marca española, bien equipado, buen maletero y que se defiende aunque el motor no sea de circuito. Con el equipamiento XXL, hasta puedes vacilar en la rotonda aunque debajo no lata un corazón de GTI.
En la vida real, lo vas a ver mucho por ciudad, alguna escapada con bicicletas en el portabicis y familias cargadas hasta el techo de maletas. Lo mismo te cruzas uno rojo Velvet y piensas que dentro va un piloto, pero no: igual va tu vecino que, como yo, disfruta del estilo aunque no marque tiempos récord en cada semáforo.