Prueba del Audi Q5 Sportback TFSI 204 S Tronic, el SUV que deja a BMW y Mercedes mirando el retrovisor

El nuevo Q5 Sportback no es solo otro SUV más en el barrio. Salta a la vista. Y si eres de los que se fijan en los detalles, la nueva parrilla Singleframe mola, con esos pedazo de paneles verticales a los lados. Parece un Audi de toda la vida, pero con esteroides. Los faros delanteros y traseros –ahora unidos por una línea– hacen que no pases desapercibido en la cola del colegio ni en la rotonda de tu barrio. Sobre el suelo, se nota alto pero no tosco. Y el corte coupé en la parte trasera tiene ese aire de "mira cómo bajo del coche sin despeinarme".
En directo te sorprende: parece un SUV clásico pero la silueta, más afilada, le da rollo moderno pero sin caer en la horterada fácil. El postureo premium aquí está garantizado.
Interior: pantallas que flipas y acabados de verdad
Ya dentro, el show continúa. En el Q5 Sportback no tienes ni que preguntarle a Siri para sentirte en el futuro. Te plantas delante de un cuadro digital de 11,9 pulgadas con la típica grafía Audi y, al lado, una pantalla de 14,5 para multimedia. El control por voz, además, va de verdad: le hablas y ni se inmuta, contesta todo. Yo le pedí poner un temazo y ni protestó.
Si llevas a un acompañante que no para quieto, puedes sumar una tercera pantalla de 10,9" sólo para él o ella. Y si te mola ir en modo avión, tienes Head Up Display directo al parabrisas.
Sobre materiales, el tacto convence, mucho mejor que en Suvs competencia que por ese precio te meten plásticos duros que parecen de marrano. Ojo, la consola brilla demasiado, demasiado piano black. Es lo único que me molestó. Pero te lo perdono por los asientos deportivos y la luz interior que recuerda a club de moda.
Traseras: más grande, más útil
El espacio trasero se ha currado. Dos plazas laterales donde cabes de sobra, aunque la central mejor para quien te caiga regular. El techo ahí baja, pero no es un desastre. Al menos tienes climatizador separado, luz a saco y USB-C de carga rápida (100W, no chinches de los lentos). Para los que no lo sabéis, esos USB son esenciales para viajes largos con móviles que no paran.
Y esto me flipa: puedes mover los asientos atrás para sacar sitio al maletero. Juegas con espacio según lo que más te convenga, plan padres con niños y coche petado de trastos. El maletero, por cierto, 515 litros (a tope 1.415 l), suficiente para ira al Ikea y que quepa la suegra.
En marcha: microhíbrido, pero divertido
Pisas el freno, pulsas Start y el 2.0 TFSI con microhibridación a 48V se pone a currar. Hablo de 204 CV, que no está nada mal, y la caja S tronic de 7 marchas responde suave como mantequilla. El empujón lo da un pequeño motor eléctrico de 24 CV, que en atascos y salidas te da una ayuda extra para que no vayas dando saltitos.
La nueva plataforma (PPC) se nota rígida y ligera. No te vas zarandeando como en otros SUV grandes. Puedes pedir la tracción Quattro si quieres más seguridad en agua. El mío venía en tracción delantera y ya va sobrado, aunque si te mola la sierra o esquiar igual te compensa la Quattro.
La suspensión de serie filtra los baches que da gusto. Pero ojo: paga casi 2.600€ más y te plantas la neumática, y entonces sí que vas volando. Yo pillé algunos badenes y ni me enteré, lo juro.
En urbano, la visibilidad es buenísima, posición alta sin ser camión, y el giro va tan suave que puedes aparcar sin dejarte el brazo. Este Q5 no se siente pesado ni torpe, responde al giro con rapidez. He probado otros SUV, muchos más lentos en reacciones.
Por curvas y autopista: Audi sabe lo que hace
Metiéndole caña por carreteras de montaña por los alrededores de Madrid (me jugué los puntos, merece la pena), la dirección mola. Muy directa y, por raro que parezca, bastante "comunicativa", sabes lo que pasa bajo ruedas.
Suspensión firme, poco balanceo para ser un SUV. El bloque 2.0 Turbo suena redondo, casi parece que lleves más caballos. Gracias al microhíbrido, el consumo en ciudad baja y tienes etiqueta ECO para la zona Madrid Central, lo de siempre.
En autopista, si vas suave ronda los 7,5 l/100 km, que no está mal para casi dos toneladas. Ya si te vienes arriba y apuras las curvas, te pones fácil en 9 l/100. Y aquí el motor se queda corto si eres de los quemados: el SQ5 con 367 CV está en otra liga, y el TDI de 204 CV, gracias a los 400 Nm de par, empuja más y gasta menos (2 litros menos fácil). Además, los TDI traen Quattro de serie, pero cuestan más de entrada.
Medidas y datos técnicos claros
- Largo: 4,71 metros
- Ancho: 1,90 m
- Alto: 1,62 m
- Batalla: 2,82 m
- Peso: 1.925 kg
- Maletero: 515-1.415 litros
- Motor: Gasolina 2.0 Turbo 4 cil. 16V microhíbrido, 204 CV
- Cambio: Automático 7 marchas, doble embrague
- Dirección: 15,2:1
- Frenos: discos ventilados 338 mm delante / 330 mm detrás
- 0 a 100 km/h: 8,6 s
- Velocidad punta: 226 km/h
- Consumo mixto: 8,1 l/100 km
- CO₂: 183 g/km
- Precio España: desde 63.910 €
Cosas que me flipan y no tanto
- Ventajas: diseño cañero, calidad de materiales, conducción fácil y silenciosa, confort muy alto incluso a ritmos altos.
- Peor: el maldito negro piano en consola, y si lo pisas como loco, el consumo sube y el TDI tira más.
¿BMW y Mercedes? Que espabilen o tienen competencia para rato. El Q5 Sportback no va a dejar indiferente a nadie en el garaje de tu edificio.