Prueba del Mini Aceman E, ¿pequeño, eléctrico y vacilón?

Prueba del Mini Aceman E, ¿pequeño, eléctrico y vacilón?
Prueba del Mini Aceman E

Una cosa está clara: Mini ya no hace solo coches pequeñitos para posturear en el centro. El Aceman E llega para pisar hueco entre el tres puertas (el clásico de los pijos y hipsters de Malasaña) y el mastodonte del Countryman. Este Aceman es un cinco puertas eléctrico y, contra todo pronóstico, parece más tocho de lo que pensaba.

Postureo a lo grande y detalles de malote

Te lo cruzas y piensas: vaya, este Mini ya no es tan redondito como los de antes. Ahora es más cuadrado, con aire de gym. Marca 4,08 metros de largo, 1,75 de ancho y 1,51 de alto. Unas dimensiones a medio camino entre urbano y compacto pringao que se resiste a comprarse un SUV enorme para ir solo por la Castellana.

En el lateral tienes paso de rueda forrado en plástico bien negro, el típico toque para que, aunque saltes un bordillo en Lavapiés, el Mini no se queje. Manillas de puerta enrasadas (queda moderno y así no te las arrancas sin querer). Los faros, adiós al rollo redondo, ahora tienen punta. La trasera lleva un alerón alargado. Quieren que vayas con flow.

Interior con más espacio... pero tampoco te creas

La fila delantera es para flipar. Cabezas como balones pueden respirar a gusto. Eso sí, si eres alto y tienes piernas largas vete pensando en flexionar (y eso que con 1,81 m no soy ningún pitufo). El apoyo para las piernas es fistro, no se extiende ni aunque llores, y el soporte lateral está bien si eres de los que toma rotondas como si fueses Carlos Sainz.

Detrás la peli cambia. El acceso es complicado si, como yo, usas zapatillas con suela XXL o botas. El espacio para las piernas, regular pinchando en malo si superas el metro setenta. Aunque por encima, para la cabeza, no te agobias. Eso sí, vas pegado al suelo y la banqueta es delgada. Te comes un bache y lo notas en tus glúteos, aviso.

El maletero ofrece 300 litros. Abatiendo asientos te plantas en 1.005 l. Aquí Mini se acuerda de que algunos llevamos trastos a la playa, o la compra del mes. Hay doble fondo, por si quieres guardar el cable de carga y que no te lo birlen en un descuido.

Pantallón, minimalismo y algunos guiños Mini

Dentro es como un Ikea para guiris: todo limpio, sin florituras… menos una pantalla OLED en medio del tamaño de una pizza familiar, 24 cm de diámetro. Muy mini, muy moderno. Añaden los famosos interruptores palanquita, pero ahora más por postureo que porque sirvan. El volante lleva el tercer radio en tela. No es cuero, es más eco-friendly (o eso dicen).

La multimedia funciona con el Mini Operating System 9. Es rápido, cambia de menú casi antes que lo pienses, y los colores y gráficos son puro subidón. El control por voz es muy decente, no desespera como otros. Aquí la experiencia BMW pesa.

Motor, chasis y cómo va de verdad

Esto no es el Mini de tu abuelo. Lleva motor eléctrico de 184 CV (sí, con “V” porque en España nos gusta el caballaje) y 290 Nm de par. Pesa 1,7 toneladas, mucho para un compacto, pero la batería de 42,5 kWh se nota. Si vas al lío, el 0-100 sale en 7,8 segundos. Saca pecho hasta 160 km/h, aunque en reality show español lo más probable es que termines en un atasco antes de eso.

Yo he podido darle caña. Pisa bien, va firme, es ágil en curva y responde. Eso sí, la suspensión es dura a lo Mini. Si pillas baches o tapas de alcantarilla, las vas contando. Caracter de kart dicen algunos. No es como un Cupra Born, pero te permite divertirte si eres de los que disfrutan jugando con el coche en rotondas de polígono.

La frenada destaca: en seco lo paras desde 100 km/h en 35,1 metros. Seguridad, bien. Y encima el silencio en marcha es “premium”. A 130 km/h solo 68 dB(A) dentro. Te da por poner reggaeton y ni los vecinos protestan.

Autonomía, aquí viene el bajón

La batería neta es de 38,5 kWh (bruta de 42,5). Carga a 11 kW en alterna y hasta 70 kW en continua, lo cual es decente así para ciudad, aunque ya hay rivales que cargan más rápido. De 10% a 80% te cascas 28 minutos si pillas un cargador que no está ocupado por un Tesla despistado.

¿Y de autonomía? Dice Mini que hasta 309 km, pero ya te adelanto que está complicado alcanzar la cifra. En realidad, y probado, con frío te quedas corto, 212 kilómetros rozando la UVI. En Madrid o Barcelona, para tu día a día y de birras por el centro vale, pero para escaparte a la playa olvídate de hacerlo de un tirón.

Extras, precios y posibles rivales con más sentido

El Aceman arranca cerca de los 32.555 euros en el acabado básico. El Favoured sube algo más la apuesta. Si quieres el rollo deportivo John Cooper Works, suma y sigue, porque te plantas en pantalla de casi 39.000 euros. Mucha pasta para lo que te llevas si lo comparas con un Peugeot e-208, que también es chic, o un Renault Megane E-Tech, más moderno y con más autonomía.

No tenemos todavía versiones gasolina ni diesel, aquí todo es eléctrico o más potente, hasta un Aceman SE de 218 CV o el tope JCW con 258 CV. Para los puristas de Mini, esto es una herejía o el futuro. Tú eliges.

Vivirlo en ciudad, el punto fuerte (y límite)

La realidad: en ciudad molas, te cabe en cualquier sitio y te permite ir rápido entre semáforo y semáforo. Poder cargar entre semana en tu plaza de garaje es clave. Si no tienes, la cosa se complica.

En autovía o viajes largos, la falta de autonomía te hace sudar y buscar cargadores como loco. Y con lo que cuesta cada extra, la broma no es barata.

En resumen, eléctrico, divertido y con mucha pose, aunque como todos los Mini: no es para todos. Hay que quererlo... o poder pagarlo.