Prueba del Cupra León Sportstourer 1.5 eTSI, el familiar que da guerra

Prueba del Cupra León Sportstourer 1.5 eTSI, el familiar que da guerra
Prueba del Cupra León Sportstourer 1.5 eTSI

Si buscas un coche que parezca ir de rally y puedas llevar a tu abuela al mercadona sin que se asuste (demasiado), ojo a este Cupra León Sportstourer 1.5 eTSI. Tiene más pinta de macarra de discoteca de polígono que de coche de padre de familia. Tomas de aire XXL, pasos de rueda que casi te puedes sentar encima y ese color cobre que le pone a uno en modo Malasaña. Pero aquí viene el giro: la fiesta debajo del capó es menos rave y más terraza con cañas.

Motor “mild hybrid”: menos gasolina, más letras en la pegatina

Bajo el capó hay un 1.5 turbo de 150 CV. Suena poco si te sabes los números del GTI, pero espérate. Lleva un sistema híbrido ligero (mild hybrid, para los modernos), alimentado por una batería de 48 voltios que vive discretamente bajo el asiento del copiloto. ¿Para qué sirve esto? Le ayuda a consumir menos (promedio en mi prueba, 6,7 litros/100 km, y eso que no fui con abuelo al volante) y a conseguir la etiqueta ECO de la DGT que tanto mola en Madrid y Barcelona.

Tiene el ADN de la plataforma MQB de Volkswagen, o lo que es lo mismo, es primo del Golf. Se nota desde el minuto uno en el tacto general: todo va suave, pero si le pisas el talón se pone serio. Eso sí, el sonido no es muy premium. Es un poco bronco al pisarle, y nunca vas en modo lujazo alemán, así que no esperes silencio de biblioteca.

Maletero y espacio: que no falte hueco para las birras… y para la bici

620 litros de maletero mínimo. Vamos, que cabe la compra, la bici y la mochila del gimnasio sin tener que hacer Tetris. Si abates los asientos (con división 40:20:40) se convierte en un trastero sobre ruedas, largo y plano. Más de uno aquí metería la tabla de surf o hasta una nevera. Si eres de esos que mueve la casa tres veces al año, atento: carga hasta 500 kg. Me he subido con colegas atrás y no se quejaron, ni por el espacio ni por la postura. La fila trasera va mejor que en la mayoría de compactos. Aquí puedes viajar seis horas seguidas y sigues sintiendo las piernas.

Asientos deportivos: lo justo de duros, lo justo de cómodos

El asiento de delante recoge bien el cuerpo, sin llegar a dejarte marcas. Acolchado firme, base amable y, si llevas camiseta de tirantes y das un volantazo, no te vas de lado. El volante tiene buen agarre y eso siempre suma puntos. Los ajustes también ayudan: no he tenido que pelearme ni una vez con el respaldo ni buscar el punto dulce de la base. Aquí, aprobado alto.

Calidades y gadgets de a bordo

Por dentro, el Cupra ahora tiene más pinta de urbano guay que de taxi de extrarradio. Materiales blanditos en zonas clave, aunque todavía hay plástico fácil por ahí. Los que tenemos ojo lo notamos, pero no cruje por ningún lado. Toda la conectividad: vinculas el móvil en un periquete, ahora el sistema multimedia tiene mapas bonitos, voz que entiende (no como en mi viejo Ibiza) y acceso fácil a apps.

La pantalla central no te pide doctorado para usarla, lo del clima sigue siendo regulero por los táctiles, pero al menos todo el infoentretenimiento es rapidito. De noche, la luz ambiental pone rollo estadio de la Champions.

Cómo va en carretera: aplomo, pero no flota

El primer acelerón sorprende: sale con energía, sobre todo gracias al empujón eléctrico extra en bajas. El 0-100 lo hace en 8,9 segundos, que para un familiar, ni tan mal. El DSG de siete marchas mete los cambios sin pegar tirones. Cuando lo llevas legal, el motor va tranquilo y el ruido es asumible. Ahora, si te animas y exprimes las revoluciones, sigue rugiendo pero sin molestar, mucho menos que otros de su segmento.

El comportamiento de la suspensión mola porque absorbe bien los baches grandes. Eso sí, en asfalto regular y a baja velocidad, notas los bordillos y las juntas. Culpa de las 19 pulgadas, porque cuanto más llanta, menos colchón.

En autopista es de los que te permiten ir haciendo kilómetros sin cansarte. Dirección precisa, responde bien en curvas rápidas y no se descompone al frenar. Cierto, si entras en una carretera de montaña y te flipas, notas algo de sobreviraje, pero nada que el ESP no controle. Los frenos son canela: desde 100 km/h clava en 33 metros y aguantan duro después de varias apuradas.

Sensaciones reales al volante

He llevado este Cupra en mi ruta de confianza, llena de cambios de rasante y curvas medio cerradas. No he echado de menos más potencia, aunque tampoco pidas lo de un 2.0 TSI. Lo que mola es cómo se siente: ligero para lo que pesa (1.470 kg en báscula) y ágil. La transmisión DSG es amiga: reduce cuando le llamas y deja rodar en modo eléctrico en ciudad. Ese “coasting” ayuda a bajar consumos y, de paso, puedes fardar de tecnomoderneces con tus colegas.

¿Y precio? En el configurador hoy ronda los 35.000 euros pelados, pero ojo a los acabados y extras, porque esto vuela rápido a cifras de 40.000. Etiqueta ECO, espacio de sobras, deportividad para todos los públicos y el puntito canalla de Cupra. Aquí hay coche para el que tenga niños y siga queriendo hacer un poco el gamberro.