Subaru calienta el Salón de Tokio con dos STI compactos, uno eléctrico que quiere cambiar las reglas
Subaru ha hecho ruido del bueno en Tokio. Dos compactos con sello STI se llevan los focos. Uno mira al futuro con baterías. El otro guiña el ojo a la gasolina de alto octanaje. Poca cifra y mucha intención. Justo lo que necesitamos para leer entre líneas.
Por qué importan estos STI
- Devuelven a Subaru a la conversación de los compactos deportivos
- Confirman la doble vía de producto: eléctrico y combustión
- Colocan la tracción integral y el chasis como protagonistas
- Abren la puerta a un STI eléctrico sin traicionar el ADN de la marca
Subaru Performance‑E STI, la avanzadilla eléctrica
Es el prototipo más afilado que recuerdan en Gunma. Silueta limpia, superficies tensas, detalle aerodinámico en cada esquina. Subaru lo define como el futuro del alto rendimiento en casa. Mensaje claro. No enseñan potencia ni autonomía, pero el enfoque es inequívoco.
La receta que encaja con el ADN STI pasa por dos motores y control de par inteligente. Si alguien domina el arte de poner tracción al suelo cuando el asfalto se pone feo, es Subaru. Con electricidad se abre un abanico más fino aún para jugar con la entrega rueda a rueda. Ahí puede estar la magia.
Lo que sí está sobre la mesa
- Arquitectura cien por cien eléctrica
- Diseño pensado para cortar el aire sin postureo
- Sello STI aplicado a la dinámica, no solo a spoilers
- Sin datos de potencia, peso ni autonomía de momento
Lo que cabe esperar sin irnos al bingo
- Tracción integral con vectorización de par muy agresiva
- Batería con gestión térmica seria para pista y montaña
- Frenos dimensionados para aguantar sesiones largas
- Ajuste de dirección y suspensión con varias capas de configuración
Subaru Performance‑B STI, gasolina sin complejos
En paralelo aparece el STI de combustión. El traje parece más cercano a un coche de producción. Proporciones compactas, postura ancha, aire de coche listo para matrícula. No han dado cifras, aunque el guion lógico apunta a motor bóxer turbo, respuesta viva y tracción integral que muerde.
Este prototipo sugiere que Subaru no va a dejar huérfanos a los puristas. El carácter mecánico, el bramido plano de un bóxer bien respirado y ese eje trasero que empuja cuando no lo esperas siguen teniendo tirón. Y mercado.
Señales de cercanía a la calle
- Detalles de ajuste y componentes con apariencia industrial
- Embalaje realista para admitir normativas y emisiones
- Postura y cotas que casan con un compacto de producción
Estrategia de paso corto que tiene sentido
Subaru avanza sin precipitarse con lo eléctrico. Su cliente valora la fiabilidad, la tracción integral y el tacto. La coexistencia de ambos STI cuenta una estrategia prudente. Primero clavan la dinámica. Luego ya enseñarán cifras.
El hueco en el mercado, con rivales mirando de reojo
- El eléctrico se cruzaría con propuestas de corte prestacional a baterías de marcas generalistas y premium
- El de combustión se mediría con los compactos más picantes, los que no renuncian al carácter mecánico
- La ventaja Subaru sigue siendo la gestión de tracción en condiciones reales, no de laboratorio
Aerodinámica y chasis, donde Subaru puede marcar distancia
Un eléctrico rápido vive de su eficiencia y de cómo gestiona la temperatura. Menos drag, más estabilidad y una refrigeración bien pensada. Todo suma. En chasis, la afinación típica STI de amortiguación, rigidez y frenos suele convertir carreteras normales en pistas divertidas. Con par instantáneo, esa receta puede ser letal.
Lo que Subaru no ha contado aún
- Potencia y par
- Capacidad de batería y autonomía
- Peso y reparto de masas
- Fechas de producción y reservas
- Precio y niveles de equipamiento
No hay cifras, hay promesas. Y una marca que, cuando viste de rojo STI, suele cumplir. Si la música acompaña como sugiere el diseño, en Tokio no han enseñado humo. Han enseñado ganas.