Mercedes GLC EV: Adiós EQC, hola "GLC a pilas"

Mercedes se deja de idas de olla raras con eléctricos con nombres de videojuego y va a lo práctico: mismo nombre, mismo rollo, pero con baterías en vez de pistones. Así aterriza el nuevo Mercedes-Benz GLC EV, el SUV que jubila indirectamente al EQC y pone a temblar a sus colegas, el Audi Q6 e-tron, BMW iX3, Porsche Macan Electric… y todos esos que se ven en el parking del gimnasio pijo.
Mismos pintas, corazón nuevo
Ojo, porque Mercedes ha pillado el truco: lo que funciona no se toca. El GLC ha sido el número 1 en ventas de la marca en Europa desde que salió en 2015. Ahora se lanzan a la piscina con una versión eléctrica que, viéndola de lejos, ni dios diría que es un EV. Salvo para el friki que cuente tomas de escape, el GLC EV es casi un calco del GLC gasolina o híbrido. Por dentro igual, madera y cuero falso a saco y la pantalla central de siempre (aunque apunta a pillar panel digital de lado a lado en el siguiente restyling). Refrito premium con truco tecnológico y badge eco-friendly para que te den la pegatina azul.
Plataforma nueva: MB.EA, la navaja suiza eléctrica
Aquí es donde los ingenieros alemanes se han pegado el gustazo. El GLC EV es el primer modelo que usa la MB.EA. Plataforma dedicada 100% a eléctricos, nada de remiendos. Preparada también para futuros C-Class eléctricos y la futura “mini G” que pintan para 2026. Esto no es un chasis adaptado de gasolina, ojo, es tabla rasa a lo Tesla Model Y, pero en plan teutón.
¿Qué significa esto para nosotros, los curritos de la calle? Más espacio y mejor reparto de pesos, porque la batería enorme la ponen debajo del suelo como si fuese mortadela. En España, que hace 40 grados en agosto, también mola que la batería NMC (níquel-manganeso-cobalto) de 94,5 kWh venga bien refrigerada.

Drivetrain eATS 2.0: ni ruidos ni dramas
Aquí viene la parte heavy metal del asunto. El motor eATS 2.0 es el primero de la nueva familia de propulsores eléctricos de Mercedes. Habrá versiones trasera de 268 CV (para padres de familia y taxistas de aeropuerto) y una tocha, dual motor y cuatro ruedas, con hasta 483 CV. Sí, has leído bien: cuatrocientos ochenta y tres caballos en un SUV del tamaño de un Q5. No es la versión AMG, pero te puedes imaginar el chisme tirando en los semáforos de la Castellana.
El par motor no lo han soltado aún, pero siendo eléctrico, prepárate para que todo pase en menos de lo que tardas en decir “radares de tramo”.
Carga y autonomía made in Alemania
Lo de la autonomía ahora está de moda. Pues según cifras de Mercedes, el GLC EV aguanta más de 650 km en ciclo WLTP. Ya veremos en el mundo real, pero si consigue 500 km reales, es top-3 del mercado español. La buena es la infraestructura: gracias al sistema de 800 voltios, el bicho acepta hasta 320 kW de carga. En Castilian: del 20 al 80% de batería en menos de media hora, o 260 km en 10 minutos... si pillas un cargador bueno, claro. Como tengas que ir a un punto Iberdrola en polígono, prepara Spotify y paciencia.
Maletero y espacio: aquí han currado
Vas a tener maletero trasero de 560 litros y, ojo al dato, frunk delantero de 100 litros. Es casi lo mismo que el GLC normal, pero con hueco extra en el morro para el cable gordo y el picnic. La plataforma MB.EA ayuda con el espacio interior, sobre todo en las plazas traseras: hay más pierna atrás que en ninguna versión anterior. La posición de conducción es la clásica Mercedes, alta, cómoda, buen puesto – si has tenido un GLC, te sentirás en casa.
Frenos One Box: la ciencia del pedaleo
Aquí viene una cosa rara pero curiosa: el One Box. El pedal de freno no está conectado directamente a las pinzas, sino a un ordenador que decide cuánto freno “real” y cuánto freno regenerativo aplicar. Si te mola lo eléctrico, puedes jugar con varios niveles de retención tocando la palanca. Es flipante cómo puede llegar a parar el coche casi sin tocar pastillas, y eso, para quien hace mucha ciudad, ahorra mantenimiento que da gusto.
Probando un sistema similar en modelos anteriores (probé el EQE hace seis meses, una tarde de atasco Madrid-M-40), la sensación es rarilla al principio, pero luego mola porque recuperas batería a saco en las frenadas largas.

Comportamiento en nieve: tracción de otro planeta
Durante la prueba en Suecia, el bicho se comporta serio. Subidas, bajadas y curvas con más hielo que los botellones de Lavapiés, y ni se inmuta. El control de tracción y de estabilidad van afinados, apenas notas que entran. Y con la dirección trasera (hasta 4,5 grados de giro), girar el GLC EV en curvas cerradas es casi de risa. El SUV parece mucho más pequeño de lo que es. Es cómodo, “aplomao”, y la suspensión neumática se adapta tan rápido que solo te enteras del cambio de firme porque te lo dice la suegra.
Para alguien que ha probado el anterior EQC (aburrido, pesado, lento de reacciones), la mejora es flipante. Este GLC se nota más “GTI grandote” que “barco premium”.
Detalles de fabricación y ventas en España
Va a fabricarse en Alemania y China, pero Mercedes no ha confirmado si alguna unidad vendrá desde Estados Unidos. Para el cliente de aquí, el GLC EV llegará como modelo 2026, pero deberemos esperar precios. Eso sí, prepárate para los 70.000 pavos para el acabado base, seguro que no baja de ahí con la equipación Mercedes.
En el mercado español, este GLC EV puede quitarle ventas al iX3 y a Audi Q6 e-tron, sobre todo si Mercedes le pone las pilas a la red de carga pública y juega con las ofertas de renting.
Queda esperar a ver la tabla de prestaciones y, sobre todo, a que el coche llegue a los concesionarios. Pero el GLC EV va a dar mucha guerra en España.