Mazda RX-9, el renacimiento rotativo de Mazda ¿regresa la locura japonesa?

Ojo, Mazda sigue siendo de las pocas marcas que aún se atreve a sacar músculo con motores rotativos. Y sí, hablo del típico motor “Wankel”. Algunos lo llaman exótico, otros lo asocian a averías surrealistas y aceite quemado. Pero mola. Y ahora los japoneses han decidido que esto no era suficiente presión y quieren montar su “rotativo” en algo más serio, más grande y más juguetón que el MX-5. ¿El nombre? RX-9. Suena a peli de robots, pero es pura locura japonesa.
Motor: gasolina Wankel, pero a la japonesa moderna
Hay que decirlo: no estamos delante de un RX-7 reencarnado. El motor rotativo aquí no va a mover las ruedas (al menos de forma directa, que es lo que molaba a los puretas), sino que se utilizará principalmente para recargar la batería y extender la autonomía. Básicamente, funcionará de generador. Lo mismo que ya hace el MX-30 R-EV. ¿Decepción para los más fanáticos? Puede, pero esta vez hay trasfondo eco y futuro.
El MX-30, para ubicarnos, tiene un motor rotativo Wankel de 830 cc y desarrolla unos 74 CV. Pero va sólo como generador. El motor eléctrico principal saca 170 CV. Su autonomía eléctrica ronda los 85 km, y luego el rotor entra en acción para dar más energía en marcha. Es una fórmula que a mí me parece que tiene sentido urbano y para escapadas justas.




RX-9: ¿Tamaño, estilo y presencia?
El RX-9 se vendería como un deportivo mayor que el MX-5. Piensa algo con más idea GT, más largo, más ancho. ¿Os imagináis un coupé bajo, con morro infinito y echo para cruzar toda la península a ritmo alegre? Esa sería la onda, muy japonés pero sin aspavientos. Algunas recreaciones muestran una trasera con banda negra entre los faros, guiño nostálgico a los RX veteranos, sobre todo al RX-7 de segunda generación. Un detalle molón, aunque de momento todo son renderizados movidos por IA —ojo, imágenes no oficiales, sólo para calentar motores al personal.
Nada de cuentavueltas: puristas, respirad hondo
Mazda utiliza la base del Iconic SP Concept para estas recreaciones. Si nos fijamos, en los prototipos incluso falta el tacómetro clásico. Todo es digital y minimalista, y eso te da una pista: aquí no vas a ir subiendo de vueltas gritando hasta corte. El motor rotativo sólo asiste, la tracción y las sensaciones vienen de la parte eléctrica. Que sí, que acelera y suena raro, pero no es lo mismo que un RX-8 bailando hacia las 9.000 rpm.
Por dentro, apunta a mezclas de líneas afiladas, pantallas infinitas y cero botones. Yo he probado infotainment de Mazda y suelen ir finos, no te pierdes con mil menús, pero tampoco esperes pijerío a lo Tesla.
Ventaja camuflada: híbrido “raro” pero efectivo
El RX-9 recogería la receta del “híbrido enchufable con extensor de autonomía” y le metería toda la salsa JDM. ¿Qué significa? Que, a diferencia de otros híbridos del mercado español (véase los Toyota Prius o Hyundai Ioniq Plug-in), este Mazda apuesta por moverse casi siempre en eléctrico, usando gasolina sólo para recargar batería y nunca como principal fuerza motriz directa.
Para ciudad, esto es brutal, porque tienes etiqueta CERO de la DGT y te olvidas de restricciones, zona azul pagada y chorradas urbanas. Y si sales por autopista, pues tiras de gasolina sin dejar de ir eléctrico. No va a ser tan gastón como un RX-8 clásico, ni tan delicado tampoco. Ni gota de aceite quemado en los escapes, ni humazas azules.
¿Más rápido que un MX-5?
A ver, el RX-9 será más grande, pero pinta a que también será más rutero. El MX-5 actual, con motor 2.0 atmosférico, te da 184 CV y pesa unos 1.110 kg. Es ligereza y pura conexión. Yo, que he llevado varios, os digo: el tacto de cambio manual y la dirección son casi adictivos. El RX-9 no irá tan a cuchillo, será menos para curvear rápido y más para devorar kilómetros a placer, estilo deportivo GT moderno.
Si el RX-9 llega a los 200 CV eléctricos y supera la autonomía del MX-30 (pongamos 120-150 km en modo enchufable), ya tienes fórmula muy polivalente. Eso sí, aunque la etiqueta CERO mola mucho para el día a día, la emoción del bicho será distinta.
Diseño: guiños a la saga RX y mirada al futuro
La banda negra de la trasera, ópticas afiladas, silueta baja... Mazda sabe lo que se hace con los deportivos. Saben mezclar homenaje y modernidad sin caer en clichés tipo “retro falso” a lo Mustang. Sus concept son puro músculo visual sin tener que parecer un coche tuneado. Esto, en un país donde los deportivos accesibles están en peligro de extinción, es de aplaudir.
¿Sueño o realidad?
En España, Mazda vende bien el MX-5 y el MX-30 va calando entre gente que quiere algo distinto. Si el RX-9 sale, tendrá precio más alto seguro, pero puede pillar hueco entre los que quieren etiqueta CERO sin resignarse al aburrimiento generalizado de los EV sin alma. ¿Lo veremos en la calle? Yo lo deseo, y hay mucho flipado como yo esperando estas marcianadas.
Ah, y cuando salga, de cabeza a pedir prueba. Un rotativo nunca defrauda, por muy “moderno” que lo quieran.