Mazda MX-5: El deportivo ligero que desafía la era eléctrica con placer, propulsión y cambio manual

Mazda MX-5: El deportivo ligero que desafía la era eléctrica con placer, propulsión y cambio manual
El Mazda MX-5 sobrevive en una época en la que los SUV chinos y los compactos eléctricos parecen tenerlo todo controlado

Cuando lo auténtico todavía importa

Que levante la mano quien no ha sentido nostalgia por esos coches que te arrancan una sonrisa nada más sentarte al volante. Mientras Europa se obsesiona con enchufes, baterías y el silencio (ese silencio de funeral que tienen algunos eléctricos), los japoneses de Mazda siguen a lo suyo: fabricar deportivos ligeros, divertidos y con un precio que no te hace llorar en la ducha.

El Mazda MX-5 es ese bicho raro que sobrevive en una época en la que los SUV chinos y los compactos eléctricos parecen tenerlo todo controlado. ¿Motor atmosférico? Presente. ¿Tracción trasera? Ahí está. ¿Cambio manual? Por supuesto. Y todo ello, por el precio de un SUV con nombre impronunciable.

La receta del placer: sencillez bien ejecutada

Olvídate de cifras astronómicas. El corazón de este pequeño descapotable es un motor atmosférico de 1.5 litros con 132 caballos y 152 Nm de par. Suena modesto, pero la clave está en el peso: solo 1.076 kilos. Aquí es donde la magia ocurre. No necesitas medio millar de caballos para pasarlo bien, solo un conjunto bien equilibrado.

Mazda lo sabe y ha afinado el chasis para que cada curva sea un pequeño motivo de celebración. El cambio manual de seis marchas tiene ese tacto mecánico que invita a jugar, y el reparto de masas casi perfecto hace que el coche sea ágil como un gato tras una bola de papel.

Diversión sin remordimientos

Hay algo casi terapéutico en conducir un coche así. No te empuja hacia delante a golpe de turbo ni te asusta con cifras de aceleración imposibles. En lugar de eso, te conecta con la carretera y te recuerda que la verdadera diversión está en cómo tomas las curvas, no en cuántos segundos tardas en llegar a 100 km/h (aunque, por si tienes curiosidad, el MX-5 lo hace en 8,3 segundos y alcanza 204 km/h).

El consumo también pone su granito de arena al disfrute: 6,3 litros cada 100 kilómetros. No será el coche más eficiente del planeta, pero tampoco va a dejarte temblando cada vez que pases por la gasolinera.

Un deportivo “de los de antes”, hoy

En tiempos donde lo digital y lo asistido dominan el mercado, el MX-5 sigue apostando por la pureza. Dirección rápida y precisa, suspensiones que sujetan pero no machacan la espalda y una zaga juguetona pero predecible. Es el coche ideal tanto para aprender a conducir bien como para recordar por qué te enamoraste del automovilismo.

No es perfecto (nunca he conocido a nadie que lo sea), pero sí tremendamente honesto. Y eso, en estos días, es casi revolucionario.

¿Y el precio?

Mazda pide un mínimo de 32.550 euros por este deportivo japonés. No es calderilla, pero si comparas lo que ofrece frente a cualquier SUV aburrido o eléctrico genérico, la balanza se decanta claramente hacia el lado divertido de la vida. Además, hay opciones de financiación y fórmulas flexibles para que no tengas que hipotecar tu felicidad.

¿Por qué elegir entre razón y pasión?

El MX-5 demuestra que todavía es posible tener un coche pasional sin tener que vender un órgano ni renunciar a la fiabilidad japonesa. Si buscas sensaciones, placer de conducción puro y una sonrisa perpetua cada vez que pisas el acelerador, este Mazda sigue siendo uno de los últimos refugios para los amantes del volante.

Quizá algún día todos los coches sean eléctricos y autónomos, pero mientras tanto, siempre quedará un rincón para los románticos del motor… y ese rincón huele a gasolina japonesa y sonrisas sinceras.