Maxus T60 MAX, un pick-up chino dispuesto a romper moldes en España

Maxus T60 MAX, un pick-up chino dispuesto a romper moldes en España
Maxus T60 MAX viene a romper moldes

Maxus T60 MAX. Apúntate el nombre porque en nada lo vas a ver en obras, explotaciones, talleres y hasta aparcado en la puerta del bar de tu pueblo. El pick-up de los chinos que viene a quitarle la siesta al Toyota Hilux, Ford Ranger, Isuzu D-MAX y Volkswagen Amarok. Aquí lo tienes: doble cabina, motor diésel con dos turbos, precio de derribo y una cara de pocos amigos que ni el jefe de obra más cascarrabias.

El rollito de los chinos con el automovilismo

Maxus no es un invento raro. Es filial de SAIC, la misma empresa que ahora vende MG como churros en España. ¿Calidad chino-chungo? Ni de coña. Aquí hay pasta y experiencia detrás. Además, ya se tiraron a la piscina con la Maxus T90 EV eléctrica, y aunque aquello fue más de postureo, este T60 MAX viene a por faena y a morder tierra.

Diseño más duro que una partida de mus con los colegas

El T60 MAX va en serio. Cinco metros y medio de largo (5,40 m, para flipar). Un frontal que si te lo cruzas en el retrovisor, piensas que te quiere adelantar un camión. Parrilla gigante, faros Full LED, y toques en negro por todo el coche para ponerlo en modo “badass”. Es típico en los nuevos chinos tipo Omoda o JAECOO, que no se cortan con el tamaño.

En la parte de atrás te mete una caja de carga de casi metro y medio de largo (1,49 m), más de metro y medio de ancho (1,51 m) y con capacidad para que le tires hasta 1.050 kg. Nada de juguetitos: esto es para currar en serio. Y claro, puedes remolcar hasta 3.500 kg si se te va la pinza y te compras un barco o un remolque para llevar caballos.

Altura libre al suelo de 22 cm, profundidad de vadeo de 55 cm (sí, ni la riada de tu barrio se lo come), y ángulos off-road: ataque de 29º y salida de 26º. Que se preparen los badenes porque van a sufrir.

Interior más moderno que tu salón

Aquí viene la sorpresa. La cabina parece un SUV eléctrico de los de postureo. Todo blandito al tacto, doble pantalla curva de 12,3 pulgadas (una para el cuadro, otra para tu Android Auto/Apple CarPlay), asientos de cuero calefactados, cargador inalámbrico... Si bajas a la familia, sólo falta el modo masaje.

Pero, ojo: la posición de conducción es tirando a altarín, y el volante no se regula en profundidad. Si mides más de 1,80 tampoco es el sitio perfecto para ajustar “a tu gusto”, y con el sol hay mandos que no ves ni para atrás. El brillo de las pantallas por la noche también se puede hacer pesado. Cosas del ADN chino, a adaptar al gusto canalla de aquí.

En plazas traseras, sitio para las piernas a saco, aunque, como buen pick-up, los respaldos son más rectos que la Justicia (vamos, para trayectos cortos vale, para viajes... mejor delante). Hay luces y asideros, pero el confort sigue siendo terreno del SUV. Alfombrillas de goma, acceso fácil a los controles del ESP y los modos Eco, Sport y Normal. Hasta el control de descenso está a un par de toques.

Mecánica diésel con dos turbos, que esto no es un Panda

Ojito aquí. Motor diésel de 2.0 litros, 4 cilindros, double turbo. ¿Potencia? 215 CV y un par motor de 500 Nm desde las 1.800 rpm. Es decir, un tractor hipervitaminado. No sé el 0 a 100, pero la velocidad máxima son 170 km/h y no necesitas más si vas con 1.000 kilos en la caja.

Esto tira bien arriba pero sobre todo es abajo donde saca músculo. El sonido no es de berlina ni mucho menos, es de coche ‘currela’. Vas a notar el zumbido, no esperes silencio premium. Pero tranquilidad: responde siempre, no se ahoga ni subiendo un cortafuegos.

La caja es automática ZF con convertidor de par y 8 velocidades. Sale desde parado en segunda o, si fuerza, hasta en tercera. A 120 km/h vas en octava y a 2.000 vueltas: consumo sobre 7,5-8 litros a ritmo de autovía, aunque con ciudad y barro, cuenta unos 10 litros reales.

Trae tracción total conectable, con reductora. Así no te quedas tirado ni aunque la pista parezca Monegros después de un festival.

Conducción, ni disparata ni asusta

A ver, no es un SUV ni pretende serlo. Si entras a cuchillo en una curva y vuela... es que te has flipado. Pero no es torpe mientras vayas a lo que toca. El ESP está a nivel sargento de academia: si te pasas, frena el coche y te deja casi parado. Es súper intrusivo, y a mí me ha desquiciado en un par de rotondas. Da igual que no deslizes ni vayas rápido, el bicho quiere orden. Un recalibre no le vendría mal.

Por caminos y tierra, aguanta mejor de lo que promete el chasis con ballestas. Sin carga no se mueve mucho, pero si pillas baches o pasos de peatones altos, la trasera te avisa (es un pick-up, ni más ni menos). He pasado por badenes gordos en un polígono industrial a ritmo de camión, y cumple.

Fuera del asfalto, basta meter la tracción total y si la cosa está fea, bloqueas el diferencial trasero y te atreves con lo que quieras. La reductora (4L) tiene desmultiplicación 2,48:1, suficiente para trepar por obras sin quedar como un novato.

He llevado la Maxus por campo y ni un solo “grillo” dentro, ni ruidos de carrocería. Es rara esa sensación en un pick-up barato y chino. Bien Maxus aquí.

Precio y equipamiento, te quedas loco

De serie viene con más cosas que muchos SUV de 50.000 euros: acceso y arranque sin llave, cámaras 360°, sensores, asientos eléctricos, luces largas automáticas, carga inalámbrica... Aquí no hay extras, va todo en el lote.

Precio al contado: 45.150 €. Pero ojo: para autónomos y pymes, los descuentos lo bajan a 29.990 €, sin contar impuestos ni transporte. Si tienes un NIF con actividad y ganas de estrenar cacharro, esto es una ganga.

La garantía es brutal: 5 años o 160.000 km. Mantenimientos: el primero a los 5.000 km, luego cada 15.000 o 12 meses. Distribuye Astara, que lleva también Subaru y KGM en España.

Aquí tienes un pick-up a lo bestia, equipado hasta arriba, muy currante, y a un precio que deja a los rivales tiritando. Yo lo he fustigado por campo y ciudad y no se arruga. ¿Te animas o qué?