Fiat Topolino edición especial sin puertas, para ser el rey del chiringuito

Fiat Topolino edición especial sin puertas, para ser el rey del chiringuito
Fiat Topolino Vilebrequin, edición especial sin puertas

Ojito con lo que han hecho los de Fiat. Han sacado una edición que es puro cachondeo veraniego: el Fiat Topolino Vilebrequin Collector’s Edition. Sí, has leído bien, Topolino sin puertas, edición limitada y con precio que casi parece broma. Nace del colegueo entre Fiat y Vilebrequin, una marca de bañadores molones que igual conoces, igual no. El resultado es una especie de coche-chancla pensado para la playa… y para ser el más flipado del paseo marítimo.

Eso sí, solo lo van a vender en Italia y Francia. Por 13.490 pavos o 99 euros al mes si te va el rollo renting/financiación. Lo puedes pedir online o yendo directo al concesionario. Aquí en España nada, nos quedamos mirando Instagram hasta que se decidan en la sede y traigan alguna unidad. Es lo que hay.

Diseño: despídete de las puertas, saluda a los cordones

Este coche es el típico que al verlo piensas: “esto es una idea de olla, pero me mola”. Han pillado el Topolino estándar –cuadriciclo ligero eléctrico, para más señas– y lo han tuneado estilo balneario retro: azul y blanco, techo de lona plegable y trasera con portaequipajes especial. Ah, y lo mejor, los cordones náuticos sustituyendo las puertas. Nada de chapa: si te caes no tienes excusa. Es como un Mehari mini, pero versión siglo XXI.

Y si eres de los que se revuelca entero en la arena de la playa, tranquilo: trae ducha de serie para quitarte medio Mediterráneo de encima. Ideal para llegar a casa y no dejar rastros de caracol ni conchas dentro.

Por dentro: postureo máximo, pero con rollito

En el interior han tirado de maderas de teca en las molduras. No tiene sentido, salvo que vayas descalzo y quieras darle ese toque yate a tu trayecto al súper. Los asientos llevan el logo de Vilebrequin por todos lados. Caja de accesorios decorada como si eso te fuese a dar caché en la fila del chiringuito.

Eso sí, el habitáculo, aunque justito de tamaño, respira aire fresco. Como que si te entra viento, mejor porque ni tienes puertas ni te sobra ventanilla. Tipo buggy, pero más pijillo.

Motor y autonomía: va el justo, pero para pasear de sobra

No esperes aquí caballos desbocados. Esto es un cuadriciclo ligero, así que el Fiat Topolino Vilebrequin trae un motor delantero eléctrico de unos 8 CV (6 kW aprox). La batería es de 5,5 kWh, muy al límite, pero ojo, prometen hasta 80 km de autonomía si no te pones en plan trasbordador espacial. Por ciudad, sobra. Para irte a Torrevieja desde Madrid, olvídate.

La velocidad máxima está limitada a 45 km/h, como manda la ley de cuadriciclos eléctricos por Europa. Perfecto para la ciudad, una risa en la carretera. Por experiencia te digo que a esos 45 km/h te adelantan hasta las abuelas en patinete, pero nadie te mirará igual en el semáforo.

Lo bueno es que puedes conducirlo desde los 15 años con el carné AM (sí, como la scooter de tu primo). Es legal, es seguro, y si te pica el gusanillo eléctrico para aprender a conducir antes que tus colegas, este es tu juguete perfecto.

Precio: pagar por el postureo (y te haces la foto)

El precio, por si se te ha olvidado: 13.490 euros. No es poco para lo que realmente es, pero la exclusividad y el rollo “solo salgo para posturear” lo justifican para el que busque destacar en la urbanización. Si lo tuyo es la financiación, el plan leasing sale 99 euros al mes, que para dar vueltas por el paseo y ligar está aceptable (si es que eso funciona).

No lo verás en España de momento, pero si viajas por la Costa Azul o la Riviera Italiana lo más seguro es que te cruces con alguno, probablemente aparcado delante del bar de moda, con dos influencers haciendo stories encima.

¿Y en España? Te toca esperar (o buscar alternativas cutres)

De momento, nada en la web oficial para España. El Topolino en su versión normal sí se vende aquí, desde unos 9.890 euros. Es biplaza, también cuadriciclo, pero con puertas (un poco menos de cachondeo pero más práctico para el clima ibérico).

Lo diferente de la edición Vilebrequin son los detalles: ese diseño bicolor de playa marbellí que te da ganas de poner “Sol, playa y Topolino” en tu bio. El modelo tradicional ya se puede pillar aquí, lo he probado y sí: se aparca en cualquier hueco, extremadamente ligero de conducir y perfecto para fregarte por la ciudad sin miedo al rayón.

En ciudad estrecha tipo centro de Valencia o Cádiz es un juguete, con una maniobrabilidad casi absurda. Reacción directa: no impresiona, pero saca sonrisas.

El Topolino es pequeño pero matón (en lo suyo)

La gracia de los cuadriciclos como el Topolino es moverte cuando nadie puede. Dos plazas, útil si tienes una casa en la playa o si de verdad prefieres reírte de la DGT con un vehículo legal antes de tener el carné B. No hay maletero grande, pero para un par de kitesurfs y las bolsas de la compra, vale.

En la edición Vilebrequin, han rizado el rizo. Te sientes el prota de una peli francesa de los 70: palas de playa, gafas rollo vintage y el coche listo para la verbena de verano.

Ah, y si eres de los que les mola la personalización: cada unidad se personaliza a mano. No habrá dos iguales. El que logre traer uno de importación aquí, va a ser el puto amo de la urbanización este verano. ¿Para entrar al club náutico sin carnet de socio? Llegas en esto y ni te preguntan.

Cierra Instagram: el Topolino playero solo está para unos pocos

Si quieres verte con la melena al viento y los cordones náuticos en vez de puertas, ya sabes. Si quieres la experiencia sin salir de España, busca el Topolino normal y tunea todo lo que puedas. Pero como el Vilebrequin Collector’s Edition… solo uno por cada ciento y pico compradores (y ni eso), así que espabila antes que lo pillen todos los hipsters de Niza.