El secreto del Opel Mokka GSE, lo que nadie te cuenta sobre el SUV eléctrico más exclusivo de Opel

El secreto del Opel Mokka GSE, lo que nadie te cuenta sobre el SUV eléctrico más exclusivo de Opel
El Opel Mokka GSE no es solo un Mokka Electric vitaminado

Cuando piensas en un SUV eléctrico pequeño, probablemente imaginas algo práctico, sensato y, admitámoslo, un poco aburrido. Pero Opel ha decidido romper todos los esquemas con el nuevo Mokka GSE, un modelo que esconde más secretos de los que aparenta bajo su colorida carrocería y su precio que, sorpresa, supera incluso al de un Tesla Model 3 Long Range. ¿Por qué? ¿Qué tiene este coche que lo hace tan especial (o tan caro)? Aquí te lo cuento sin filtros y desvelando detalles que rara vez verás en la típica nota de prensa.

A primera vista, el Opel Mokka GSE podría confundirse con un Mokka Electric vitaminado, pero esa sería una simplificación injusta. Para empezar, su plataforma Perfo-eCMP, compartida con otros “purasangres” eléctricos del grupo Stellantis como el Abarth 600e, Alfa Romeo Junior Veloce o el futuro Peugeot E-208 GTi, esconde mucho más trabajo de ingeniería del que parece.

¿El resultado? Un SUV compacto que entrega la friolera de 280 CV (207 kW) y 345 Nm de par a las ruedas delanteras. Eso son cifras que hace no tanto solo encontrábamos en compactos deportivos con nombre propio y cierta fama callejera. El Mokka GSE hace el 0 a 100 en 5,9 segundos y alcanza los 200 km/h. Y sí, todo esto en un coche pensado para la urbe y escapadas. No es casualidad, sino una declaración de intenciones.

El precio del secreto: ¿por qué cuesta más que un Tesla Model 3?

Aquí viene el primer dato que a muchos les chirría: 47.300 euros. Más caro que un Tesla Model 3 Long Range, ese “coche aspiracional” del mundo eléctrico. La pregunta es obvia: ¿qué justifica este precio?

Opel ha apostado por la exclusividad y la deportividad, no solo por la eficiencia. Es cierto que la autonomía homologada se queda en unos discretos 324 km WLTP (el Mokka Electric básico llega a 402 km con la misma batería). Pero aquí lo que se paga es el carácter, no los kilómetros. El GSE viene con detalles que normalmente solo ves en modelos de nicho o preparaciones especiales.

Un interior con más personalidad de la que imaginas

Al abrir la puerta del Mokka GSE no te encuentras con el típico habitáculo aséptico de “eléctrico del montón”. Los asientos deportivos con reposacabezas integrados y tapicería Alcantara invitan a pensar en circuitos, no en atascos. Los pedales de aluminio y el volante achatado (claramente inspirado en deportivos de gama alta) refuerzan esa sensación de coche especial.

Pero el verdadero secreto está en el sistema de infoentretenimiento: dispone de visualizaciones específicas para esta versión, colores exclusivos y menús donde puedes consultar desde la gestión térmica de la batería hasta indicadores de fuerzas G o tiempos de aceleración. Esto no es solo un extra estético, sino que da al usuario una experiencia completamente diferente a cualquier otro Mokka.

Chasis: lo que nunca te cuentan sobre los eléctricos deportivos pequeños

Más allá del motor, lo realmente interesante del Mokka GSE está bajo la piel. Opel ha optado por un diferencial multidisco Torsen de deslizamiento limitado en el eje delantero. ¿Por qué esto es relevante? Porque permite aprovechar mejor toda esa potencia sin convertir cada acelerón en un festival de neumáticos chillando y controles de tracción histéricos.

Los amortiguadores hidráulicos dobles y los ejes específicos son otro detalle poco publicitado: buscan ofrecer un tacto más deportivo sin sacrificar la comodidad (aunque si buscas un sofá sobre ruedas, este no es tu coche). Los frenos Alcon con pinzas amarillas son otro guiño: pocos SUV pequeños pueden presumir de semejante equipo.

Una autonomía polémica… ¿y premeditada?

Aquí va una revelación incómoda: aunque comparte batería (54 kWh brutos, 51 kWh útiles) con el Mokka Electric convencional, la autonomía cae hasta los 324 km WLTP. ¿Por qué? La respuesta está en la puesta a punto del coche: neumáticos más grandes y pegajosos (20 pulgadas nada menos), suspensiones deportivas y una gestión electrónica pensada para sacar músculo antes que para ahorrar watios.

Opel sabe perfectamente a qué renuncia y lo hace a conciencia. El GSE no es para quienes buscan exprimir hasta el último kilómetro entre cargas; es para quienes quieren sensaciones fuertes en formato compacto… aunque tengan que pasar más por el cargador.

El contexto oculto: Stellantis y su estrategia secreta

Pocos hablan de esto: Stellantis está utilizando la plataforma Perfo-eCMP como campo de pruebas para democratizar las altas prestaciones eléctricas en modelos pequeños. El Opel Mokka GSE es solo la punta del iceberg; vienen más versiones rabiosas bajo diferentes marcas del grupo.

La jugada estratégica busca posicionar a Stellantis como el grupo capaz de ofrecer “eléctricos calientes” (hot EVs) a precios relativamente accesibles… si los comparamos con deportivos tradicionales. Pero ojo: la exclusividad tiene precio, y parte del encanto del Mokka GSE está precisamente en que no lo verás por todas partes.

Diseño exterior: detalles que pasan desapercibidos

¿Creías que solo era cuestión de llantas grandes? El trabajo aerodinámico y el diseño específico para diferenciarlo del resto es más profundo de lo que parece. Las llantas de 20 pulgadas no solo son un guiño estético; están diseñadas para mejorar la ventilación de los frenos Alcon, mientras que las pinzas delanteras amarillas avisan a los entendidos de que este no es un SUV eléctrico cualquiera.

Los pequeños detalles —como molduras oscuras, insignias específicas y acabados exclusivos— cumplen una función doble: atraer miradas y subrayar su estatus como tope de gama en la familia Mokka.

¿Y qué pasa con la política eléctrica de Opel? La verdad bajo la alfombra

En medio de todo este despliegue deportivo, Opel ha dado marcha atrás en su plan inicial de ser una marca 100% eléctrica en 2028. Una decisión polémica —y muy poco aireada en los grandes titulares— que pone sobre la mesa las dudas del sector ante la presión regulatoria europea y la realidad del mercado.

Este contexto hace todavía más arriesgada (y valiente) la apuesta por modelos como el GSE: una declaración de intenciones deportiva justo cuando muchos fabricantes buscan bajar el perfil o multiplicar sus apuestas híbridas.

Lo que nadie te cuenta: para quién (realmente) es este coche

El Opel Mokka GSE no es para todos. Y eso está lejos de ser un defecto: es su mayor virtud. No es el SUV eléctrico familiar ni el utilitario urbano eficiente; tampoco pretende serlo. Es un capricho para entusiastas, para quienes quieren algo diferente entre tanto clon eléctrico insulso.

Aquí importa más cómo acelera entre semáforos o cómo entra en una curva revirada camino a casa que cuántos kilómetros puede hacer entre cargas. Es ese pequeño secreto para quien quiere disfrutar sin renunciar al formato compacto… y no tiene miedo a pagar por ello.

Conclusión camuflada: un SUV caliente lleno de secretos

Decir que el Opel Mokka GSE es “solo” un eléctrico pequeño caro sería quedarse en la superficie. Lo realmente interesante está bajo su piel: desde el sofisticado chasis hasta su interior exclusivo, pasando por una estrategia industrial mucho más ambiciosa de lo que parece.

¿Es caro? Sin duda. ¿Es exclusivo? Más aún. Pero sobre todo, representa una nueva ola de eléctricos deportivos compactos cuyo mayor secreto es precisamente atreverse a ser diferentes cuando todos parecen empeñados en parecerse demasiado entre sí.

Si buscas autonomía récord o el último grito en asistentes virtuales, sigue buscando. Pero si quieres descubrir qué se siente al conducir uno de los secretos mejor guardados del segmento eléctrico deportivo… aquí tienes al Opel Mokka GSE. Eso sí, prepárate para responder preguntas cada vez que pares a cargar.