El secreto tras el récord de CUPRA: lo que nadie te cuenta del Formentor y del Raval

El secreto tras el récord de CUPRA: lo que nadie te cuenta del Formentor y del Raval
El Raval debe cuadrar un precio que entre por los ojos sin matar su margen

CUPRA acaba de fabricar su coche un millón en solo siete años y no es un eslogan para una taza de café. Es un hito industrial con pocas comparaciones en Europa, y tiene nombre y apellidos. Formentor VZ híbrido enchufable con 272 caballos y más de 100 kilómetros de autonomía homologada. No lo pondrán a la venta, porque un tótem se guarda y se enseña, no se matricula. Pero el verdadero mensaje está debajo de la chapa. La marca que nació como alter ego deportivo de SEAT ya juega en la liga de volumen con ambición de premium y ahora se prepara para su reto más delicado, el Raval que llegará en 2026.

Hay cifras, sí, pero sobre todo hay señales. Si se leen bien, cuentan mucho más que un récord.

Formentor, el secreto industrial que sostiene la fiesta

Que el coche número un millón sea un Formentor no sorprende a nadie que mire el mix de ventas de CUPRA. Es su primer modelo concebido desde cero como CUPRA, no como derivado, y ha hecho de puente entre la imagen aspiracional y la caja registradora. Lleva años demostrando que una plataforma conocida puede estirarse cuando el ajuste de chasis, el diseño y el posicionamiento se trabajan con precisión.

El detalle que casi pasa de puntillas es que el ejemplar conmemorativo sea un híbrido enchufable. No es casualidad. El PHEV ha sido la herramienta perfecta para cuadrar CO₂ en Europa mientras los eléctricos puros cogen tracción y las fábricas se adaptan. En el caso del Formentor VZ, esos más de 100 kilómetros homologados de autonomía eléctrica son un guiño a quienes hacen trayectos diarios cortos y quieren un coche que el fin de semana también empuje. En el mundo real, con clima y orografía ibérica, ese dato suele quedarse por debajo, aunque suficiente para convertir el día a día en eléctrico si se enchufa cada noche. Lo importante es que CUPRA ha vendido la idea con un traje atractivo y un bastidor que no asusta a los que aún disfrutan de una carretera secundaria.

Mientras tanto, un aviso subterráneo recorre el sector. Los híbridos enchufables tienen los días contados no por decreto inmediato, sino porque las marcas van a acelerar su retirada cuando les salgan las cuentas con los eléctricos puros. Es una transición con fecha de caducidad y CUPRA la está exprimiendo con inteligencia. Vende PHEV que mejoran media de emisiones hoy y allana el terreno al eléctrico de mañana.

Siete modelos, tres y medio propios, y un relato afinado

La marca presume de siete modelos en gama, con tres y medio propios y el resto heredados de SEAT. La cifra es menos críptica de lo que parece. CUPRA ha utilizado los cimientos de SEAT para crecer rápido, a la vez que creaba productos con identidad clara, desde el Born hasta el Tavascan, pasando por el Formentor como columna vertebral. El medio propio al que aluden refleja esa zona gris donde una base compartida se transforma con suficiente personalidad como para ser otra cosa. Un enfoque práctico, que acelera la llegada al mercado sin disparar costes, y que a Volkswagen le viene de perlas para rentabilizar plataformas.

La gracia está en cómo se cuenta. Wayne Griffiths apostó por un relato de deportividad con estética agresiva y toque mediterráneo, y el tiempo le ha dado la razón. La llegada de Markus Haupt al frente de CUPRA añade otra pieza a este puzzle, un perfil de operaciones que siempre suena a industrialización y a procesos afinados. Con un eléctrico urbano en el horizonte, todo apunta a que ahora toca apretar tornillos en fábrica y en cadena de suministro.

El Raval, el reto peligroso que nadie te explica del todo

Raval no es solo un nombre con guiño barcelonés. Es sinónimo de coche urbano eléctrico, de márgenes apretados y de una batalla donde el precio decide demasiadas cosas. Es también el campo de minas más complejo que puede pisar una marca que se ha hecho fuerte con coches aspiracionales. ¿Cómo se vende un eléctrico del segmento urbano con sello CUPRA sin perder margen ni carácter?

Aquí entra el contexto que pocos unen en un mismo mapa. Por un lado, aparecen propuestas de movilidad de cuatro ruedas que no son coches al uso, como los cuadriciclos eléctricos que han abierto un hueco a golpe de precio. Son productos que no compiten uno a uno con un urbano M1, pero condicionan la percepción del cliente sobre cuánto debe costar moverse en eléctrico por la ciudad. Si alguien promete una solución con baterías por muy poco dinero, el urbano de verdad queda presionado desde abajo.

Por otro lado, la guerra del descuento sigue viva en el mercado tradicional. Ver familiares y multiespacio con rebajas de miles de euros y maleteros mastodónticos recuerda que el consumidor español sigue haciendo números con la calculadora en la mano. CUPRA lo sabe. Si el Raval quiere ser el eléctrico que entretiene, debe cuadrar un precio que entre por los ojos sin matar su margen. Fabricación en Martorell, plataformas compartidas del grupo y volúmenes bien planificados son la única forma de equilibrar la ecuación.

La parte sutil, la que casi nadie te cuenta, es cultural. CUPRA ha convertido el diseño y la puesta a punto en su firma. En un urbano las tolerancias son más pequeñas. Cada euro que pones en estética y dinamismo es un euro que no puedes repercutir si el cliente llega por el precio. Para 2026, la clave será modular esa identidad sin rebajarla, un equilibrio que no se resuelve con más caballos, sino con decisiones de ingeniería y de materiales muy finas.

Un mercado que se mueve por debajo del radar

Los titulares del día dibujan el paisaje de fondo donde CUPRA va a jugar su partida. Hay proveedores que reordenan la posventa en cajas de cambios automáticas, haciendo más difícil y cara la reparación fuera de los canales oficiales. Traducción, mayor control del fabricante sobre el ciclo de vida del coche y fidelización forzada del cliente. Con una gama joven y de alto valor percibido, a CUPRA le conviene un ecosistema donde el servicio oficial tenga peso, aunque eso también le obligue a cuidar la experiencia con mimo. No basta con pintar de bronce los detalles, hay que ganar el posventa.

En paralelo, otras marcas recalientan el alma del volante con conceptos de diseño emocional, porque el vehículo eléctrico necesita identidad más allá de la aceleración en línea recta. CUPRA ha jugado bien esa carta con Tavascan y con el propio Formentor PHEV, que ha demostrado que un coche eficiente no tiene por qué parecer un electrodoméstico. Si el Raval abraza ese enfoque, tendrá personalidad. Si no, será un utilitario más con enchufe y logo bonito.

Todo ello ocurre mientras los híbridos enchufables se acercan a su crepúsculo voluntario. Los ingenieros ya trabajan sabiendo que la siguiente iteración es una batería mejor y un software más fino, no un motor térmico más complejo. CUPRA ha usado el PHEV como trampolín y, aun así, la fotografía de 2026 será muy distinta. Un urbano eléctrico necesita baterías con coste por debajo de cierto umbral, necesita cadenas de suministro locales y necesita que la regulación de ayudas no cambie cada seis meses. Nada de eso está garantizado.

El millón que importa de verdad

Volvamos al millón de coches, porque aquí está la otra revelación. No es solo cantidad, es ritmo. En siete años, una marca nueva ha alcanzado una velocidad de crucero que muchas tardan décadas en consolidar. Eso genera efecto red, más presencia en la calle, más valor de reventa, más interés por parte de proveedores y también más presión para mejorar sin perder alma.

La decisión de no vender el ejemplar número un millón es una jugada de manual en construcción de marca. Es un mensaje interno y externo. Dentro, el equipo visualiza el logro y celebra. Esa famosa generosidad de la firma con sus empleados, que tantos rumores alimenta, tiene un hilo conductor, consolidar cultura. Fuera, el cliente ve un relato con continuidad, piezas de museo que refuerzan el aura de exclusividad que CUPRA quiere mantener incluso en modelos de volumen.

Descubre lo que viene si el Raval sale bien

Si el Raval llega a precio competitivo y con sabor CUPRA, la marca habrá cerrado el círculo. De heredera afilada de SEAT a generalista aspiracional con gama eléctrica y de bajo CO₂, un camino que el grupo Volkswagen necesita que alguien lidere en el sur de Europa. Si falla, el golpe no será solo de ventas, será de narrativa. Y la narrativa, en 2025, vende coches.

Hasta entonces, el Formentor seguirá sosteniendo el marcador, los híbridos enchufables seguirán cumpliendo su papel y los eléctricos puros seguirán ganando terreno. La revelación oculta del millón de unidades es que CUPRA ya no es una promesa. Es una realidad con un reto complejo en el carril de aceleración. Y en este carril no hay margen para pestañear.