El pequeño roadster de Skoda que convirtió el Citigo en una discoteca sobre ruedas

Cuando uno piensa en Skoda, es fácil que la mente se desvíe hacia coches prácticos, sensatos y, digámoslo claro, tan emocionantes como una reunión de vecinos para hablar del ascensor. Pero en 2014, la marca checa se sacó de la manga un as bajo la manga que dejó boquiabiertos a todos en el festival de Wörthersee: el CitiJet Concept. No era un prototipo cualquiera, sino una auténtica fiesta ambulante, ideada por estudiantes con más ganas de diversión que de escuadra y cartabón.
De coche urbano a speedster gamberro
El CitiJet nació como un ejercicio de creatividad de 16 estudiantes de las escuelas profesionales de Skoda. Bajo la tutela de Jozef Kaban, jefe de diseño por aquel entonces, estos jóvenes decidieron que el Citigo, ese compacto urbano que suele verse aparcado con discreción frente a la universidad o el supermercado, podía tener una segunda vida mucho más emocionante.
El resultado fue un speedster diminuto, sin techo y con una actitud descarada. Olvidémonos por un momento del concepto tradicional de prototipo serio y revolucionario: aquí lo importante era pasarlo bien, experimentar y romper moldes. Y vaya si lo lograron.
Una estética para no pasar inadvertido
A simple vista, el CitiJet deja claro que no está hecho para los tímidos. El techo se quedó en casa, las líneas son afiladas y el conjunto respira deportividad juvenil por cada poro de su carrocería. Los colores vivos y los detalles personalizados hacen imposible confundirlo con el Citigo estándar. Es el típico coche que, si lo llevas a una concentración, sabes que no te va a faltar conversación ni selfies.
Pero lo verdaderamente llamativo no está solo en el exterior. Al abrir la puerta (o lo que queda de ella), te encuentras con una cabina transformada radicalmente: luces LED, detalles cromados y una atmósfera digna de club nocturno berlinés. Si alguna vez soñaste con bailar dentro de un coche –bueno, aquí casi podrías hacerlo–, este es tu sitio.
El alma del Citigo… pero más divertida
Bajo esa apariencia gamberra sigue latiendo el corazón del Citigo convencional, pero con unas cuantas vueltas de tuerca. El CitiJet conserva la sencillez y eficiencia del modelo urbano original, aunque adaptada a nuevas exigencias: las del joven espíritu universitario al que le va la fiesta tanto como la movilidad eficiente.
La conversión a speedster no es solo estética; elimina peso, baja el centro de gravedad y añade ese punto rebelde que tanto gusta en los eventos de tuning y coches modificados. Y sí, sigue siendo perfectamente funcional para moverse por la ciudad… aunque sería mejor no pillar un chaparrón inesperado.
Una discoteca sobre ruedas
Lo que realmente eleva al CitiJet al olimpo de los concepts memorables es su interior. Olvida los convencionalismos: aquí la consola central se ha transformado en un auténtico set de DJ en miniatura, listo para ponerle ritmo a cualquier atasco o reunión improvisada. El equipo de sonido —potente hasta para standards festivaleros— y las luces LED regulables crean ambiente de fiesta pulsando un solo botón.
No es ninguna exageración decir que el habitáculo parece una pista de baile portátil. Es probable que más de un padre haya visto este coche y pensado: “Si mi hijo estudia automoción en Skoda, al menos se lo pasa bien”.
El CitiJet en contexto: ¿locura o genialidad?
En un sector donde los conceptos suelen ser ejercicios sesudos orientados al futuro —eléctricos autónomos, SUV voladores y demás promesas—, el CitiJet destaca por su frescura y desenfado. Es la prueba de que a veces la innovación surge al dejar volar la imaginación sin restricciones corporativas ni briefs complicados.
Este proyecto no solo demostró el talento joven dentro de Skoda, sino también la voluntad de la marca de arriesgar con algo realmente diferente. ¿Un speedster basado en un utilitario? Pocos lo habrían imaginado. Y mucho menos pensado en convertirlo en una discoteca andante.
Un guiño al futuro (y a la diversión)
El CitiJet nunca llegó a producción (no nos hagamos ilusiones), pero dejó huella como ejemplo de lo que puede pasar cuando se mezcla juventud, conocimiento técnico y ganas de hacer algo divertido. Para Skoda, fue también un escaparate perfecto para mostrar su lado menos serio y más creativo.
En definitiva, el CitiJet Concept es mucho más que un one-off simpático: es una declaración de intenciones. Porque sí, los coches pueden ser prácticos… pero también pueden invitarte a vivir (y bailar) a otro ritmo. Y si alguna vez ves uno rodando por ahí —probabilidad baja, pero no imposible— acuérdate: ese Citigo sin techo no es solo un coche, es la alegría motorizada hecha realidad.