El Alfa Romeo que alzaba puertas a 3,5 metros: Pandion, el hermano radical del 8C

El Alfa Romeo que alzaba puertas a 3,5 metros: Pandion, el hermano radical del 8C
Alfa Romeo Pandion fue el regalo por el centenario de la marca

En el Salón de Ginebra de 2010, Bertone se marcó una jugada para el recuerdo. Tomó el ya fetiche Alfa Romeo 8C Competizione, se lo llevó a su laboratorio y lo devolvió convertido en un artefacto que parecía listo para despegar. Lo llamaron Pandion. Fue su regalo por el centenario de Alfa Romeo. Y sí, sonó a declaración de intenciones.

Un centenario con gasolina de alto octanaje

El encargo recayó en Mike Robinson, que tiró de archivo y de nervio creativo. El resultado no fue un simple ejercicio de estilo. Fue un manifiesto de lo que una carrocería italiana puede hacer cuando se sueltan las riendas. Todo sobre una base que conocíamos bien en la calle.

ADN compartido con el 8C

Bajo la piel, el Pandion jugaba con cartas maestras:

  • Plataforma y técnica emparentadas con el Maserati GranTurismo y el Alfa Romeo 8C
  • Motor V8 atmosférico de 4,7 litros
  • Propulsión trasera
  • Batalla de 2,65 metros

Las proporciones eran de biplaza serio con 2+2 de compromiso. Longitud de 4,62 metros y altura de 1,28. El habitáculo iba claramente retrasado, el morro parecía tensionado y el conjunto transmitía esa sensación de coche que pide pista incluso parado.

Músculo, transparencias y una cola de plumaje metálico

El lateral jugaba una carta poco habitual en un coupé de este porte. Una amplia franja acristalada que recortaba los volúmenes y dejaba ver capas y vacíos. Atrás, cuatro aletas longitudinales abrazaban un entramado de pequeñas piezas metálicas, casi como un plumaje técnico. Nada gratuito. Una manera de aligerar visualmente la zaga sin renunciar a presencia.

Las puertas que convertían cada acceso en un espectáculo

El nombre Pandion remite al águila pescadora. No es casual. Sus puertas se abrían hacia arriba y lo hacían a lo grande. El eje de giro nacía en el paso de rueda trasero y el conjunto se alzaba de forma vertical hasta superar los 3,5 metros. Imagina la escena en un stand lleno de gente. También imagina el susto del encargado del garaje con techos bajos. Función y teatro unidos. Y un guiño claro a la tradición italiana de sorprender con soluciones escénicas.

Un interior de raíces y ciencia ficción

Dentro, el discurso seguía conectado con la naturaleza. Paneles laterales y túnel central parecían crecer como raíces talladas en material técnico. No era una cueva, tampoco un salón. Era la cabina de un objeto diseñado para emocionar. Minimalista en lo justo y con esa limpieza que deja respirar las formas.

¿Por qué no llegó a producción?

Porque nunca se planteó como tal. El Pandion nació para celebrar el siglo de Alfa Romeo y para enseñar hasta dónde podía llegar Bertone cuando la función principal es inspirar. Convertir eso en un coche de concesionario habría pedido compromisos con normativas, costes y ergonomía. Demasiada cirugía para un concepto que vivía de su pureza.

Lo que enseñó y lo que dejó

  • Que el V8 de 4,7 litros todavía podía vestir trajes nuevos sin perder encanto
  • Que la relación entre volumen sólido y transparencia abre caminos interesantes en coupés deportivos
  • Que una marca como Alfa Romeo se entiende también desde sus manifiestos, no solo desde sus ventas

El Pandion no se cruzó con nosotros en la carretera. No hacía falta. Su papel era recordarnos que el diseño italiano sabe mirar cien años atrás y veinte por delante al mismo tiempo. Y que un coche puede ser un aullido de V8 envuelto en plumas metálicas.