Tesla desafía a Trump y exige mantener los límites de emisiones para proteger los eléctricos

Tesla desafía a Trump y exige mantener los límites de emisiones para proteger los eléctricos
Tesla planta cara a Trump y defiende que los estándares de emisiones

Tesla ha vuelto a dejar claro que no está dispuesto a jugar en el equipo de Donald Trump cuando se trata de emisiones contaminantes. Mientras el expresidente estadounidense busca aflojar la cuerda y reducir el apoyo a los coches eléctricos, la marca de Elon Musk da un golpe sobre la mesa y pide que los estándares de emisiones sigan firmes. Nada de marcha atrás.

La jugada de Trump es sencilla: menos presión para que las marcas vendan eléctricos, más margen para los motores de combustión y, de paso, menos ayudas federales a quienes apuestan por lo eléctrico. Pero Tesla, el mayor vendedor de coches eléctricos en Estados Unidos, no está para bromas. En una presentación ante la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la compañía ha sido tajante: los estándares actuales son legales, están respaldados por la ciencia y llevan más de quince años siendo parte de la ley federal.

El mensaje de Tesla no puede ser más claro. Pide que no se rescinda la llamada “Declaración de Peligro”, el documento clave que permite a la EPA regular las emisiones de gases de efecto invernadero en los vehículos nuevos. Para la marca, eliminar esta declaración sería como quitarle el aire acondicionado a un Model S en pleno agosto: un sinsentido.

Las regulaciones actuales, aprobadas bajo el mandato de Joe Biden, dibujan un futuro en el que más del 50% del mercado automovilístico estadounidense será eléctrico en 2032. Un objetivo ambicioso, pero necesario si se quiere reducir la huella de carbono y cumplir con los compromisos internacionales. Sin embargo, Trump y su equipo piensan justo lo contrario: quieren relajar las exigencias y dar más oxígeno a los motores tradicionales.

Aquí es donde Tesla saca pecho. La compañía defiende que estos estándares no solo son legales, sino que también están respaldados por datos científicos y un historial sólido. No es cuestión de capricho ni de modas, sino de proteger el medio ambiente y mantener a Estados Unidos en la carrera tecnológica global.

El enfrentamiento no es nuevo. Durante la administración Trump ya se intentó recortar las regulaciones ambientales en varias ocasiones, siempre con la industria tradicional del automóvil como aliada. Pero ahora el contexto ha cambiado. El mercado eléctrico crece, los consumidores demandan alternativas limpias y Tesla lidera las ventas con mano firme.

Para Musk y compañía, dar marcha atrás sería como volver a usar mapas de papel en la era del GPS. No tiene sentido renunciar a una tecnología que ya ha demostrado su viabilidad y su capacidad para reducir emisiones. Además, dejar sin efecto las regulaciones actuales enviaría un mensaje equivocado a fabricantes e inversores: que apostar por lo eléctrico no merece la pena.

Tesla planta cara a Trump y defiende que los estándares de emisiones son intocables si se quiere seguir avanzando hacia una movilidad limpia. El pulso está servido. Por un lado, quienes ven en el coche eléctrico el futuro del sector; por otro, quienes prefieren seguir quemando gasolina y mirar hacia otro lado.

El desenlace todavía está por escribirse, pero lo que está claro es que Tesla no piensa quedarse callada mientras se juega el futuro del coche eléctrico en Estados Unidos. Y viendo cómo va la película, parece que todavía queda mucho por debatir antes del final.