Se despide el Mazda2 Mild Hybrid, al banquillo

Se despide el Mazda2 Mild Hybrid, al banquillo
Mazda2 Mild Hybrid besa la lona

Mazda está pegando un meneo monumental a su gama en España, y lo del utilitario pequeño, el Mazda2, es el último capítulo de la telenovela. Por un lado llegan eléctricos y SUV renovados, pero por otro mandan “al banquillo” a modelos míticos. ¿Recuerdas el Mazda MX-30 eléctrico? ¡Fuera! Pues el siguiente en besar la lona es el Mazda2 Mild Hybrid. Un utilitario que, ya te aviso, tenía su encanto y su aquel para los que saben de coches de ciudad que no dejan de lado el toquecillo sport.

4,08 metros con mala leche urbanita

Vale, el Mazda2 no era el más amplio de su sector. Ni el rey de los maleteros, porque los 280 litros dan para la compra semanal o un finde, pero poco maletero cañero. La gracia venía en otro lado. Era de esos coches con aire juvenil, incluso en sus últimas versiones. Pequeño pero macarra cuando le dabas al gas.

La competencia era espectacular: Citroën C3, Dacia Sandero, Opel Corsa, Peugeot 208, Renault Clio, Volkswagen Polo… y, claro, el españolísimo SEAT Ibiza, que siempre está a pillar cacho en este segmento.

El motor del Mazda2: ni turbo ni gaitas, pero con chispa

Olvida lo de los motores turbo minúsculos, aquí hablamos del gasolina atmosférico 1.5 e-SKYACTIV G de cuatro cilindros. El bloque daba 90 CV. Sí, no parece mucho sobre el papel, pero este bicho pesaba poco y en ciudad se movía ágil, vamos, que le dabas a la rotonda y el coche te respondía directo.

Gracias a la microhibridación Mild Hybrid, tenía la etiqueta Eco de la DGT. Eso, para Madrid y Barcelona, es como el ticket VIP para entrar a casi todos lados, esquivando a la policía municipal y la zona de bajas emisiones. Yo he probado a fondo esa tecnología y el arranque-parada es muy suave, te olvidas de que llevas un híbrido ligero hasta que te acuerdas de que tienes todos los descuentos en parkings de residentes y en peajes.

Un cambio manual con alegría y una automática que… bah

El manual de seis marchas era el compañero ideal. Permitía sacar el jugo a los 151 Nm de par máximo al eje delantero. Cumplía: 0 a 100 en menos de 10 segundos (9,8s para ser tiquismiquis), punta de 183 km/h. Bastante mejor que algún rival que presume de badge alemán. Y lo mejor: gastaba 4,7 litros de gasolina a los 100 según WLTP. Ni tan mal, que estamos tiesos con el precio en las gasolineras.

Si te daba pereza la palanca y optabas por la caja automática, perdías el sistema Mild Hybrid. Se te subía el consumo a 5,4 litros, aceleraba bastante peor (12,1 segundos en el 0-100) y sólo llegaba a 177 km/h. Para abuelo. Para el que le gusta cambiar de marcha y sentir el coche, la manual es otro rollo.

Interior pequeño, pero no cutre

No era un coche para familias numerosas ni para ir de mudanza, pero el interior no daba pena. Mazda siempre le pone ese rollo medio premium, y en el segmento B se nota, sobre todo cuando te subes después a algún rival más plasticoso.

¿Quieres algo de segmento B pero que tire a “pijama caro”? Pues el Mazda2 coqueteaba incluso con el Audi A1 o el MINI Cooper, que son la referencia en detalles bien hechos. No llegaba al mismo nivel, pero el tacto del volante, los asientos y los mandos estaban más cerca de lo bueno que de lo barato.

Matices de mercado: en España "esto es lo que hay"

Aquí en España solo teníamos esa motorización de 90 CV con Mild Hybrid. Olvídate de más potencia. Pero si te ibas de Erasmus a algún país del norte, podías ver Mazda2 con 75 CV, y para los cafeteros, había uno de 115 CV Mild Hybrid. Incluso, fuera de nuestras fronteras, hay un Mazda2 con motor 2.0 atmosférico y 143 CV. Eso ya es para flipar en el semáforo.

El Mazda2 Hybrid entra en escena

Lo curioso es que Mazda no abandona el segmento, sólo cambia de careta. Ahora solo va a quedar el Mazda2 Hybrid, que es un Toyota Yaris con el logo cambiado a lo bestia. Full Hybrid de 116 CV, cambio automático, cinco acabados y pecio base de 25.850 €. El que quiera el “nuevo Mazda2” se está comprando realmente un Toyota Yaris disfrazado.

Ojo, es buen coche, muy eficiente, pero el sabor japonés auténtico del Mazda2 original ya no lo tienes. Es el mercado, amigo.

Rivales del sector de míticos y “low cost”

Una mirada rápida a la competencia. El SEAT Ibiza sigue dando guerra, y en ciudad se nota. El Dacia Sandero es otro nivel si quieres ahorrar comprando chasis, clásico de flota de VTCs y renting. Citroën C3 y Opel Corsa son opciones para los que buscan precio, aunque el Corsa con el nuevo híbrido va fuerte. El Volkswagen Polo es el más alemán, mucho logo pero ojo con los precios. Y si eres de Renault, su Clio sigue teniendo carisma.

La experiencia, conduciéndolo

He tenido el gusto (y el vicio) de conducir un Mazda2 Mild Hybrid durante varias semanas. Es un coche ágil en ciudad, fácil de aparcar gracias a su tamaño y con un radio de giro muy bueno. El chasis es durito, y eso se nota en curvas: el Mazda2 tiene esa sensación de ‘coche divertido’ que muchas veces te quitan los utilitarios modernos más pesados o enfocados sólo a la comodidad. El consumo real, si no te flipas con el acelerador y aprovechas el punto del cambio manual, ronda los 5 litros y poco. De ahí no pasa, salvo autopista a tope, en cuyo caso tampoco te arruinas.

El último grito antes del silencio

No hay que engañarse. Si lo que buscas es espacio o el mayor maletero, hay opciones mejores. Pero si valoras tacto y personalidad, el Mazda2 Mild Hybrid tenía ese punto de “chico rebelde de barrio”, y encima con la pegatina Eco para reírte del resto en el centro de Madrid.

Ahora, solo podemos mirar al retrovisor y ver cómo ese ADN japonés único se diluye en clónicos y eléctricos sin alma. El utilitario perfecto para los que aún creemos que conducir mola, no sólo se trata de ir de A a B.