Roadster otra vez tarde. Tesla pierde crédito mientras BYD convierte promesas en coches reales

Roadster otra vez tarde. Tesla pierde crédito mientras BYD convierte promesas en coches reales
Tesla Roadster no genera reservas, genera memes

Tesla sigue mandando en la conversación de la electromovilidad, pero cada vez con menos margen para el humo. El Roadster de segunda generación vuelve a aplazarse tras una nueva estimación de Franz von Holzhausen y ya suena a chiste recurrente. Mientras tanto, la competencia se ha puesto a vender aquello que otros anunciaron para mañana.

Un icono sin fecha de entrega

El Roadster se presentó junto al camión eléctrico de Tesla a finales de 2017. Ocho años después continúa sin fecha clara. La última hoja de ruta vuelve a desplazar su lanzamiento varios años más allá. El coche halo de la marca, el que debía enseñar al mundo de qué era capaz la tecnología de Palo Alto, se ha convertido en un eterno próximamente. Ya no genera reservas. Genera memes.

Más allá de la anécdota, el retraso erosiona la credibilidad del calendario de producto. La promesa de prestaciones superlativas no es suficiente sin una línea de producción detrás. Y el mercado ya no compra promesas, compra coches.

El negocio real de Tesla hoy

El centro de gravedad de Tesla son los Model 3 y Model Y. Su popularidad y la llegada de variantes de acceso más baratas mantienen el volumen a flote. El margen se defiende, la rotación también.

El resto del catálogo vive otra realidad. Model S y Model X arrastran veteranía. Cybertruck ha arrancado con ruido pero no con números, y su diseño polariza más de lo conveniente en Estados Unidos. Semi aparece a cuentagotas. El robotaxi Cybercab apunta a un calendario más largo de lo previsto debido a las limitaciones del sistema de conducción autónoma. Y el supuesto modelo de acceso conocido como Model 2 ha perdido prioridad frente a proyectos más mediáticos.

La competencia ya juega ese partido

Mientras el Roadster suma aplazamientos, otros marcan goles. BYD ya superó a Tesla en volumen de eléctricos puros y además presume de un superdeportivo, el Yangwang U9X, que exhibe cifras de rendimiento que rebasan lo que Tesla prometía para su coupé eléctrico. No son renders ni promesas. Son coches de calle.

En un mercado que madura deprisa, la ventaja no está solo en el software ni en la red de recarga. También en cumplir plazos. Quien entrega primero, cobra primero y fideliza antes.

Lo que implica para clientes e inversores

  • Roadmap volátil. La incertidumbre de fechas complica decisiones de compra y de inversión.
  • Fatiga de promesas. Anunciar demasiado sin entregar penaliza la confianza de marca.
  • Ventana abierta para rivales. Los huecos en gama y calendario son territorio de conquista.
  • Riesgo de concentración. Depender de dos modelos para sostener la cuenta de resultados aumenta la exposición a cualquier bache.
  • Innovación con foco. Si el robotaxi y Cybertruck no consolidan, el efecto wow deja de ser palanca de ventas.

Qué tendría que hacer Tesla para recuperar el pulso

  • Calendario realista comunicado con transparencia. Menos teasers y más hitos verificables.
  • Priorizar el coche de volumen de nueva generación. El escalón de acceso es vital para mantener tracción.
  • Industrialización impecable de lo que ya está en la calle. Calidad, costes y ritmo por encima del titular.
  • Claridad sobre la hoja de ruta del sistema de conducción autónoma. Metas medibles y homologaciones por delante del marketing.
  • Reposicionar el Roadster. De escaparate aspiracional a proyecto con fecha y cadena de suministro cerrada.

El Roadster puede volver a escena en algún momento, claro. La pregunta es si cuando lo haga el público seguirá en la sala o habrá salido a conducir otra cosa.