RAM cancela su pick-up eléctrica: ¿movimiento cobarde o la jugada más inteligente del año?

RAM cancela su pick-up eléctrica: ¿movimiento cobarde o la jugada más inteligente del año?
No veremos la pick-up eléctrica de RAM

Stellantis, ese conglomerado que ha ido cambiando de nombre casi tanto como de CEO, lleva dos décadas viviendo al borde del abismo. Sus marcas, especialmente Ram y Jeep, parecen atrapadas en una cinta de tiempo: modelos envejecidos, motores poco eficientes y precios que suben mientras las ventas hacen justo lo contrario. ¿Suena mal? Espera, porque la cosa se pone más interesante.

En medio de este panorama, la noticia estrella fue la cancelación definitiva de la RAM 1500 REV, esa pick-up eléctrica que iba a ser el golpe sobre la mesa de la marca. Muchos lo han visto como otro error garrafal. Pero, ojo, porque igual es el primer movimiento sensato en años.

El mercado no necesita otro mastodonte eléctrico (y caro)

La idea de una pick-up eléctrica de RAM parecía lógica: el segmento crece y la electrificación es el mantra del momento. Sin embargo, la realidad es más tozuda que los informes de tendencias. El mercado de eléctricos está saturado y, sobre todo, los modelos grandes y pesados no despiertan el entusiasmo que anticipaban los PowerPoints de las presentaciones.

¿Para qué lanzar un camión eléctrico más si ya hay demasiados compitiendo por pocos clientes? Además, la industria está atravesando su propia tormenta perfecta: los incentivos desaparecen, los precios suben y los consumidores empiezan a mirar los eléctricos con algo más de escepticismo (y menos billetera).

¿Por qué apostar por el Ramcharger tiene sentido?

En vez de lanzarse a una piscina sin agua, Stellantis ha optado por reposicionar su apuesta: deja la pick-up 100% eléctrica en el cajón y centra sus esfuerzos en la versión con extensor de autonomía, ahora bajo el nombre Ramcharger (aunque el nombre 1500 REV tampoco lo quieren perder del todo). Este modelo combina lo mejor de dos mundos: tecnología eléctrica para el día a día y un motor gasolina para cuando toca recorrer distancias serias o arrastrar media casa a cuestas.

No es solo una cuestión de producto: es supervivencia pura y dura. Los rivales llevan años peleando en este terreno y Stellantis no puede permitirse otro fracaso sonado. Apostar por una solución intermedia permite ganar tiempo, mejorar la tecnología y no dilapidar más recursos en un segmento que, por ahora, no da señales de despegar.

El contexto: cuando la recesión filtra a los duros de verdad

Las recesiones tienen mala fama, pero cumplen una función higiénica en cualquier industria: separan a los que solo estaban surfeando la ola de los que saben nadar en aguas revueltas. Y ahora, el sector eléctrico vive una especie de mini-recesión interna. Menos incentivos fiscales y precios al alza han convertido un mercado vibrante en una pelea a cuchillo.

Mientras Tesla y las marcas premium pueden capear el temporal gracias a su base de fieles (y márgenes jugosos), las pick-ups eléctricas luchan por arañar cuota en un entorno hostil. Por eso, para Ram ha sido más inteligente frenar antes de chocar con la realidad.

¿Cobardía o visión? El tiempo dará (o quitará) la razón

La cancelación de la RAM 1500 REV puede parecer un paso atrás, pero en realidad es uno lateral para no acabar descalabrado. Stellantis ha optado por evitar otro costoso tropiezo y centrar recursos en propuestas más realistas. Igual dentro de unos años nos reímos o lloramos con esta decisión, pero por ahora parece el movimiento más sensato que han hecho en mucho tiempo.

¿Moraleja? A veces no gana el que llega primero, sino el que sabe cuándo acelerar... y cuándo levantar el pie del acelerador antes del muro.