¿Qué debes tener en cuenta antes de reservar un Xiaomi eléctrico?
 
            Xiaomi ha pasado de arrasar en pedidos a atragantarse con las entregas. El cuello de botella no es una metáfora: hay clientes contando semanas con más paciencia que una batería en modo eco. La foto actual es clara y afecta directamente a tu bolsillo. Los plazos rondan las 40 semanas, el incentivo estatal chino cambia de marco en 2026 y, para que no pierdas dinero, Xiaomi ha prometido descontar unos 1.800€ a quienes compren antes del 30 de noviembre de 2025 y reciban el coche ya entrado el próximo año. Si estás pensando en reservar uno, necesitas mover ficha con cabeza para no dejarte esa ayuda por el camino.
Lo primero es entender el cronómetro que manda en la factura. En China, el incentivo se liquida cuando el coche se entrega y se matricula. Si tu Xiaomi llega en 2026 y ese modelo queda fuera del nuevo marco de ayudas, el Estado no pagará nada. Ahí entra el comunicado de la marca: si compras antes del 30 de noviembre de 2025, Xiaomi cargará con esos 1.800 euros. No es una palmadita en la espalda, es dinero contante que normalmente se va en tasas y costes de matriculación. El matiz crítico es la palabra comprar. Asegúrate de qué entiende la marca por compra efectiva: no es lo mismo un depósito reembolsable en una app que un contrato de pedido firmado con señal y condiciones cerradas.
Pide que ese compromiso figure por escrito en el pedido. Debe quedar claro que el descuento de 1.800 euros se aplicará si la entrega resbala a 2026 por causas ajenas a ti. Confirma además cómo se materializa: si se resta del precio antes de impuestos, si se abona como reembolso tras matricular o si aparece como línea de descuento en la factura final. No es un detalle menor. Si se descuenta antes de calcular impuestos, pagarás menos por tasas; si llega como cheque después, estarás adelantando dinero y soportando intereses si financias. En un préstamo a tres o cuatro años, esa diferencia se nota más que el modo Sport en una rotonda mojada.
Otro punto que debes atar es la versión exacta que eliges. Pregunta si todas las variantes y packs de equipamiento mantienen el compromiso del descuento y si hay límites por precio, autonomía o software. Si cambias de color, llanta o batería a mitad del proceso, puede considerarse modificación del pedido y dejarte fuera de la promesa. Cierra la configuración desde el principio y confirma que cualquier cambio posterior no anula la cobertura. Y verifica si el compromiso se mantiene si la entrega se adelanta milagrosamente a diciembre de 2025. Si llega antes y el Estado te paga el incentivo, perfecto; si llega después, que Xiaomi lo cubra sin debate.
No des por sentado el plazo de 40 semanas. Es una estimación que puede variar por turnos extra, cuellos de botella en componentes o caprichos de la logística. Lo práctico aquí es pedir una fecha orientativa de producción y una de entrega con rango, y que el concesionario te vaya actualizando hitos reales: pedido aceptado, VIN asignado, salida de planta y llegada al centro de distribución. Cuanto antes exista un número de bastidor, más cerca estás. Si te urge reducir plazos, sé pragmático con la configuración. Los colores y llantas más demandados pasan más rápido por la línea, los extras raros suelen atascar. Pregunta si hay unidades en tránsito con especificaciones similares y estate dispuesto a ajustar un par de caprichos a cambio de semanas de ventaja.
La alternativa que el propio Lei Jun deslizó entre líneas es válida si tu prioridad es aprovechar la ayuda estatal cuanto antes: comprar en la competencia con entregas garantizadas en 2025. Haz números sin pasión de fan. Si un rival te entrega en tres o cuatro semanas y el precio es apenas 2.000 euros superior, entre incentivo estatal inmediato y menor coste financiero por no diferir la compra podrías quedar en tablas o incluso ahorrar. Si además valoras matricular en 2025 por razones fiscales o de acceso a determinadas ciudades, la suma sale sola.
Piensa también en la protección de precio. En 2026 se avecina bronca comercial. Si Xiaomi asume ahora el subsidio para salvar la cara a los clientes y mantener el ritmo de ventas, no sería raro que ajuste tarifas o lance campañas agresivas más adelante. Pide una cláusula de ajuste si el precio oficial baja antes de tu entrega. Algunas marcas lo llaman price protection y consiste en facturar al precio menor vigente en el momento de matriculación. Si consigues eso por escrito, te curas contra rabietas cuando veas en redes que los de febrero pagaron menos por el mismo coche.
No olvides revisar la letra pequeña de cancelaciones y traspasos. Si vendes tu puesto en la cola o cambias el titular antes de la entrega, pueden intentar escaquear el descuento alegando que el comprador final no es el mismo que hizo el pedido. Deja claro que el incentivo asumido por la marca se asocia al vehículo y al número de pedido, no únicamente al NIF del primer firmante, o al menos que el cambio de titular conserve derechos. Y si financias, coordina cuatro ojos entre banco y concesionario para que el descuento no se pierda en el papeleo y acabe financiándose por error.
La última recomendación es de supervivencia emocional. Alinea tus expectativas con la realidad del calendario. Si puedes vivir con el coche actual unos meses más, cierra el pedido antes del 30 de noviembre de 2025, blinda el descuento de 1.800 euros por contrato y mantén la configuración estable. Si no puedes esperar o dependes del incentivo estatal sí o sí, gira el volante a una entrega segura en 2025, aunque la insignia del morro no sea la que tenías en la pantalla del móvil. Tu paciencia no carga a 350 kW, tu cuenta corriente tampoco. Aquí manda el calendario y lo inteligente es jugar a su favor.
 
                     
             
            