¿Por qué sería un error monumental que Renault no lance un nuevo R5?

¿Por qué sería un error monumental que Renault no lance un nuevo R5?
El Renault 5 eléctrico: mucho más que nostalgia con batería

El Renault 5, ese icono retro-futurista que parecía destinado a decorar pósters y poco más, se ha convertido en el auténtico revulsivo de la marca francesa. Lleva apenas un año en el mercado europeo y ya está rivalizando en ventas con el eterno Clio de gasolina. Sí, has leído bien: el eléctrico está plantando cara al rey de los superminis térmicos. Hasta en Francia, patria del croissant y del Clio, el R5 apunta a vender 5000 unidades solo en septiembre. Y ojo con el dato: en el Reino Unido, el 84% de los compradores del R5 vienen de otras marcas. Eso es conquistar, y no lo que hacía Julio César.

Un fenómeno que rompe techos (y prejuicios)

Arnaud Belloni, jefe de marketing de Renault, no esconde su asombro: el R5 está arrasando en mercados donde Renault solía pasar desapercibida. Bélgica, feudo histórico de las berlinas alemanas de empresa, ha sucumbido a los encantos cuadrados del pequeño francés. En Turquía, los concesionarios llaman desesperados pidiendo mil unidades extra. Hasta Alemania, donde convencer a un conductor de cambiar su BMW por otro coche es casi tan difícil como que un francés renuncie al queso, el R5 está creciendo sin freno.

El secreto: diseño reconocible y carácter propio

¿Cuál es la pócima mágica? Belloni lo tiene claro: el diseño del R5 es inconfundible. Su silueta trapezoidal y esa actitud de “soy pequeño pero matón” lo hacen reconocible en dos segundos, incluso para quien solo distingue un coche por el color. Aquí no hay espacio para experimentos raros: el R5 tiene que seguir siendo un R5. Nada de reinvenciones radicales ni cambios de personalidad cada generación —eso queda para el Clio, que ya va por la sexta versión y aún sigue buscando su look definitivo.

Un icono que no necesita alimentar al resto de la gama

Belloni compara el potencial del R5 con gigantes como el Mini Cooper o el Porsche 911: coches tan icónicos que funcionan casi como marcas propias dentro del universo automovilístico. La gente compra un R5 porque quiere un R5, no porque planee subir peldaños hasta llegar a un modelo más grande o caro. El reto está claro: cuando toque renovar, hay que hacerlo con sumo cuidado y elegancia. Un simple despiste aquí y puedes acabar con una legión de fans cabreados y memes en internet para toda la eternidad.

Renovación sí, pero con cabeza

Hablar ahora de una cuarta generación suena a ciencia ficción —el modelo actual es técnicamente la tercera— pero Belloni insiste: cuando llegue el momento, la evolución debe ser suave. Hay que mantener esos rasgos que hacen al R5 único. Porque si lanzas un coche llamado “R5” que no se parece a un R5, te la juegas a un fracaso monumental.

¿Y si Renault no renueva el R5?

La respuesta del propio Belloni es clara: sería un error masivo. No renovar el R5 supondría dejar escapar a una comunidad fiel y a miles de nuevos clientes seducidos por su mezcla de nostalgia y modernidad eléctrica. En tiempos donde las marcas buscan desesperadamente diferenciarse, Renault ha encontrado oro en su icono más reconocible.

Así que si en cinco años sigues viendo R5 por todas partes (y posiblemente en nuevos colores aún más atrevidos), no te sorprendas. Renault ha aprendido la lección: cuando tienes una joya eléctrica como esta, lo último que debes hacer es esconderla en el cajón.