¿Por qué Alfa Romeo frena su plan eléctrico y mantendrá a Giulia y Stelvio durante dos años más?

¿Por qué Alfa Romeo frena su plan eléctrico y mantendrá a Giulia y Stelvio durante dos años más?
Ni Stelvio ni Giulia saltarán a la propulsión eléctrica en su próxima iteración inmediata

Alfa Romeo ha pisado el freno. La marca que prometía una gama cien por cien eléctrica a corto plazo ha revisado su hoja de ruta y decide aguantar con lo que tiene. Ni Stelvio ni Giulia saltarán a la propulsión eléctrica en su próxima iteración inmediata. En lugar de un relevo a baterías, ambos seguirán en el mercado en su formato actual, mientras la casa reorganiza tiempos y presupuesto. No es un paso atrás caprichoso. Es la foto de una Europa del automóvil que se ha complicado mucho más de lo previsto.

Qué cambia en Alfa Romeo

Hasta hace poco dábamos por hecho que veríamos nuevas generaciones de Stelvio y Giulia con enchufe y silencio, dos modelos cien por cien eléctricos que marcarían la transición definitiva. Ese plan se enfría. Alfa Romeo mantendrá su alineación actual durante al menos un par de años más. La gama queda así. Junior como acceso, con enfoque urbano y tecnología moderna. Tonale como columna intermedia, con una actualización anunciada para 2026 que tocará equipamiento y motorizaciones. Y las piezas icónicas, Stelvio y Giulia, que continúan en catálogo pese a que arrancaron en la pasada década. El Stelvio seguirá siendo el modelo más grande de la marca. Y el Giulia, que ya supera la barrera simbólica de la década, extiende su vida comercial.

La lectura es clara. En vez de tirarse a la piscina eléctrica en bloque, Alfa Romeo convivirá con varias tecnologías. Eléctricos donde sea viable. Híbridos cuando tengan sentido. Gasolina bien afinada para los que siguen valorando sensaciones y autonomía sin sobresaltos. La estrategia es más pragmática que pasional. Y sí, resulta irónico que lo firme una marca conocida por su temperamento.

Por qué el eléctrico ha perdido velocidad en Europa

Hace cinco años parecía que en 2025 todo sería eléctrico o casi. La realidad se ha encargado de recordarnos que el coche es un producto caro, con cadenas de suministro complejas y decisiones de compra muy sensibles al precio y a la infraestructura. La adopción del coche eléctrico va más lenta de lo previsto. Hay varios motivos que se repiten en toda Europa. Puntos de recarga insuficientes fuera de los grandes núcleos. Incentivos que van y vienen. Clientes que miran el precio final y los plazos de entrega. Y una competencia incansable, con marcas asiáticas apretando fuerte en híbridos y eléctricos de acceso.

El contexto regulatorio tampoco ayuda a la calma. Europa busca cómo reducir emisiones con rapidez y, de paso, ha puesto al diésel contra las cuerdas. En 2026, conducir uno nuevo apuntará a ser cosa de bolsillos muy holgados. Al mismo tiempo, voces de peso, como la del ex CEO de Stellantis, Carlos Tavares, alertan de que el tejido industrial europeo corre riesgos si la transición no cuadra costes con demanda. En paralelo, el mercado manda señales curiosas. Un Suzuki Jimny de 5 puertas aterriza por importación paralela porque existe deseo real por producto sencillo y diferente. Omoda dispara con un híbrido HEV a por los clientes de Dacia y MG. Y Toyota pone precio a su GR Yaris 2026, un deportivo puro con cambio manual que demuestra que los nichos pasionales siguen vivos. Todo eso convive en el mismo escaparate. No es un entorno sencillo para planificar fábricas y plataformas.

Qué puedes esperar de la gama de Alfa Romeo

A corto plazo, estabilidad. Si estabas pendiente de un Stelvio eléctrico inminente, tocará esperar. Si te gusta la propuesta actual de conducción y diseño, es una buena noticia. La firma tendrá margen para refinar calidad percibida, infoentretenimiento y asistentes, y para ajustar consumos y emisiones de las versiones térmicas e híbridas. El Tonale será el que más movimiento reciba en 2026. Habrá novedades de equipamiento y cambios en motorización que deberían reforzar su papel como superventas de la casa. El Junior seguirá siendo la puerta de entrada a la marca con el enfoque tecnológico que pide el cliente urbano. Stelvio y Giulia se mantienen como los Alfa que hablan al corazón. Conducción precisa, tacto directo y esa estética que no necesita gritar para hacerse notar.

Qué significa para el comprador

Menos ansiedad por el calendario. Si quieres un Alfa con motor de gasolina o un híbrido bien resuelto, tendrás opciones una temporada más. Si esperabas un sedán o un SUV cien por cien eléctrico con el escudo del biscione, mejor paciencia. El tiempo extra puede traducirse en productos más maduros, con plataformas eléctricas que aprovechen mejor costes y autonomía. Y, con el mercado tan cambiante, no es mala idea comprar en el punto tranquilo en lugar de en medio del temporal.

Alfa Romeo no renuncia al futuro eléctrico. Simplemente reconoce que no todas las curvas se toman a la misma velocidad. La marca mezcla tecnologías y estira ciclos de vida para proteger márgenes y asegurar que, cuando llegue el paso definitivo, lo haga con una gama sólida y deseable. Puede que la electricidad no corra aún como un Quadrifoglio en recta, pero tampoco va a levantar el pie. Y si algo sabe hacer Alfa, es esperar el momento exacto para abrir gas a la salida de la curva.