Peugeot 508: De berlina promesa a cadáver SUV, servido en bandeja

Peugeot 508: De berlina promesa a cadáver SUV, servido en bandeja
Peugeot 508: De berlina promesa a cadáver SUV, servido en bandeja

Peugeot le ha dado matarile al 508. El león francés ha vuelto a hacer lo de siempre, cargarse un nombre que olía a historia y dejarlo tirado en la cuneta, mientras los SUV se ríen en la puerta del concesionario. El 508, ese que iba de elegante y moderno, no ha logrado ni de coña llegar dónde debía. Han sido años viendo cómo se hundía y en Peugeot lo sabían, pero seguían estirando el chicle por si caía algún rezagado de flotas o algún poli francés nostálgico.

Nada de milagros, nada de "¡vamos a meter 200 unidades para la Guardia Civil!" No ha pasado. Ni para flotas, ni para taxis, ni para nada interesante. Ni la propia marca ha peleado por él. París bien vale un SUV y el 508, el pobre, se va directo al stock de coches que no quieren ni los cuñados.

Las cifras de la derrota

De 2018 para acá, en todo el continente han vendido unas 200.000 unidades. La mitad de lo que vendió su antecesor (el 508 de 2011), que sí fue un pelotazo en su día con sus más de 560.000 unidades. Vamos, que ni con la campaña de marketing más agresiva del planeta logra meter miedo a un SUV mediano actual.

En España, que nos molan las berlinas tanto como un lunes por la mañana, el 508 nunca ha estado ni cerca del top de ventas en segmento D ni de flotas públicas. La tendencia aquí, y en Europa, muestra que la peña prefiere ir en alto aunque luego aparquen encima de la acera. Los tiempos de la berlina "señorial" se han esfumado.

Despedida sin honores

A Peugeot le ha dado igual todo y cerró el libro de pedidos del 508 hace meses, pero lo han contado ahora, cuando ya no hay opción ni en catálogo. El último salió de Rennes el 12 de mayo. Si todavía quieres uno, rápido, busca de stock o ve a tecnologías de resurrección. Ya solo quedan los coches que nadie pilló. Y ni siquiera asomó un final con vídeos emotivos o campañas de "última edición". Ha muerto y punto. Nadie hizo ni el baile del ataúd.

El 5008 se lleva el espacio, la berlina desaparece

El hueco del 508, fuera. El familiar y el sedán ya no están, y ahora el Peugeot 5008 lo ocupa todo. Está claro: el futuro para Peugeot (y para muchas generalistas) pasa por el SUV, aunque eso signifique tener todos los modelos iguales pero con faros distintos. El 5008, por cierto, va mutando a eléctrico y versiones "a la moda", con hasta 7 plazas y tracción delantera o dual, según acabado.

El primer 508: cuando aún había rock & roll

No siempre fue así de decadente. El primer 508 (lanzado en 2011) recuperó ese nombre mítico para la marca y funcionó al principio. Había versión familiar (508 SW) y la rareza del RXH, que en su día me dejó catacrocker: híbrido diésel. Sí, como lo oyes, motor HDi 2.0 de gasoil y otro eléctrico, sumando tracción total. Potencia combinada de unos 200 cv. Era el principio de la electrificación, aunque medio planeta aún lo mirara con cara de “¿pero eso se enchufa?”.

Recuerdo probar el RXH por Galicia, entre cuestas y lluvia gallega, y el grip que tenía en mojado era un puntazo. Pero la sensación era rara, ese silencio en arrancadas si tiraba solo con el motor eléctrico en ciudad y luego la patada del diésel en autovía. Y ojo, porque era un coche de consumo ajustado para lo que pesaba, pero la gente seguía pensando en híbridos solo para gasolina.

El fallo gordo: hacerle pasar por sustituto del 607

Quizá el error más bestia de Peugeot fue vender el 508 como el heredero espiritual del 607. Los dos por sí solos no tienen mucho que ver. El 607 era una bestia de salón, segmento E, larga como un día sin wifi y con motores gordos. Al 508 le pusieron encima esa responsabilidad con menos espacio trasero y motores menos potentes (en su época más normalita).

Al salir la segunda generación (2018), Peugeot intentó darle rollo “coupé berlina” con puertas sin marco, perfil bajo y trasera tipo fastback. La estética mola, sí, pero ¡ay, amigo! A la práctica en España, lo de tener menos espacio atrás y maletero más justo no convenció a padres ni a taxistas. Y los que buscaban berlina para currar, terminaban con el Passat, Superb o Insignia.

Lavado de cara, pero ni con esas

En 2023 le hicieron un restyling con faros finos, parrilla "sin borde", logo grande. Tampoco sirvió. El público iba a otra película. Los PHEV (híbridos enchufables) y la versión deportiva PSE (Peugeot Sport Engineered, con motor turbo y doble eléctrico para más de 360 cv) se lanzaron y desaparecieron en meses. No tenían hueco real. Un PSE costaba lo que un A4 S-line con menos imagen, aunque como pepino de autopista era discreto, pero rápido.

El 508 PSE combinaba el 1.6 turbo gasolina de 200 cv con dos motores eléctricos (uno delante, otro detrás). Potencia total: 360 cv, tracción total y de 0 a 100 km/h en menos de 6 segundos. Era un sleeper, pero no casaba con el cliente Peugeot.

Segmento D a la tumba: adiós Mondeo, Talismán, DS 9, C5 X…

No cuesta ver que el 508 no está solo en el entierro. Berlins de segmento D, todos de capa caída. Mondeo (RIP), Renault Talisman, DS 9, incluso el Citroën C5 X, otro incomprendido que duró lo que una cesta de freidora de aire en Wallapop.

Ahora la industria se queda con los compactos como reyes del segmento alto generalista, y el resto lo copan los SUV y algún alemán premium. Peugeot pasa página, enfoca el grano en el SUV, y ahí sí que no tienen piedad. Huele a fin de ciclo clásico.

Si quieres un 508, que no sea por moda

Segunda mano. Muchos tienen pocos kilómetros porque eran de renting, así que chollos hay. Técnicamente, va fino. Motores 1.5 BlueHDi, 2.0 BlueHDi, gasolina 1.6 turbo y los PHEV que dan etiqueta CERO en las zonas de Madrid y Barcelona. Automático EAT8 va fluido, aunque no es un “gran turismo” puro. Para viajar, muy cómodo, con buen aislamiento, pero si buscas un maletero cuadrado y espacio trasero de verdad, mejor mira el antiguo 508 SW o incluso los SUV. Y si buscas postureo, ya sabes, el 508 es carne de minorías.