Mercedes ELF pone cinco bocas a prueba para rozar 1.000 kW y cargar casi tan rápido como repostar

Mercedes Benz y Alpitronic ya han puesto fecha a su próximo salto en infraestructura. En 2026 quieren estrenar cargadores de hasta 1.000 kW pensados para los eléctricos más avanzados. Faltaba la otra mitad de la ecuación, la del coche que de verdad acepte semejante caudal. Ahí entra en escena ELF, un laboratorio con ruedas que busca comprimir los tiempos de espera hasta acercarlos a los de un repostaje clásico. Sí, esa parada breve de café que no te da tiempo ni a mirar el móvil.
Qué es ELF y por qué importa
ELF significa Experimental Lade Fahrzeug. Está basado en un Clase V y su rasgo más llamativo es que incorpora hasta cinco puntos de conexión distintos. No es postureo, es método. Con una sola furgoneta Mercedes puede comparar ubicaciones, protocolos, estrategias térmicas y topologías de potencia. La meta es clara. Hacer la carga tan rápida y cómoda como repostar gasolina o diésel. Desde la marca aseguran que la autonomía ya no es el muro que era y que la batalla de 2025 y 2026 será la comodidad real de uso.
Cinco enfoques de carga que está explorando
Conectores replicados en el frontal
Bocas a ambos lados de la parte delantera para facilitar la vida en cualquier plaza. Te evitas maniobras absurdas y las mangueras tensas dejan de ser un deporte de riesgo.
Geometrías y posiciones alternativas
Distintas ubicaciones del puerto para entender qué funciona mejor en estaciones con islas, postes laterales o robots de carga. Ergonomía aplicada y menos quebraderos de cabeza.
Gestión térmica agresiva
Si quieres picos enormes, necesitas frío. ELF prueba refrigeración de cable y conector, junto con circuitos de acondicionamiento de batería que preparan las celdas antes de enchufar. Menos resistencia interna y más estabilidad.
Arquitectura eléctrica de alto voltaje
Voltajes elevados reducen la intensidad para una misma potencia. Eso rebaja pérdidas y estrés en el hardware. El laboratorio compara configuraciones y conversores para ver hasta dónde compensa subir el listón.
Comunicación y control al milímetro
Protocolos, handshakes rápidos y estrategias de rampa de potencia que eviten picos inútiles. El software decide más de lo que parece en cada kWh que entra.
Qué hace falta para rozar 1.000 kW en un turismo
No vale con poner un poste gigante y cortar la cinta. Hace falta una batería con química y diseño interno preparados para aceptar corrientes muy altas sin degradación acelerada. También cableado y conectores con refrigeración efectiva, electrónica de potencia con densidad y eficiencia muy altas y una estación que no colapse la red cada vez que alguien enchufa. El almacenamiento intermedio y la gestión de la demanda cobran protagonismo. La interoperabilidad entre marcas dejará de ser un detalle para convertirse en condición de éxito.
Qué gana el conductor de verdad
Paradas más cortas y menos planificación mental. Si enchufas y en lo que te sirves un café el porcentaje sube lo suficiente para seguir viaje, el coche eléctrico cambia de liga. Importa también la comodidad pura. Aparcar sin acertijos, cables que pesan menos y una experiencia que no asuste a quien aún duda. Ahí es donde ELF afina, con detalles que no salen en la ficha técnica pero marcan el día a día.
Calendario y realidad tangible
La hoja de ruta habla de 2026 para ver los primeros cargadores de 1.000 kW firmados junto a Alpitronic. La furgoneta laboratorio ya está trabajando para que el coche esté a la altura cuando llegue ese hardware. No es una promesa vacía, es desarrollo con datos, pruebas y algún que otro tirón de orejas a las suposiciones optimistas.
Claves rápidas
- ELF es un Clase V convertido en laboratorio con hasta cinco puntos de carga
- Mercedes Benz y Alpitronic planean cargadores de 1.000 kW a partir de 2026
- El foco pasa de la autonomía a la comodidad y a los tiempos de carga
- Se evalúan ubicaciones de puertos, gestión térmica, voltajes y software de control
- El reto técnico incluye batería, conectores, electrónica y una red que lo soporte
Lo que vendrá
Si las cifras prometidas se consolidan, la conversación sobre viajes largos en eléctrico será distinta. A partir de ahí quedará ordenar la infraestructura, mantener la experiencia homogénea y seguir limando fricciones. ELF no es el fin del camino. Es la herramienta que decide por dónde conviene seguir avanzando. Y sí, también es la excusa perfecta para que al enchufar no te dé tiempo ni a terminar el cruasán.