Los coches eléctricos de Volkswagen se acumulan en las fábricas mientras los de combustión no paran de venderse

Los coches eléctricos de Volkswagen se acumulan en las fábricas mientras los de combustión no paran de venderse
Volkswagen se ve obligada a parar temporalmente la producción de sus modelos eléctricos en sus fábricas

Las grandes promesas del coche eléctrico en Europa parecen haberse quedado sin batería… al menos, por ahora. Volkswagen, uno de los gigantes automovilísticos alemanes, se ve obligada a parar temporalmente la producción de sus modelos eléctricos en varias plantas clave. ¿La razón? Un exceso de stock digno de un outlet y una demanda que, lejos de despegar, se ha quedado en la pista de despegue.

Mientras tanto, los coches de combustión siguen vendiéndose como si aún estuviéramos en 2015. ¿Qué está pasando en la industria automovilística europea para que los eléctricos estén acumulando polvo en las fábricas?

Zwickau: de buque insignia a freno de mano

La planta de Zwickau era el estandarte eléctrico de Volkswagen en Europa. Aquí se ensamblan modelos tan ambiciosos como el ID.3 y el Cupra Born, aunque la emoción inicial ha dado paso a la cautela. Desde hace meses, la fábrica opera muy por debajo de sus expectativas. Las previsiones eran optimistas, pero la realidad ha sido más fría que un invierno sajón.

A esto se suma un nuevo obstáculo: los aranceles estadounidenses están complicando las exportaciones del Audi Q4 e-tron. Resultado: más presión para Zwickau y más coches esperando dueño.

Otras fábricas, mismo diagnóstico

No es solo cosa de una planta. Emden tampoco logra alcanzar los niveles previstos y ya negocia posibles paradas adicionales con el comité de empresa. Hannover tampoco se libra: suspenderá la producción cinco días este otoño ante la falta de demanda del ID Buzz y el T7 Multivan.

Y si nos vamos a Osnabrück, el panorama tampoco entusiasma. Allí, la producción se reducirá al menos un día por semana hasta fin de año y habrá una semana entera de cierre en octubre. El segmento cabrio, que antes aportaba trabajo extra, flojea y los pedidos a Porsche tampoco salvan la situación.

Wolfsburgo: el oasis de los motores tradicionales

Curiosamente, mientras los eléctricos se quedan aparcados en las fábricas, Wolfsburgo vive su propio verano eterno. Modelos tan clásicos como Golf, Tiguan o Tayron mantienen un ritmo alto de ventas; tanta es la demanda que se han tenido que programar turnos extra hasta diciembre.

Parece que, por ahora, el motor térmico aguanta el tipo como si lo del coche eléctrico fuese solo una tendencia pasajera… o al menos, una moda que necesita bajar de precio para convencer al gran público.

¿Por qué frena el eléctrico? Mitos, realidades y lo que viene

El sueño eléctrico europeo se topa con varias barreras: precios todavía elevados para muchos bolsillos, autonomía que no termina de convencer (ni a suegras ni a taxistas), incertidumbre sobre ayudas públicas y una infraestructura de carga más lenta que el WiFi del vecino.

Además, la presión internacional aumenta. Los aranceles de Estados Unidos ponen trabas a la exportación y la competencia asiática ya asoma con eléctricos más baratos. Volkswagen lo tiene claro: si ellos no lanzan un eléctrico asequible (por debajo de los 20.000 euros), los fabricantes chinos no tendrán piedad.

¿Cambio de rumbo o simple pit stop?

Los directivos europeos insisten en que esto es solo una parada táctica y que pronto volveremos a ver fábricas llenas de actividad eléctrica. Mientras tanto, Wolfsburgo demuestra que el motor tradicional sigue dando guerra.

La transición no será tan rápida ni lineal como muchos vaticinaron. El futuro es eléctrico… pero parece que va a hacer alguna que otra parada técnica antes de llegar al podio. Así es el mundo del motor: cuando crees tenerlo todo bajo control, toca volver al box para ajustar la estrategia.