Llega el Renault Boreal, pero no a Europa

Llega el Renault Boreal, pero no a Europa
Renault Boreal llega al mercado Argentino

Aquí en España tenemos a Renault hasta en la sopa. Mira tu barrio y seguro hay tres Clio aparcados. Curro en el sector y, créeme, todo el mundo conoce a alguien que ha trabajado o trabaja en una de sus fábricas. Lo mejor: los franceses no solo invaden las calles del país, sino que también llevan sus coches a 71 países fuera del circuito europeo. Flipa: en 2024 colocaron más de medio millón de coches fuera del “primer mundo”. Imagínate la de motores dando vueltas.

Pero vamos al lío, a lo que mola. Renault lleva un par de años soltando billetes en el mundial. Ojo: 3.000 millonacos de euros para sacar ocho modelos fuera de Europa y montar dos plataformas nuevas. Se han puesto las pilas. Algunos de estos modelos ya tienen forma y matrícula, tipo el Kardian (ese “mini SUV” que en fotos parece un Sandero bien alimentado) o el Grand Koleos, y el mítico Duster que por ahí lleva el rombo en vez del logo de Dacia.

Llega el Boreal, pero ni lo sueñes en tu concesionario

Ahora llega el Boreal. Y aquí lo primero que te digo: no te hagas ilusiones si vives en Vallecas. El Boreal no pisa suelo europeo. Pero mola igualmente enterarse de las novedades, sobre todo porque Renault lo ha parido usando la base del Bigster, ese SUV grandote que en Dacia va camino de romper ventas aquí, con su etiqueta Eco y la promesa de ser coche de familia para todo.

Medidas de Boreal: ojo que es coche “gordo”. 4,56 metros de largo, casi como un Austral, 1,84 de ancho y 1,65 de alto. ¡Ojo! Esto lo pone a tiro de esos SUVs que todos tus tíos quieren para ir al pueblo y meter tres maletas y la bici. El estilo frontal rompe con todo, lejos del “careto” clásico de Renault. Dos niveles de faros, rollito prototipo Niagara. Por detrás, sí se nota algo de familia: faros de esos en tira fina, muy Austral o Espace, con esa trasera que parece que te está mirando con mala leche.

La chapa y el chasis no engañan. Las molduras, por ejemplo en puertas, son completamente diferentes. Chapa negra, inserciones en aluminio, y detalles en el pilar C y capó más plano para que lo veas musculado. Por dentro, el panel es “casi” Dacia puro: sencillo, pero con dos pantallas pegadas (instrumentación de 10 pulgadas y multimedia de 10,1). Lo que mola es que usa Android Automotive, como los nuevos R5 o R4: de esos que le hablas y te responde como Siri. Genial para los ansias de Google Maps. A mí me hubiese venido de lujo el otro día cuando me perdí buscando un McDonald’s en Zaragoza con el Bluetooth de mi antiguo Clio que se volvía loco.

El maletero, aquí tienes una de las “cosas raras”. Boreal = 586 litros. El Bigster, sin ser el rey, sube a 667. Salvo que te dediques a los portes, tampoco pasa nada. Para un viaje a Benidorm, sobra sitio.

Un motor turbo, gasolina y promesas híbridas

Renault ha dejado la plataforma CMF-B para crear la RGMP. No te líes: es la misma base pero “maquillada” a lo bestia. Motor de entrada, un 1.3 TCe turbo, ya un clásico de Renault. Lo hay en versión gasolina pura o Flexfuel para los colegas de Brasil que tiran de E85 (bioetanol, ese que aquí no ve ni la gasolinera más hípster). Entre 138 y 156 CV, depende del país y la gasolina.

Estas cifras están en la línea, ni locura ni tralla: el 1.3 TCe mueve bien coches como el Kadjar y el Duster. Si eres de pisar mucho autovía, te basta. Y el par motor, que es lo que de verdad mueve un SUV cargado, ronda los 240 Nm. Mi experiencia con este motor ha sido buena: lo llevé una semana en un Kadjar y respondía bien adelantando en nacional, pero tampoco te esperes salir pegado al asiento.

En otros países incluso puedes pedirlo con superetanol. Eso aquí nada de nada. Pero prometen versión híbrida (con suerte, algo parecido a lo que lleva el Captur híbrido de aquí) y tracción total, que ya sería la guinda para los aventureros. De momento, sale solo como tracción delantera, muy en la onda de lo que marcan los SUV grandes que manda Renault al sur global.

Por dentro: digital y sencillo sin tontunas

El interior, como contaba antes, recicla bastante del Bigster y de la nueva mentalidad Dacia. Pero el rollo Renault le añade ese punto más pulido, con menos plástico duro. Lo que cambia de verdad es cómo integra las dos pantallas, y el uso del sistema operativo de Google que le da un rollo diferente para conectar el móvil, aprovechar Apps y tener actualizaciones al día.

Las tomas de aire y algunos plásticos han cambiado de diseño, y casi seguro habrá más feeling “soft touch” en el salpicadero. Esto lo agradecerás si eres de los que se mosquean con los crujidos a la mínima. De todas formas, siendo coche global, seguro que han vuelto a lo práctico y resistente.

Boreal y Bigster: hermanos de sangre, pero no gemelos

Muchos se preguntan por qué Renault lanza este coche fuera de Europa si el Bigster podría petarlo aquí con su precio y etiqueta ECO. Aquí entra la política del grupo: Renault vende caro, Dacia vende a saco. Así que, si quieres un SUV así en España, apúntate al Bigster. Si vives en México, Turquía o Brasil, lo verás como Boreal. La postura viene de fábrica: adaptar la marca y encajar los precios y los gustos de cada país.

Eso sí, si algún día te topas con un Boreal en carretera, su frontal ni de coña pasa desapercibido. Te aviso: lleva esa pinta de “coche europeo”, pero con un punto exótico que atrapa miradas. Y si te gusta el rollo SUV “anti-premium”, ponle un pin en tu lista mental.