La DGT se queda sin Pegasus: ¿adiós a los radares voladores que más temías?

La DGT se queda sin Pegasus: ¿adiós a los radares voladores que más temías?
Los Pegasus se queda en tierra

Si alguna vez has sentido un escalofrío al mirar al cielo mientras conduces, probablemente era culpa de los helicópteros Pegasus. La Dirección General de Tráfico tiene muchos trucos en la manga: miles de radares, furgonetas camufladas, motos discretas, drones y hasta cámaras con inteligencia artificial capaces de detectar si no llevas el cinturón o si te has saltado la última dieta post-navideña (vale, esto último aún no). Pero entre todas estas herramientas, los Pegasus han sido, durante años, los auténticos reyes del miedo en carretera.

Los Pegasus: vigilantes celestiales... en tierra firme

Estos helicópteros no solo cazaban excesos de velocidad. Su mirada de águila podía pillar desde adelantamientos prohibidos hasta el clásico “me pego demasiado al de delante porque tengo prisa”. Eran el Gran Hermano del asfalto, difíciles de detectar y capaces de seguir tu matrícula durante kilómetros. Pero lo que ningún conductor consiguió, lo ha logrado una licitación: dejar a los Pegasus en tierra.

¿Por qué están los Pegasus aparcados?

La flota comenzó con doce helicópteros. Tras varios accidentes, sí, incluso los vigilantes del aire tienen días malos, quedan nueve operativos. Sin embargo, el verdadero cuello de botella ha sido encontrar a alguien que quiera encargarse de su mantenimiento y de poner pilotos a los mandos. El contrato público ofrecía nada menos que 51 millones de euros. A pesar de la cifra, ninguna empresa especializada ha dado el paso para quedarse con el encargo. Resultado: el contrato ha quedado desierto y los Pegasus, por ahora, no vuelan.

El ministro Marlaska y la gestión del imprevisto

El Ministerio del Interior intenta restar hierro al asunto. Según Grande-Marlaska, estos parones son habituales y pronto veremos a los Pegasus patrullando cielos otra vez. Por ahora, sin empresa que mantenga las aeronaves ni pilotos disponibles, la flota más temida descansa en tierra.

¿Quién vigila las carreteras ahora?

¿Significa esto que las carreteras españolas se han convertido en el Lejano Oeste? Nada más lejos. El ministro asegura que la seguridad vial sigue cubierta gracias al resto del arsenal tecnológico: radares fijos y móviles, drones y cámaras inteligentes. Aunque ninguno tiene el factor “susto desde el cielo” que tanto sudor frío provocaba.

El verdadero problema: dinero y especialización

El corazón del asunto no es la falta de interés por vigilar infracciones, sino la dificultad para encontrar empresas que asuman el reto por el presupuesto asignado. Mantener helicópteros no es precisamente barato (ni sencillo), y parece que los 51 millones no convencen a nadie para hacerse cargo de semejante marrón.

¿Y ahora qué? El futuro incierto de los Pegasus

La DGT se encuentra en una situación peculiar: con herramientas tecnológicas suficientes para seguir multando pero sin su icono más intimidante. Si no consiguen renovar el contrato pronto, es posible que tengamos que acostumbrarnos a un cielo menos vigilante y más despejado de radares voladores.

Eso sí, si eres de los que pensaba que sin Pegasus podrías pisar el acelerador sin miedo... mejor no te confíes. La DGT siempre encuentra la manera de sorprenderte.