La batería que promete 1 millón de kilómetros: así es la Shenxing Pro que CATL fabricará en Europa

Si pensabas que lo más emocionante del Salón de Múnich iba a ser la última berlina eléctrica de diseño escandinavo, prepárate para girar la cabeza. CATL, el gigante chino de las baterías, ha lanzado una bomba en forma de batería LFP: la nueva Shenxing Pro. Sí, esa misma que te promete aguantar hasta un millón de kilómetros y más años que algunos matrimonios. Pero ojo, porque esta vez no hablamos de tecnología reservada para el lejano oriente: la Shenxing Pro se fabricará “en Europa, para Europa”. Y no es solo un eslogan bonito. Vamos a ver por qué esta noticia está electrizando —literalmente— el sector.
CATL: dominando el tablero de las baterías
Antes de entrar en harina, pongamos el contexto. CATL no es precisamente el nuevo en la fiesta. Hablamos del fabricante que, solo en los seis primeros meses del año, ha puesto en la carretera el 34% de todas las baterías de coches eléctricos del mundo. Sí, una de cada tres lleva su sello. Y no se han conformado con tener músculo productivo: cada vez que parece que se estabiliza el mercado, ellos van y dan otra vuelta de tuerca.
En 2023 ya sorprendieron al personal con las baterías Shenxing LFP, que revolucionaron la carga rápida y dejaron con la boca abierta a más de un ingeniero alemán. Pero lo de este año es aún más ambicioso: la Shenxing Pro sube el listón… y lo hace jugando en casa.
Made in Europe (de verdad)
CATL ha decidido que su nueva joya tecnológica no cruzará medio planeta en un contenedor: la Shenxing Pro se fabricará aquí, en suelo europeo. Y aunque los directivos juegan al despiste con la localización exacta, todo apunta a que la planta de Stellantis en Zaragoza será el epicentro de este salto tecnológico.
¿Por qué esto importa? Porque integrar la producción local no solo reduce costes y emisiones asociadas al transporte; también significa que los fabricantes europeos podrán acceder antes —y mejor— a una tecnología puntera, sin perderse en burocracias o dependencias asiáticas. Un gol por toda la escuadra para el viejo continente.
LFP: el patito feo que se puso guapo
Durante años, las baterías LFP (litio-ferrofosfato) vivieron a la sombra de sus primas NCM (níquel-cobalto-manganeso). Eran como ese coche compacto fiable pero sin chispa; cumplía, pero nadie soñaba con él. El argumento clásico: menos autonomía, menos rendimiento… pero a precio más bajo y con una seguridad a prueba de sustos.
Sin embargo, CATL ha afinado tanto la fórmula que ahora la Shenxing Pro presume de cifras de vértigo. Para empezar, promete una vida útil que tumba cualquier prejuicio: 12 años o 1.000.000 de kilómetros antes de decir “me jubilo”. Así que si eres de los que cambia de coche cada década, solo tendrás que preocuparte por el color del siguiente modelo, porque batería tendrás para rato.
Autonomía y rendimiento: cifras que impresionan
La Shenxing Pro no solo destaca por su longevidad. CATL asegura que tras 200.000 kilómetros —el equivalente a recorrer diez veces España de punta a punta— la batería solo perderá un 9% de su capacidad original. Y si te obsesiona la autonomía, atento al dato: en su versión más potente puede ofrecer hasta 758 kilómetros con una sola carga según ciclo WLTP. Eso ya son palabras mayores para quienes siguen dudando si lanzarse o no al mundo eléctrico.
Pero aquí viene lo verdaderamente jugoso: CATL lanza dos versiones de su nueva batería. Por un lado tenemos la Shenxing Pro Super Long Life & Long Range Battery —la maratoniana del grupo— y por otro, la Shenxing Pro Super-Fast Charging Battery, que podría llamarse “la impaciente”.
Esta última está pensada para los que no pueden esperar ni al microondas: es capaz de añadir 478 kilómetros de autonomía en apenas 10 minutos enchufada. Sí, has leído bien: casi medio millar de kilómetros en lo que tardas en pedir un café y discutir si era mejor el Madrid o el Barça. Eso equivale a una tasa de recarga bestial de hasta 830 kW, marcando un hito incluso para los estándares más ambiciosos del sector.
Eso sí, tanta prisa tiene un pequeño precio; su garantía se limita a 10 años o 240.000 kilómetros. Pero seamos sinceros: ¿quién va a recorrer esa distancia antes de darle otra vida al coche?
Seguridad y precio: la dupla ganadora
Otro punto clave es la seguridad. Las LFP ya eran famosas por ser menos propensas a calentarse o sufrir accidentes térmicos (ese eufemismo tan elegante para decir “no explotan”). Ahora, además, ofrecen un rendimiento prácticamente a la altura de las tecnológicamente más complejas… pero con un coste inferior.
Esto abre la puerta a eléctricos más asequibles sin renunciar al alcance ni tener pesadillas con el envejecimiento acelerado de la batería. Si sumamos producción local y reducción de costes logísticos, es fácil prever eléctricos cada vez más competitivos en precio. Y eso sí que puede cambiar las reglas del juego.
Europa quiere jugar en la primera división eléctrica
Más allá del dato técnico, el movimiento estratégico es claro: Europa no quiere quedarse mirando cómo China lidera el futuro eléctrico desde lejos. Con iniciativas como la Shenxing Pro fabricada aquí, los grandes fabricantes del continente pueden acceder a tecnología puntera sin pedir permiso ni pagar peaje por depender del exterior.
El resultado será una gama creciente de vehículos eléctricos made in Europe, con autonomías reales y precios cada vez más razonables. Y, por supuesto, con baterías preparadas para sobrevivir a cualquier aventura o atasco inesperado.
Un futuro menos enchufado… al taller
La Shenxing Pro puede marcar un antes y un después para el coche eléctrico europeo. Más autonomía, más vida útil y menos sustos en el bolsillo y en el taller. ¿El objetivo? Que al comprar tu próximo eléctrico no pienses tanto en cuándo cambiarás la batería… sino en cuántos viajes increíbles te faltan por hacer antes.
Porque si algo nos ha enseñado CATL es que las baterías ya no son el talón de Aquiles del coche eléctrico. Ahora toca disfrutar del viaje —aunque sea de aquí a Helsinki— sin mirar tanto el indicador de carga ni temer por el futuro del acumulador.
Así sí da gusto enchufarse al futuro.