Hyundai no renuncia a la gasolina ni al híbrido junto al eléctrico y Manfred Harrer explica por qué
Hyundai pisa el acelerador con los coches eléctricos, pero no tira por la borda lo que ya funciona. Su jefe de tecnología de desarrollo de vehículos, Manfred Harrer, defiende una estrategia con varias vías y lo hace con argumentos que pesan más que un paquete de baterías.
Quién es Harrer y por qué su opinión importa
Ascenso meteórico. En mayo de 2024 asumió la dirección de tecnología de desarrollo en Genesis y en pocos meses pasó a coordinar esa misma responsabilidad para todo Hyundai Motor Group. Con pasado en el Grupo Volkswagen, conoce bien cómo se decide y se fabrica a ambos lados del mapa.
Multitecnología por convicción, no por nostalgia
El mensaje es claro. Invertir en motores de combustión interna e híbridos al mismo tiempo que se empuja el eléctrico es una elección inteligente. La razón es pragmática. La cuota de mercado de los eléctricos aún no permite apostar solo por ellos sin perder clientes y volumen. Mientras la infraestructura crece y los costes se estabilizan, la combinación de tecnologías sostiene ventas, rentabilidad y libertad de elección del usuario.
Beneficio extra. Mantener varias opciones tecnológicas permite adaptar la oferta a países con infraestructuras y normativas muy diferentes. Y a la vez financiar el desarrollo eléctrico con productos que hoy siguen siendo rentables.
La velocidad coreana frente al método europeo
Se suele hablar de la rapidez de China. Harrer deja otra idea. Corea se mueve muy deprisa. Donde en Europa una decisión puede cocinarse durante meses, en Corea se toma en días. Esa agilidad reduce tiempos de desarrollo, libera recursos y acerca a Hyundai al ritmo de los fabricantes más veloces del planeta. El toque Fidalgo. Menos reunión y más coche en la calle. Así sí.
La nueva palanca se llama Inteligencia Artificial
No se trata solo de ir rápido. Se trata de acertar más a la primera. Harrer apunta a un cambio de era. Herramientas conectadas, datos que fluyen y modelos virtuales que validan antes de fabricar. La IA ayuda a unificar un legado de software fragmentado y acelera tareas críticas como el diseño de componentes, la simulación de desgaste o la calibración de sistemas. Resultado. Ciclos más cortos y decisiones con más precisión.
Un referente reciente para medir el reloj
La industria ya ofrece señales. El nuevo Twingo completó su proceso en cien semanas. Es aproximadamente la mitad de lo habitual. Ese tipo de plazos marcan el listón que los fabricantes que compiten con China necesitan alcanzar. Hyundai quiere jugar esa liga.
Gobernar la complejidad sin perder la calidad
Coordinar varias marcas y cientos de programas es un Tetris permanente. Harrer lo resume en una idea contundente. Cada pocos días hay un hito de producto. Un nuevo modelo, una actualización, un cambio de año. La clave es que esa cadencia no se coma lo importante. Seguridad, fiabilidad y calidad tienen que aguantar el ritmo.
Retos sobre la mesa:
- Sincronizar plataformas, motores y software para evitar duplicidades
- Asegurar la calidad en un calendario muy exigente
- Priorizar inversiones entre combustión, híbridos y eléctricos sin descuidar ninguna
- Mantener el pulso frente a la competencia china y europea
Lo que esta estrategia nos dice de Hyundai
El grupo no juega a todo por miedo. Juega a todo porque el mercado aún es multicapas. Quien compre eléctrico tendrá opciones potentes. Quien necesite híbrido o gasolina con etiqueta eco en su ciudad también. Y por debajo, una fábrica que decide rápido y una IA que recorta semanas sin recortar ambición.
No es el final del camino. Es una forma de no quedarse mirando el retrovisor mientras otros ya doblan la curva.