Honda CR-V e:PHEV, el SUV padre friendly que lo peta en España

Pocos coches hay que sean tan padres de manual como el Honda CR-V e:PHEV nuevo. Pero no me entiendas mal, no esos “padres” de tarjeta Carrefour y sandalias con calcetines. Hablo de gente que quiere un coche grande, cómodo y que no te saque de quicio cuando tienes que sentar al crío con mochila, triciclo y la sillita más grande que un monitor gaming.
Puertas 90º, aquí Honda ha tirado un triple
Lo primero, algo que nadie piensa hasta que tiene criaturas. Las puertas traseras. Estas del CR-V abren a 90 grados. Noventa. Como si fuera una puerta del salón de tu abuela, pero aquí para encajar la sillita sin hacer acrobacias de contorsionista. El otro día encajé la Maxi-Cosi de mi primo (que pesa lo suyo, la jodía) y salió el asiento sin dramas ni pies en la frente. No te das cuenta de lo que vale esto hasta que lo pruebas.
Eso sí, en otras marcas he sudado tinta gorda con sillitas. Aquí vas de frente, metes la sillita, enganchas Isofix y a correr. Y si lo que llevas es uno de esos carritos "transformers", pues igual, entras y sales sin que acabe tu lumbago en la UCI.
Suelo trasero casi plano, la paz en los viajes familiares
¿Quién no se ha jugado la vida y la cadera yendo en medio, entre dos sillitas, con media espalda encajada en el túnel central del coche? Yo lo he sufrido, y es como ir sentado en el palo de una escoba. El Honda CR-V, para alegría del padre/madre solidario que se va atrás a calmar al demonio pequeño, tiene el piso trasero casi plano. Es decir, el asiento central es usable. En otros SUV, lo llaman asiento pero es más bien castigo capital.
En la última ruta de finde a la sierra, mi colega Pablo fue en el medio haciendo el mono, y ni se quejó. Y eso que el tío protesta por todo.
Silencio. (Y si hace falta, ruido blanco)
Lo bueno del CR-V e:PHEV no es solo lo eléctrico para chulear de etiqueta ZERO y no pagar en zona APR en Madrid. A la práctica, esto significa que puedes ir en modo eléctrico puro hasta 82 km. Técnicamente, hay dos motores eléctricos: uno mueve el coche y el otro hace de generador (se nota que Honda no hace las cosas a medias). La batería es maja, 17,7 kWh, y recargarla en casa es como enchufar una tablet, pero más caro.
Por ciudad, ni te enteras. Coche silencioso. Si llevas un niño que se despierta con cualquier cosa (tipo el mío cuando le da por soñar con Pocoyó y grita por el coche), este silencio es gloria bendita.
Si eres de esos raros que necesitan ruido blanco (sí, todavía quedan padres tribales), siempre puedes meterle el 2.0 gasolina de cuatro cilindros, ciclo Atkinson con 148 CV. Sonido motor y que duerma hasta el más inquieto. El gasto combinado, ojo, es ridículo para el tamaño: Honda dice 0,8 l/100km de media homologada… en teoría, claro. En ciudad, puedes sacar medias reales de unos 1,5-2 l/100 si tienes batería. Carretera, si gastas batería y exprimes, sube, pero nada escandaloso para lo grande que es.
Maleterazo de 617 litros, pero parece aún más
Otra cosa fina: el maletero. 617 litros oficiales, y eso sin contar que el suelo queda bajo y regular. En mi experiencia, una silla, un patinete, la compra, la maleta de finde y aún podrías meter un ordenador gaming. El truco del CR-V es el fondo rectangular, no hay estrangulamientos de formas raras. Los asientos traseros dividen 60/40 y se abaten planos. He cargado hasta una bici de montaña dentro metiendo rueda de lado.
Consumo, autonomía y datos que quieres saber
Un SUV de 1916 kg no es precisamente una pluma. Pero gracias a la tecnología híbrida enchufable y honesta de Honda, te mueves por ciudad sin gastar un duro de gasolina (si recargas en casa). El depósito de gasolina es un poco justo, son 46 litros, pero con la ayuda de la batería tienes autonomía real que ronda los 750-800 km combinando modos, si no vas a cuchillo. Velocidad máxima: 195 km/h. Aceleración 0-100 en 9,4 segundos. No es un cohete, ni lo pretende.
La etiqueta DGT Cero es lo que toca en este PHEV, así entras en Madrid, BCN y casi cualquier sitio aunque haya restricciones.
El diseño ahora está americanizado, pero no en plan hamburguesa XXL
Honda ha "americanizado" el CR-V de sexta generación. Más ancho, más largo (mide 4,7 metros). La parrilla ahora da poderío. Antes era más "abuelo", ahora es más guay, sin caer en lo hortera. Llantas de 18 pulgadas que llenan bien los pasos de rueda, todo en orden.
Dentro todo es funcional. Plásticos buenos arriba, algo duro abajo pero bien rematado. Pantalla central fácil de manejar (aunque no es la más grande del mundo, que tampoco hace falta). Utilidades abundan: puertos USB delante y detrás, enchufe de 230 V en plazas traseras (sí, lo que lees, para enchufar el portátil o calentar el bibe).
Precios y versiones para el mercado español
Ahora viene el palo real: el precio. El CR-V e:PHEV parte en el entorno de 59.760 €, versión Advance. Sí, tienes versiones híbridas no enchufables más baratas, pero ninguna enchufable con este nivel de equipamiento. Con el MOVES III aún puedes rascar algo volviendo papeleo, pero prepárate a masticar leasing o financiación si tienes nómina modesta (como el resto de humanos).
En el segmento D-SUV, rivales directos pueden ser Toyota RAV4 PHEV o Kia Sorento PHEV. Pero ninguno tiene la apertura trasera de 90 grados ni ese maletero tan aprovechable.
Para padres, madres, tíos y abuelos fans de SUV
Si lo que quieres es meter la vida familiar entera dentro y no perder la cabeza, el CR-V e:PHEV tiene argumentos de peso. Gasta poco con la batería, no renuncia a la gasolina, entra en todas partes y hace la vida fácil. La pega es la pasta, pero si puedes estirarte, te quitas líos de encima.