Etiquetas DGT actuales vs futuras: análisis de la Ley de Movilidad Sostenible y quién gana o pierde

Etiquetas DGT actuales vs futuras: análisis de la Ley de Movilidad Sostenible y quién gana o pierde
Ganadores y perdedores de las nuevas etiquetas DGT

La Ley de Movilidad Sostenible ya está en marcha y trae una bomba con efecto retardado para cualquiera que conduzca en España: las etiquetas medioambientales de la DGT van a revisarse para dejar de clasificar por tecnología y empezar a mirar el CO2 real. Adiós a la pegatina como carta de presentación del motor, hola a una etiqueta que te juzga por lo que emites, no por lo que prometes. Lo siento, SUV híbrido enchufable de dos toneladas, te estaban esperando.

Qué mide hoy la etiqueta vs qué podría medir mañana

Hasta ahora, la DGT ha ordenado el garaje nacional por tecnología. Si llevas electrificación, pasas delante. Si eres gasolina moderno, bien. Si eres diésel veterano, al fondo. Esto simplifica, pero confunde. Un mild hybrid de 150 CV con etiqueta ECO puede gastar más que un gasolina de 90 CV con etiqueta C. Y un PHEV puede firmar 1,8 l/100 km en la ficha para luego tragar 8 l en autopista cuando va sin carga. El sistema premia el hardware, no el resultado.

La revisión pedida por la nueva ley cambia el foco. La pegatina dejaría de ser una foto del tipo de motor y pasaría a ser una nota del examen de emisiones. ¿Cómo se mediría? Hay tres vías sobre la mesa que pueden convivir:

  • Datos WLTP homologados, que ya son base fiscal en España. Ventaja, son oficiales. Pegas, siguen siendo de laboratorio.
  • Registros de consumo real a bordo mediante OBFCM, que los coches modernos ya envían de forma anonimizada en la UE. Es lo más cercano a la vida real, aunque depende de cómo y dónde se use el coche.
  • Algún factor de uso que pondere masa, potencia y perfil de conducción, para evitar que una conducción agresiva castigue la etiqueta de forma permanente o que un uso excepcional beneficie en exceso.

Escenarios posibles: de letras fijas a etiquetas por tramos de CO2

No hay umbrales públicos cerrados, pero el sentido común y las prácticas europeas sugieren tres modelos probables:

  • Mantener CERO, ECO, C y B, pero reasignando quién entra en cada una según gramos de CO2 y no solo por tecnología. Un PHEV sin uso eléctrico real podría caer a C, un urbano muy frugal subir dentro de C y rozar ECO si su huella es muy baja.
  • Pasar a tramos de CO2 con colores, como en los electrodomésticos. Más claro para el ciudadano y más fácil de alinear con impuestos.
  • Etiqueta híbrida, con base WLTP y ajuste periódico con datos reales. Sería el más justo y el más complejo de implantar.

Ganadores vs perdedores: casos realistas

Híbrido enchufable de 2.100 kg y 350 a 400 CV

  • Hoy: luce ECO y entra en muchas ZBE como si fuese un colibrí.
  • Mañana: si su uso real muestra poco kilómetro en modo eléctrico, su CO2 sube y podría perder privilegios. En ciudad con carga diaria, seguiría bien posicionado.

Gasolina pequeño de 1.0 a 1.2 litros, 95 a 110 CV y 5 litros reales a los 100

  • Hoy: etiqueta C, con restricciones puntuales en ZBE duras.
  • Mañana: puede escalar en la clasificación por su baja huella real. No será CERO, pero podría acercarse al trato de los ECO actuales sin necesidad de 48V.

Diésel Euro 6d con AdBlue, 120 a 150 CV y 4,5 litros reales en carretera

  • Hoy: C, con mala fama por herencia de otras generaciones.
  • Mañana: en largos recorridos puede marcar menos CO2 que muchos gasolina ECO. Recupera coherencia para quien hace mucha autopista.

Mild hybrid gasolina de 130 a 160 CV y 6,5 litros reales

  • Hoy: ECO por el sistema de 48V, aunque el ahorro sea modesto.
  • Mañana: si el consumo real no acompaña, podría bajar de escalón frente a gasolina ligeros sin hibridación.

Eléctrico puro

  • Hoy: CERO. Emite cero en tubo de escape, fin de la discusión.
  • Mañana: seguirá en lo alto si la medición es a escape. Si alguien decide medir de la central a la rueda, entraría el mix eléctrico nacional y el debate se calentaría. Lo razonable es mantener la medición a tubo de escape para la etiqueta urbana.

GLP y GNC

  • Hoy: ECO, con consumos variables según modelo.
  • Mañana: su posición dependerá del CO2 real, generalmente algo menor que gasolina equivalente. Podrían mantenerse bien si el uso es principalmente interurbano.

Impacto en ZBE, impuestos y mercado de ocasión

La etiqueta es tu llave para entrar en las ZBE. Con un sistema más ligado al CO2:

  • Las ciudades podrían segmentar por emisiones reales en lugar de por pegatina de tecnología. Más justo para quien contamina poco, menos margen para atajos de marketing.
  • El impuesto de matriculación y circulación podría alinearse con el mismo indicador, simplificando el ecosistema fiscal y premiando de verdad a quien emite menos.
  • El mercado de segunda mano se moverá. Modelos ECO sin ahorro real perderán atractivo. Pequeños gasolina y diésel eficientes ganarán valor si su etiqueta sube y su coste por kilómetro ya es bajo.

Ventajas y desventajas del cambio

Ventajas

  • Coherencia ambiental: se premia el resultado, no el apellido del motor.
  • Señal clara al mercado: diseñar coches más ligeros y eficientes vuelve a ser negocio.
  • Menos arbitrariedad en ZBE: las excepciones tecnológicas pierden peso.

Desventajas

  • Complejidad técnica y administrativa: medir bien cuesta, y actualizar etiquetas sin liar al ciudadano, más.
  • Dependencia del uso: un conductor eficiente podría “mejorar” la foto del coche y uno agresivo empeorarla. Habrá que filtrar para no personalizar en exceso.
  • Incertidumbre a corto plazo: compras en 2025 con reglas en transición. Toca afinar la decisión.

Preguntas abiertas que decidirán la letra pequeña

  • ¿Se usará WLTP puro, datos reales OBFCM o un mix? Un WLTP afinado es simple, pero menos real.
  • ¿La etiqueta cambiará a lo largo de la vida del coche o será fija? Si cambia, habrá que definir ventanas de revisión y proteger la privacidad.
  • ¿Se medirá solo CO2 a escape o también el ciclo completo de la energía? Para circular en ciudad, medir a tubo de escape tiene más sentido práctico.
  • ¿Cómo entran las motos, comerciales ligeros y autobuses? Si el objetivo es coherencia, deberían regirse por el mismo principio.

Consejos prácticos si vas a comprar coche en 2025

  • Prioriza eficiencia real por encima de la pegatina actual. Peso, aerodinámica y neumáticos cuentan más de lo que pone el catálogo.
  • Si optas por PHEV, asegúrate de que tu uso encaja: enchufe diario, trayectos urbanos y paciencia para cargar. Si no, un híbrido no enchufable o un diésel eficiente de carretera pueden cuadrarte mejor.
  • Revisa consumos independientes y compara con WLTP. Una desviación pequeña es buena señal de coherencia.
  • En ciudad pura, un eléctrico sigue siendo la apuesta limpia y con menos letra pequeña para ZBE.

Tecnología vs CO2 real.

Esta es la batalla que libra la nueva Ley de Movilidad Sostenible en las etiquetas de la DGT. El cambio corrige incoherencias de un sistema que se había quedado viejo para el parque de hoy y envía un mensaje claro: la pegatina ya no se gana con marketing, se gana con gramos. El resultado será más justo para quien de verdad contamina menos y más exigente para los que se apoyaban en siglas sin respaldo en la calle. Si eliges coche en este nuevo tablero, piensa menos en la pegatina de hoy y más en el CO2 que vas a dejar mañana. Tu bolsillo y tu acceso a la ciudad te lo agradecerán.