España y Francia cierran filas con 2035 sin combustión y contradicen la estrategia de Alemania e Italia

España y Francia cierran filas con 2035 sin combustión y contradicen la estrategia de Alemania e Italia
España y Francia apuestan por mantener 2035 como fecha para eliminar los coches de combustión

España y Francia han decidido pisar a fondo con el calendario europeo. Mantener 2035 como fecha para vender solo coches nuevos de cero emisiones no se toca. El mensaje a Bruselas es claro. Nada de aplazamientos ni de medias tintas que descuadren el plan industrial y climático.

Qué han pedido a la Comisión Europea

Ambos gobiernos reclaman que el objetivo de cero emisiones para turismos y furgonetas en 2035 siga intacto dentro del Green Deal. La revisión de los estándares de CO2 prevista para finales de 2025 no debe rebajar la ambición ni desorientar al sector. La norma tiene que dar estabilidad y una senda conocida, sin volantazos de última hora.

Por qué proteger el calendario de 2035

Desde 2023 se han comprometido miles de millones en baterías, electrificación y cadenas de suministro en Europa. Cambiar la meta ahora sería como mover la meta cuando el jugador ya ha chutado. Se perdería confianza, se encarecería la transición y se pondría en pausa a proveedores y plantas que ya están reconfigurando su negocio.

Flexibilidades sí, pero con acento europeo

España y Francia abren la puerta a ajustes en la aplicación que sumen competitividad sin desactivar el objetivo climático. Proponen un sistema de supercréditos para coches eléctricos pequeños fabricados en Europa. La idea busca dos efectos. Impulsar la producción local y acercar el coche eléctrico asequible al gran público.

Estos supercréditos premian a los vehículos ligeros y eficientes. Un modelo pequeño y fabricado aquí contaría más a la hora de cumplir la norma. Además, se reconoce que producir en Europa suele dejar una huella de carbono menor que importar desde terceros países. Menos peso, menos energía, menos CO2, la aritmética está de su lado.

Dónde está la línea roja

Ni España ni Francia quieren prolongar el trato favorable a los híbridos enchufables más allá de 2035. Las emisiones reales de muchos PHEV son sensiblemente superiores a las que salen en laboratorio cuando no se cargan con regularidad. En el mundo real mandan los hábitos y la logística, no la hoja de cálculo.

El tablero europeo y el pulso político

Mientras Madrid y París consolidan 2035, otros socios piden aflojar. Alemania e Italia presionan para aplazar o suavizar el marco. La discusión no va solo de clima. También pesa la estrategia industrial, la cuota de mercado de cada fabricante y la dependencia tecnológica frente a Asia. Una regulación previsible es la diferencia entre atraer inversión o verla pasar.

Qué implica para fabricantes y compradores

Para la industria, un calendario claro reduce el riesgo. Plataformas eléctricas, gigafactorías, proveedores de componentes y reciclaje de baterías necesitan visibilidad. Con 2035 blindado, los proyectos ganan velocidad y financiación.

Para el cliente, el foco en eléctricos pequeños fabricados en Europa puede traer precios más contenidos y oferta pensada para ciudad y cercanías. Si a eso se suma más infraestructura de carga y programas de renovación, la barrera de entrada baja. Nadie quiere un coche que carga lento y cuesta caro, y ahí es donde se jugará el partido.

Claves a vigilar hasta la revisión de 2025

  • Diseño final de los supercréditos y su impacto real en precios y oferta
  • Qué se considerará vehículo pequeño y cómo se medirá la huella de fabricación
  • Salvaguardas para que la flexibilidad no diluya el objetivo de CO2
  • Tratamiento de los PHEV en el tramo final de la década
  • Posición definitiva de los países que hoy piden aplazar
  • Ritmo de inversión en baterías y suministros europeos

2035 ya no es una promesa, es un compromiso con fecha. Falta por afinar la letra pequeña, esa que separa la teoría del asfalto. De cómo se cierre dependerá quién acelera y quién termina mirando por el retrovisor cómo se le escapa la pole.