El fallo de las manillas eléctricas de Tesla: ¿innovación que atrapa… literalmente?

En el mundo del automóvil, hay un mandato no escrito: si algo funciona, no lo toques. O al menos, no lo conviertas en un gadget más digno de una nave espacial que de un coche de calle. Pero claro, Tesla es Tesla, y decidió que abrir una puerta debía ser tan futurista como el propio coche. Así nacieron las manillas eléctricas empotradas y retráctiles, esas piezas de diseño que hacen sentir al usuario como si estuviera entrando en el Batmóvil… hasta que dejan de funcionar.
Lo que comenzó como un truco cool…
Cuando Tesla lanzó sus famosas manillas al ras de la carrocería, muchos aplaudieron el minimalismo y la aerodinámica. Menos resistencia al viento, más estética tecnológica y, por supuesto, ese toque premium que hace a los vecinos mirar con envidia. Pero como suele pasar cuando se reinventa lo sencillo, surgió la pregunta: ¿era necesario?
Las manillas tradicionales llevan décadas funcionando mecánicamente con una tasa de éxito cercana al 100 %. Las electrónicas, en cambio, dependen de motores, sensores y circuitos… y ya sabemos cómo se llevan los componentes eléctricos con los golpes y los accidentes.
Cuando la innovación se convierte en problema
La realidad ha superado la ficción: las manillas electrónicas de Tesla pueden bloquearse tras un accidente, dejando a ocupantes atrapados dentro del vehículo. No es una anécdota para contar en la barra del bar; ha habido incidentes serios que han desencadenado investigaciones federales en Estados Unidos. Imagina estar dentro de tu flamante Model S y descubrir que abrir la puerta es más complicado que resolver un cubo de Rubik a oscuras.
Tesla ya ha anunciado que trabaja en una solución. Lo que no queda tan claro es si será una actualización para futuros modelos, una llamada a revisión para los actuales o ambas. Pero el daño a la reputación ya está hecho porque, además, no es un caso aislado.
Otros fabricantes también tropezaron
No solo Tesla ha sufrido las consecuencias de complicar lo sencillo. Ford también ha tenido que revisar su Mustang Mach-E por problemas similares con las manillas electrónicas. Incluso en China empiezan a plantearse si prohibir directamente este tipo de soluciones retráctiles. Al parecer, el minimalismo extremo tiene un precio… y no siempre lo paga quien diseña el coche.
¿Hacia dónde va la industria?
La moraleja aquí es clara: no todo lo innovador es necesariamente mejor. A veces, el futuro puede aprender una lección del pasado. Los fabricantes empiezan a reconsiderar hasta qué punto merece la pena dejar fuera los mecanismos tradicionales en favor de sistemas electrónicos que pueden fallar justo cuando más los necesitas.
Este debate llega en un momento en el que el sector eléctrico busca consolidarse y no necesita titulares negativos por detalles tan básicos como las manillas de las puertas. Puede que volvamos a ver diseños menos espectaculares pero mucho más fiables. Y sí, abrir una puerta debería seguir siendo tan fácil como siempre.
Más allá de las puertas: otros retos del coche eléctrico
Mientras tanto, la industria sigue buscando el equilibrio entre alta tecnología y sentido común. La reciente decisión de Ram de cancelar su pickup eléctrica para centrarse en versiones híbridas extensibles demuestra que hasta los gigantes del sector dudan sobre hacia dónde va realmente el mercado.
Y por si fuera poco, empresas como Infinite Machine están revolucionando la micromovilidad sobre dos ruedas, buscando alternativas para movernos sin depender tanto del coche privado. Tal vez la verdadera innovación no esté en una manilla futurista sino en cambiar nuestra forma de desplazarnos.
Quizá todo esto sirva para recordar algo simple: hay inventos que no necesitan reinventarse. Si la próxima vez te encuentras admirando un coche sin manillas visibles, no olvides preguntarte si lo realmente innovador es poder entrar… o salir sin drama.