El CEO de Volvo lo tiene claro, sin recarga rápida no hay eléctrico rentable en España

El CEO de Volvo lo tiene claro, sin recarga rápida no hay eléctrico rentable en España
Håkan Samuelsson no se corta, en España no se puede cargar fácil y rápido

Håkan Samuelsson ha sido claro. Si en España no se puede cargar fácil y rápido, el coche eléctrico se queda en la casilla de salida. El mensaje no solo apunta al sur de Europa. Sirve también para explicar por qué Volvo ha levantado el pie y combina eléctricos puros con híbridos enchufables de largo alcance. El plan suena a realismo escandinavo aplicado a un enchufe español.

Qué ha dicho Volvo y por qué importa

El directivo ha advertido que la movilidad eléctrica tropieza cuando la red pública no acompaña. En especial en mercados con muchos kilómetros por cubrir y corredores con pocos megavatios a mano. De ahí la revisión de la hoja de ruta en la marca sueca. Ya no vale el todo eléctrico en 2030. Entra un modelo mixto con BEV y PHEV de gran autonomía eléctrica para salvar viajes y rutinas en zonas donde la recarga rápida sigue siendo un unicornio.

Esta decisión es táctica y también comercial. Si el cliente teme quedarse colgado, el híbrido enchufable actúa como puente. Reduce ansiedad, mantiene costes bajo control y permite que el eléctrico puros se adopte donde de verdad hay enchufes potentes y disponibles.

España y el cuello de botella de la recarga

Los datos no necesitan traductor. A finales del primer trimestre de 2025 había unos 32.400 puntos públicos en España. Solo un 6,5% superaba los 150 kW. En la Unión Europea la proporción de cargadores rápidos ronda el 13,5% y aun así España se queda por debajo.

La patronal del automóvil cifra en un 17,5% los puntos instalados frente a los necesarios para cubrir la demanda prevista a cierre de 2025. La fotografía de ventas acompaña el diagnóstico. Menos del 7% del mercado fue de eléctricos puros, muy por detrás de Francia con un 18% y de Portugal con un 20%. El mapa además es irregular. Hay comunidades con corredores decentes y otras donde un viaje largo con un BEV exige planificación de expedición.

No es solo cantidad, es experiencia

  • Distribución desigual entre áreas urbanas y corredoras interprovinciales
  • Poca potencia disponible en localizaciones clave
  • Tramitación lenta y heterogénea según administración
  • Disponibilidad mejorable y tiempos de reparación largos
  • Métodos de pago y precios poco claros para el usuario medio

Cuando el ciudadano tarda menos en repostar que en abrir una aplicación y cruzar los dedos, la decisión de compra se inclina hacia lo conocido.

Qué haría falta para pisar el acelerador

  • Hubs de alta potencia en nudos de autopistas y cinturones metropolitanos
  • Permisos simplificados con ventanilla única y plazos máximos reales
  • Ayudas que cubran inversión y operación con objetivos de disponibilidad
  • Interoperabilidad total con pago con tarjeta sin trucos
  • Mantenimiento proactivo y métricas públicas de tiempo en servicio
  • Refuerzos de red con almacenamiento local para suavizar puntas
  • Tarifas transparentes con señales horarias que premien horas valle

Con estas bases, el eléctrico se vuelve predecible. Y predecible es sinónimo de vendible.

Cómo encaja la jugada de Volvo

La apuesta combinada busca capilaridad. BEV para quien ya tiene recarga en casa o trabajo y rutas cubiertas. PHEV de largo alcance eléctrico para quien vive entre un enchufe ocasional y viajes frecuentes. Bien usados, estos híbridos reducen consumo y emisiones en el día a día. Mal usados, son un lastre. La diferencia la marcan el software, los incentivos y una red que invite a enchufar a diario.

Para Volvo, esta flexibilidad protege márgenes y evita perder clientes en mercados donde el enchufe rápido aún es una promesa. También compra tiempo para desplegar plataformas eléctricas más eficientes cuando la infraestructura esté a la altura.

Lo que nos dicen los números

  • 32.400 puntos públicos en España a finales del primer trimestre de 2025
  • 6,5% con más de 150 kW, muy por debajo de lo deseable
  • 17,5% de los cargadores necesarios instalados según objetivos anuales
  • Menos del 7% de cuota para eléctricos puros en España frente a 18% en Francia y 20% en Portugal

No se trata de fe en la tecnología sino de vatios en el suelo. Sin potencia y sin disponibilidad, la adopción se encoge.

La pelota bota en varios tejados. Industria, operadores, regulador y eléctricas. Si 2026 trae más hubs ultrarrápidos bien ubicados y menos trámites interminables, el eléctrico cogerá velocidad. Si no, los híbridos enchufables seguirán haciendo de puente. Falta decidir si ese puente es temporal o se convierte en una carretera secundaria demasiado cómoda como para abandonarla.