El CEO de Mercedes y la realidad que duele: "los motores de gasolina e híbridos..."

El CEO de Mercedes y la realidad que duele: "los motores de gasolina e híbridos..."
Ola Källenius, Mercedes: "los motores de gasolina e híbridos no se van"

El director de Mercedes-Benz avisa. Pero no con una carta tan seria como la de Hacienda, sino con una advertencia de las que escuecen: “O revisamos la realidad, o nos la pegamos de frente, sin airbags”. Y no lo dice cualquiera, no. Ola Källenius lleva ya tiempo soltando dardos sobre el eléctrico, la combustión y los sueños húmedos de la UE con el futuro verde brillante.

El espejismo eléctrico y el jarro de agua fría

Mercedes (y casi todos los grandes) se vinieron arriba hace nada con sus planes eléctricos. Que si “en 2030 todo será eléctrico”, que si 40.000 millones de inversión en baterías y fábricas, que si Tesla va a sudar tinta con nosotros. Todo muy flipante, hasta que miras las ventas y… Vaya, amigo, no hay tantos que quieran enchufar el coche en la pared. El eléctrico mola… hasta que toca mirar las ayudas, el precio de la luz y tragarte las colas en el punto de carga.

Ojo al CLA nuevo, que sería el niño mimado este año. Pero ni éste, ni el EQE ni el EQS están reventando los concesionarios en España. Mucho icono techie, pero la gente sigue tirando a lo seguro: gasolina, diésel o pasar del cambio.

Motores gasolina, diésel y Källenius con el "wait a minute"

Y de pronto la marcha atrás: Mercedes dice “eh, los motores de gasolina e híbridos no se van, olvidad lo que os dijimos”. Es más, seguirán fabricándolos incluso después de 2030. Los alemanes han probado la medicina eléctrica, pero la digestión ha sido regular. Y aquí saco pecho: he estado conduciendo un Clase A diésel hace nada por la M-40. 116 CV, cambio automático de doble embrague, eficiente y, sobre todo, sin dramas de autonomía. En ciudad y en carretera, ni te suena un “prepara adaptador CCS”.

Que sí, que los eléctricos tienen par instantáneo y aceleran como demonios. El EQE, por ejemplo, pone 292 CV en la versión básica (el 350+), y pega una patada de 0 a 100 km/h en menos de 7 segundos. Pero a la hora de buscar enchufes, parece más la búsqueda del tesoro de los 80. Aunque aquí en Madrid, si tienes parking propio, es gloria. Si eres de piso, a rezar.

Aranceles de Trump, tormentas y granizo: el sector ni sale de casa

El pobre Källenius lo define de miedo: “esto es llover, granizar, y caerte de culo sobre el hielo, todo a la vez”. No solo es el rollo eléctrico y la Unión Europea con su veto en 2035. Ha venido Trump y se ha puesto a cobrar aranceles a los coches europeos, lo que complica el negocio hasta al mejor comercial. Y si eres consumidor, tampoco estás para estrenar coche todos los días con los precios y los tipos de interés.

En España, el personal no se tira a renovar coche como si le sobrara el dinero. Y si saca la cabeza del pozo, aún se está pensando si quiere un SUV, un eléctrico, o un híbrido, o mejor dejarlo todo como está.

Bruselas, los 93,6 gramos de CO2 y la ley de la goma elástica

La Unión Europea ha dicho “fin a los gasolina y diésel en 2035”, pero luego retrasa las exigencias y va aflojando cuerda. La famosa normativa CAFE, esa que exige bajar las emisiones medias de CO2 en los coches nuevos a 93,6 gramos por km, estaba para 2025, pero se ha corrido hasta 2027 usando el truco de la media de varios años. Vamos, que si no cumples, igual puedes pasar curso.

Eso sí, lo del 2035 está ahí de momento. Pero cada día hay más presión para que en Bruselas digan “bueno, ya vemos si lo mantenemos o no”. Y con razón. El sector mueve muchísima pasta y trabajo en Europa (en España, todo el mundo tiene un primo en Renault, Seat o Ford Almussafes).

Incentivos, ayudas y electricidad: la carambola que nunca llega

El jefazo de Mercedes lo dice claro: si quieres que vendamos eléctricos, hazlo atractivo de verdad. Baja el precio de la electricidad en los cargadores, mete incentivos de los buenos y deja de poner barreras. En España, el plan Moves parece un chiste: papeleo infinito, plazos que desesperan y ayudas que a veces nunca llegan.

Mientras los taxis eléctricos en Madrid y Barcelona van de lujo con sus tarifas, si eres particular y vives en Zamora o Albacete, suerte con encontrar un punto de carga abierto y que no cueste un riñón.

Los modelos Mercedes: gasolina, diésel, híbrido y eléctricos

Vamos a lo que mola, ficha técnica breve de modelos que dominan en España (y que he catado alguno):

  • Clase A: compacto premium, desde 38.000 €. Motor 1.3 gasolina, 136 CV, o la versión diésel con consumos de 4 l/100km y más de 1.000 km de autonomía real. Marcha como un tiro y gasta menos que un mechero. Súper silencioso si vas a currar por la ciudad.
  • CLA: otro de los favoritos, formato berlina coupé, también motores gasolina y diésel desde 45.000 €. Híbrido enchufable de 218 CV si quieres patada y etiqueta CERO.
  • GLA: SUV, también en 1.3 gasolina o 2.0 diésel, etiqueta ECO con versiones microhíbridas.
  • EQE/EQS: los eléctricos grandes, autonomía oficial hasta 660 km según ciclo WLTP, pero ya te digo que en uso normal, 500 largo si no te pesa el pie. Precio: desde 76.000 € (EQE).
  • GLC: muy vendido, SUV medio premium. Motores diésel, gasolina y versiones microhíbridas e híbridas enchufables. Desde 60.000 €, pero de segunda mano los ves desde 35.000€.

La vuelta al ruedo y el adelanto de Mercedes

El resumen: Mercedes va a seguir apostando por la combustión, porque la gente lo pide y porque España no está lista para sólo eléctricos ni de lejos. El plan eléctrico sigue, pero con los pies en el suelo. Un Clase C gasolina es compra segura para quien busca coche, y los eléctricos tienen lo suyo, pero todavía no es todo tan bonito.

¿Quién dice que el futuro es eléctrico? Sí, pero a su ritmo y sin tragarse el cuento. Aquí la gente va con cabeza y con la cartera apretada. Los alemanes pueden hablar de futuro, pero en la calle, la realidad es la que manda.