El CEO de Ford lo tiene claro: "BYD está 25 años por delante"

El CEO de Ford lo tiene claro: "BYD está 25 años por delante"
Jim Farley, CEO de Ford, lo tiene claro

Cuando el CEO de Ford reconoce en público que un rival chino está “25 años por delante”, no es un titular a la ligera. Es una señal de alarma y, a la vez, una brújula. Si Henry Ford cambió la historia con la cadena de montaje, hoy es China quien ha llevado esa lección a una nueva escala industrial. La pregunta no es si BYD está delante, sino dónde, cuánto y, sobre todo, cómo puede Ford recortar esa brecha.

Spoiler: no es magia, son baterías, costes y velocidad de ejecución.

Qué significa estar “25 años por delante” en coches eléctricos

En automoción, las tecnologías que vemos hoy se decidieron hace 5 o 7 años. El ciclo del producto es largo y el mercado, impaciente. Estar “por delante” no va de inventar un gadget brillante, sino de industrializarlo antes, más barato y con menos fallos.

BYD lleva más de una década invirtiendo a fondo en verticalización: baterías propias, electrónica de potencia, plataformas nativas eléctricas y una cadena de suministro que responde a sus tiempos, no a los de terceros. Mientras tanto, muchos fabricantes occidentales lidiaban con legados de producto, barrigas de inventario y software fragmentado.

La “ventaja de 25 años” es una hipérbole útil para expresar una realidad incómoda: BYD ha juntado decisiones correctas durante mucho tiempo y ahora disfruta de una inercia favorable difícil de replicar en dos o tres ejercicios contables.

BYD vs Ford: cara a cara donde duele

  • Coste industrial y verticalización
    • BYD fabrica el corazón del coche eléctrico: la batería. Su química LFP y soluciones tipo Blade han puesto presión a la industria reduciendo coste y mejorando seguridad y empaquetado. Al integrar también electrónica de potencia y parte de los semiconductores, controla márgenes y tiempos.
    • Ford depende en mayor medida de proveedores para baterías y componentes clave. Está invirtiendo para cambiarlo, pero la factura es elevada y el aprendizaje lleva tiempo. Cuando el coste por kWh decide la rentabilidad de un modelo, llegar al umbral correcto antes que el rival lo es todo.
  • Plataforma y software
    • BYD ha apostado por plataformas modulares nativas eléctricas con ciclos de iteración rápidos. En software, su enfoque doméstico le permite lanzar funciones con agilidad en su mercado base y afinar antes de escalar fuera.
    • Ford ha avanzado con actualizaciones OTA y asistentes de conducción, pero arrastra la complejidad de ecosistemas heredados, múltiples proveedores de infotainment y arquitecturas eléctricas aún en transición hacia el vehículo definido por software. Simplificar aquí no es opcional, es cuestión de supervivencia a medio plazo.
  • Cadena de suministro y geopolítica
    • BYD juega en casa con escala masiva y proximidad a proveedores de materiales críticos. Eso permite velocidad y coste competitivo, aunque con el riesgo regulatorio de aranceles en mercados occidentales.
    • Ford cuenta con implantación industrial en Estados Unidos y Europa, acceso a incentivos locales y un conocimiento profundo de la regulación. Su talón de Aquiles es el coste, pero tiene a favor la capacidad de “localizar” producción para sortear barreras comerciales.
  • Marca, producto y distribución
    • Ford domina segmentos de alto volumen como pick-ups y comerciales, con una red de distribución enorme y clientes fieles. El reto es trasladar esa fortaleza al eléctrico con propuestas que ganen en coste total de propiedad sin perder funcionalidad.
    • BYD ha construido marca a base de producto que “da más por menos”. Su desafío ahora es consolidar confianza y servicio en mercados donde el cliente exige posventa y valor residual, no solo precio.

Doug Field y la hoja de ruta de Detroit

La incorporación de talento con cicatrices de guerra en eléctrico puro no es cosmética. Perfil como el de Doug Field aporta tres palancas que Ford necesita ya:

  • Arquitecturas limpias y foco en pocas plataformas escalables, reduciendo variabilidad y coste por unidad.
  • Un plan de producto que priorice el margen sobre el volumen por el volumen, con eléctricos “acertados” en tamaño, prestaciones y precio antes que vitrinas tecnológicas ruinosas.
  • Software de base propia, con menos capas de proveedores y un roadmap claro de funciones que el cliente paga y usa.

Nada de esto imprime dinero mañana, pero corta grasa, acelera decisiones y evita carreras de especificaciones que no compran los clientes.

Dónde gana cada uno hoy

Ventajas actuales de BYD

  • Coste por kWh y control de la batería, el componente que manda.
  • Integración vertical que reduce dependencia, plazos y variabilidad.
  • Cadencia de lanzamiento ágil: iteran producto a ritmo de electrónica de consumo.

Ventajas actuales de Ford

  • Capilaridad industrial y comercial en mercados con alto poder adquisitivo.
  • Conocimiento de clientes profesionales y flotas, menos volubles al hype y más sensibles al coste total de propiedad.
  • Capacidad de localización productiva para capturar incentivos y esquivar aranceles.

Riesgos para BYD

  • Barreras comerciales en mercados clave y necesidad de construir servicio y marca a largo plazo fuera de China.
  • Presión competitiva en LFP a medida que rivales adoptan químicas y formatos similares.

Riesgos para Ford

  • Coste estructural excesivo mientras los volúmenes eléctricos aún no pagan las fábricas.
  • Fragmentación de plataformas y software que alargan tiempos y encarecen el BOM.

El coste manda, pero no lo es todo

El eléctrico ganador en 2025-2030 no es el más rápido en el 0 a 100, sino el que alcanza la frontera dulce de coste total de propiedad, experiencia de usuario y disponibilidad de producto. BYD ha entendido el triángulo y lo exprime desde la batería hacia afuera. Ford, para acercarse, necesita:

  • asegurar suministro competitivo de baterías, con acuerdos y capacidad propia en químicas adecuadas al uso real del cliente
  • consolidar plataformas y simplificar fabricación, con menos piezas y procesos
  • recortar complejidad de software y servicios, priorizando funciones que generan ingreso recurrente
  • elegir batallas: no todos los segmentos se electrifican igual de rápido ni con la misma economía unitaria

Y un extra que no sale en los Excel: velocidad. Decidir antes, equivocarse más barato y corregir sin ego.

La brecha es real, pero no irrevocable

Lo de “25 años” suena a sentencia, y en parte lo es: BYD ha encadenado decisiones industriales correctas durante mucho tiempo. Sin embargo, la industria del automóvil no es un sprint tecnológico puro. Es una maratón de capital, operaciones y fiabilidad. Ford tiene activos valiosos y ahora también la urgencia. Si convierte su escala en eficiencia, su software en producto que el cliente aprecia y su red en ventaja de servicio, puede recortar distancia.

Eso sí, conviene no confundir el mapa con el territorio. La realidad no entiende de PowerPoints: o bajas el coste por kWh, o no hay margen. O entregas a tiempo, o no hay cuota. BYD no va a esperar. Y ese, paradójicamente, es el mejor incentivo para que Detroit vuelva a hacer lo que siempre hizo bien: fabricar más rápido, mejor y a un precio que el mercado quiera pagar.