¿Creías que los coches diésel y gasolina estaban a salvo? El precio del combustible promete darte una sorpresa de las caras

Mientras los titulares se centran en si la Unión Europea va a prohibir o no los coches de combustión en 2035, la auténtica amenaza para los dueños de vehículos diésel y gasolina está pasando de puntillas. ¿El gran villano inesperado? No es una norma que te impida circular ni una pegatina ambiental imposible de conseguir, sino algo mucho más cotidiano y doloroso: el precio del combustible.
La flexibilización de la normativa: alivio para fabricantes, poco consuelo para tu bolsillo
La reciente reunión entre la Comisión Europea y los grandes nombres de la automoción ha traído esperanza a los fabricantes. Puede que las restricciones a la venta de coches diésel, gasolina e híbridos no lleguen tan rápido como se pensaba. De hecho, se está barajando posponer su aplicación para dar tiempo a que la industria eléctrica coja músculo.
Pero ojo, porque para ti, conductor de toda la vida, esto significa poco. Podrás seguir conduciendo tu coche térmico sin restricciones durante años. Nadie va a venir a quitártelo del garaje ni a multarte por arrancarlo en 2036.
El golpe silencioso: un 25% más caro llenar el depósito
Aquí viene el giro argumental que nadie quería en esta película. Aunque no haya prohibiciones inminentes, una nueva regulación europea está a punto de hacer que cada visita a la gasolinera duela más que ver perder a tu equipo favorito en penaltis. El Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS II) se encargará de que los combustibles fósiles afronten un sobrecoste considerable.
Según estimaciones de la propia Comisión Europea, el litro de gasolina y diésel podría encarecerse hasta 25 céntimos antes de 2030. Así, llenar el depósito será un ejercicio de nostalgia por aquellos tiempos en los que el precio solo subía unos céntimos tras cada puente.
¿Por qué sube realmente el precio?
No es un capricho ni una conspiración para acabar con los amantes del rugido del motor. Se trata de una estrategia para reducir emisiones en la Unión Europea. El nuevo sistema grava más duramente el transporte por carretera y busca incentivar ese salto al coche eléctrico que tantos miran aún con desconfianza (y con razón, viendo algunos precios y autonomías).
La idea es sencilla: si repostar se convierte en un pequeño lujo, más gente se planteará pasarse al enchufe. Y si no lo haces, prepárate para hacer cuentas cada vez que vayas a la gasolinera.
¿Qué puedes esperar como conductor?
En resumen:
- No habrá ninguna prohibición inmediata para tu coche diésel o gasolina
- Podrás seguir circulando sin miedo durante al menos otra década
- Eso sí, llenar el depósito será cada vez más caro por regulaciones climáticas
- El objetivo real es empujarte (con suavidad, dicen ellos) hacia alternativas más limpias
Puede que no te prohíban usar tu coche térmico, pero prepárate para gastar más cada año en combustible. Si eres de los que disfruta calculando consumos o buscando la gasolinera más barata, este puede ser el momento de perfeccionar tus habilidades o pensar en una alternativa menos sedienta.
Porque aunque el futuro eléctrico necesite tiempo para arrancar... el precio del combustible ya tiene el acelerador pisado.