Cataluña probará 150 km/h en la AP-7 con IA: así funcionará el primer tramo dinámico de España

Cataluña probará 150 km/h en la AP-7 con IA: así funcionará el primer tramo dinámico de España
Permitir 150 km/h a determinados vehículos y en momentos puntuales en la AP-7

En España el 120 km/h es dogma de fe en autovías y autopistas. La norma es clara y la Dirección General de Tráfico la defiende con uñas y dientes. Sin embargo, un tramo muy concreto de la AP-7, a la altura de El Vendrell en Tarragona, se prepara para romper el molde gracias a la inteligencia artificial. No, no es la Autobahn ni tu cuñado con el coche nuevo. Es un proyecto piloto que estudia elevar el límite a 150 km/h solo cuando el sistema determine que la situación lo permite. Y sí, hablamos de un cambio potencialmente histórico.

La idea es tan sencilla como ambiciosa. Si la carretera está despejada, la visibilidad es perfecta, el asfalto está en forma y el cielo no amenaza con hacer de las suyas, los paneles sobre la calzada avisarán de que, durante un tiempo limitado y en ese tramo específico, la velocidad máxima pasará a ser de 150 km/h. Si esas condiciones desaparecen, el límite volverá a su estado natural. Nada de carta blanca, nada de barra libre. Más bien un traje a medida en tiempo real.

Dónde será posible y cómo se avisará

El escenario del experimento es un tramo de la AP-7 en El Vendrell. Allí se ha implementado un software que analiza el entorno y, cuando se cumplen los requisitos de seguridad, ordena a los paneles de mensaje variable cambiar la velocidad máxima permitida. El conductor lo verá claro en la señalización de la vía. Si el panel marca 150, circular a esa velocidad será legal en ese momento y en ese punto. Si no hay aviso o marca 120, se mantiene la regla general.

Importante matiz. Por ahora se habla de permitir 150 km/h a determinados vehículos y en momentos puntuales. La letra pequeña de qué se entiende por determinados vehículos no ha sido detallada, así que toca esperar a que el proyecto defina criterios y requisitos. En cualquier caso, el principio es el mismo. Si la señal lo autoriza, no hay multa por circular a la velocidad indicada. Si no lo autoriza, volvemos al 120 de siempre.

Qué mira la inteligencia artificial antes de darte luz verde

El sistema no tira de corazonadas. Analiza variables objetivas que inciden en la seguridad. Entre ellas destacan la densidad de tráfico, la visibilidad disponible, el estado del asfalto y las condiciones meteorológicas. Además, el proyecto contempla evaluar patrones de conducción detectables por los sistemas de monitorización. El resultado es una fotografía dinámica de la seguridad del tramo en cada instante.

Cuando esa fotografía sale redonda, el sistema emite la orden y el límite se actualiza en los paneles. Si el tráfico se espesa, si la lluvia aparece o si el asfalto deja de ofrecer garantías, la velocidad vuelve a bajar. Aquí la IA no es un fin, es una herramienta para tomar decisiones con más información y menos improvisación.

Seguridad y legalidad por delante

Conviene recordar el marco actual. En España el límite máximo en vías rápidas para turismos y motos es 120 km/h. La DGT lo repite y lo exige. Este proyecto no cambia esa norma de forma general. Lo que plantea es una excepción controlada y señalizada, apoyada en tecnología, que se aplicaría solo cuando la seguridad lo respalde. Es justo lo contrario de un cheque en blanco. Es una gestión dinámica del riesgo.

Hoy por hoy solo existe una excepción real a la regla del 120. Ciertos vehículos utilizados por los fabricantes para ensayos pueden circular hasta 150 km/h en condiciones muy reguladas. Lo que se explora ahora es abrir una ventana similar de forma temporal para la circulación ordinaria, aunque con criterios muy estrictos y bajo supervisión continua.

Qué se gana elevando el límite en momentos puntuales

Elevar el límite a 150 km/h en circunstancias ideales puede aportar fluidez y coherencia con el nivel técnico de los coches modernos. Muchos vehículos actuales frenan mejor, agarran más y ayudan al conductor con sistemas avanzados. Si el tramo está despejado y la visibilidad es plena, permitir un poco más de velocidad reduce diferencias entre conductores, acorta tiempos de viaje y puede mejorar el ritmo del tráfico sin disparar el riesgo.

La clave está en no forzar la máquina cuando el entorno no acompaña. Por eso mandan los datos y no las ganas. Si la carretera se complica, el límite cae. Si todo pinta bien, se premia la situación con un margen extra. Es una cultura de velocidad contextual, no una invitación a correr por correr.

Europa ya mira en esa dirección

No somos los primeros en coquetear con la idea. En la República Checa ya se permite circular a 150 km/h en un tramo de unos 60 kilómetros de la autopista D3 entre České Budějovice y Tábor. Francia e Italia, con límites generales de 130 km/h, también estudian fórmulas de aumento condicionado. No es una moda pasajera. Es el resultado de combinar infraestructura mejorada, coches más capaces y gestión inteligente del tráfico.

Y si no quiero ir a 150

La señal autoriza, no obliga. Podrás seguir a 120 si te sientes más cómodo. Lo que no podrás es superar el límite que marque el panel. En otras palabras, si indica 150 puedes ir a 150, a 130 o a 120. Si indica 120, 120 es el techo. Igual que siempre.

Qué falta por saber y qué podemos esperar

Es un proyecto en fase de estudio. Quedan por definir los criterios exactos, la tipología de vehículos autorizados y el calendario de pruebas. También habrá que ver cómo se comunica al conductor, cómo se coordina con la vigilancia y qué métricas se usarán para medir su éxito. Si la experiencia funciona, podría replicarse en otros tramos con condiciones similares. Si no aporta seguridad y fluidez, se quedará en un intento más.

Lo importante es que por primera vez en España se abre la puerta a una gestión flexible de la velocidad que, bien aplicada, puede sumar seguridad y eficiencia. Si ves 150 en la AP-7 de El Vendrell no será un error del panel ni un truco de cámara. Será la inteligencia artificial diciendo que las cosas, por fin, están para ir un poco más deprisa, sin perder la cabeza ni la carretera.