BMW estira la vida del M4: seguirá a la venta hasta casi 2030, también el Cabrio

Hay deportivos que se resisten a bajar la persiana y luego está el BMW M4, que ha decidido quedarse de after. Si estabas esperando a que la fiebre por los SUV y las nuevas plataformas eléctricas borrasen de un plumazo a los coupés de toda la vida, más te vale coger asiento. El M4 tiene cuerda para rato y no solo en su versión cerrada. El Cabrio también seguirá en catálogo más tiempo del que muchos imaginaban.
La noticia tiene miga. BMW ha optado por alargar la vida comercial de su M4 casi hasta el final de la década. En un contexto en el que el fabricante está metiendo una inversión monumental en la llegada del nuevo lenguaje de diseño y tecnología de la familia Neue Klasse y en unas puestas al día de mitad de ciclo bastante profundas, el margen para hacer experimentos con gaseosa es escaso. La estrategia es clara. Se recortan líneas poco rentables, se focaliza el presupuesto y se protege lo que funciona. Y el M4 funciona, y cómo.
Para que quede claro, no hablamos solo del coupé. A pesar de que el descapotable es todavía más de nicho y que en Europa las ventas son simbólicas, el M4 Cabrio también seguirá vivo. Es una decisión que, desde fuera, puede sorprender. En la práctica, tiene todo el sentido. Un M4 mantiene alta la llama emocional de la marca mientras llegan las berlinas y SUV eléctricos de la nueva hornada. Y a nivel de ingeniería, alargar su vida permite amortizar plataformas, cadenas de suministro y componentes que ya están más que pagados.
A todo esto, la versión que sirve de estandarte es la que todos tenemos en la cabeza. El M4 CS es pura dinamita y un reclamo perfecto para mantener la conversación donde BMW quiere. Comportamiento afinado, estética agresiva y esa sensación de coche especial que te pone la piel de gallina incluso con el contacto quitado. Es el póster en la pared que justifica que el resto de la gama respire.
Claro que toda prolongación tiene una cara B. Si el M4 se queda, otros se van. En Múnich ya han puesto fecha de caducidad a dos nombres ilustres. El Serie 8 recibe una sentencia que sabe a final de ciclo y el X4, a pesar de sus buenos números, apunta a despedida. Lo siento, amantes de los gran coupés XXL y de los SUV de perfil deportivo. La aritmética manda y a veces el corazón pierde la partida. No es la primera vez ni será la última.
Volvamos a lo importante. ¿Qué significa para el cliente que el M4 se mantenga vivo hasta casi 2030? Para empezar, estabilidad. Si te planteas uno, no vas a entrar en un ciclo de producto agonizante. Habrá vida, probablemente con pequeñas actualizaciones para mantenerlo fresco. Ajustes de equipamiento, retoques de software, quizá alguna edición especial para celebrar aniversarios y mantener el deseo encendido. Nada de revoluciones innecesarias, pero sí mimos de los que marcan la diferencia.
Desde el punto de vista industrial, estirar la vida del M4 es un movimiento conservador con resultados contundentes. Los costes variables están controlados, los proveedores conocen el ritmo y los procesos están afinados. En un entorno donde cada nuevo faro matricial y cada módulo de infoentretenimiento conectado dispara la factura, tener un producto maduro y deseable es un alivio para el Excel.
También hay lectura de marca. En los años que vienen, BMW quiere que asociemos sus eléctricos con innovación y eficiencia, pero sin soltar la mano del dinamismo que ha construido su identidad. El M4 actúa como puente emocional. Recuerda de dónde viene la casa y garantiza que el apellido M no se convierte en un simple paquete estético. La coexistencia de iconos de combustión y la ofensiva eléctrica ayuda a que la transición sea menos traumática para el aficionado y más rentable para el fabricante.
¿Y el mercado cambia tanto como para justificarlo? Sí y no. Sí, porque la presión regulatoria y el avance del coche eléctrico son el nuevo estándar. No, porque el cliente que quiere un deportivo serio de gasolina no ha desaparecido. Es un público más selecto, consciente de que quizás esté conduciendo la última gran generación de este tipo de coches. Esa mezcla de escasez relativa y prestigio mantiene la demanda en niveles más que dignos. El M4 encaja como un guante ahí.
Una pincelada más sobre el M4 Cabrio. Que se quede no es capricho. Su existencia aporta imagen, visibilidad y un guiño hedonista que toda marca premium necesita. Además, la infraestructura ya existe. Alargarlo un par de años frente al plan inicial apenas penaliza y suma mucho en escaparate. En días de sol, ese cuatro plazas con techo de lona es un imán de miradas. Y sí, para muchos es un guilty pleasure que no piensa pedir perdón.
Queda una pregunta en el aire, la de siempre. ¿Habrá confirmación oficial al detalle y calendario cerrado? De momento, silencio prudente. En estas decisiones, los fabricantes prefieren mover ficha internamente y comunicar en el momento que más les conviene. Lo relevante ya está sobre la mesa. El deportivo que BMW no quiere jubilar seguirá alegrando configuradores y garajes durante buena parte de lo que nos queda de década.
BMW reduce complejidad donde le duele, destina el grueso del presupuesto a lo que marcará los próximos diez años y, mientras, protege a uno de sus mayores generadores de deseo. Para los que seguimos disfrutando de un buen paso por curva y de un motor con carácter, es una gran noticia. El M4 no cuelga los guantes. Más bien se los ajusta y pide otra ronda.